Estudio revela “muy alto riesgo” de gestación cerca de pozos petroleros
Denver (CO) — Los bebés gestados en la cercanía de pozos petroleros corren “muy alto riesgo” de nacer con problemas cardíacos y pulmonares, según revela un estudio difundido este jueves.
El estudio, realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Colorado en Denver, sostiene que las madres embarazadas que viven cerca de “extensas operaciones de petróleo y gas natural” durante la etapa temprana de su embarazo tienen entre cuatro y siete veces más posibilidades de dar a luz niños con corazones, pulmones o arterias defectuosas.
Aunque el tema ya había sido analizado por otros investigadores, se necesitaba “una nueva y robusta evaluación” para determinar el alcance de la relación entre “proximidad maternal a petróleo y gas” y “nacimientos con defectos cardíacos congénitos (DCC)”, explicó Lisa McKenzie, supervisora del estudio publicado en el número más reciente de Enviroment Internacional.
La simple observación de que “cada vez vemos más niños que nacen con DCC en áreas con alta intensidad de actividades de petróleo y gas natural” no resulta suficiente para establecer la correlación entre una y otra situación, sostiene McKenzie.
Por ello, junto a sus colaboradores analizaron datos de 3.324 nacimientos en Colorado ocurridos entre los años 2005 y 2011 de niños gestados cerca de pozos petroleros, que se compararon con otros 2.860 nacimientos de niños gestados alejados de pozos petroleros.
La conclusión fue clara: “Este estudio provee nueva evidencia de una asociación positiva entre la proximidad material a actividades en pozos de gas y petróleo y varios tipos de DCC, particularmente en áreas rurales”.
El reporte subraya que vivir a menos de 15 kilómetros de operaciones petroleras expone a las personas a “contaminantes peligrosos en el aire, tanto químicos (diésel y benceno, por ejemplo), como no químicos, con resultados perjudiciales para el desarrollo de los embriones si los contaminantes afectan a la madre en los 20 a 60 días desde el inicio de la gestación”.
A la vez, “aún no se entiende totalmente” de qué manera el hecho de que la madre quede expuesta a contaminación ambiental produce defectos cardíacos en el bebé, pero la “evidencia disponible” indica que las células embriónicas se forman de otra manera bajo esas condiciones, tanto en los humanos como en animales.
Por eso, McKenzie y su equipo pidieron que “se continúe realizando investigaciones integrales y rigurosas sobre las consecuencias en la salud de la vida temprana expuesta a actividades de gas y petróleo”.
En febrero de 2017 McKenzie publicó un reporte sobre la conexión de actividades petroleras y cáncer infantil y luego, en abril de 2018, amplió ese reporte para incluir a adultos.
Según el Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental (NIEHS), unos 17,6 millones de personas en Estados Unidos viven a menos de 1,6 kilómetros de pozos petroleros, con 4,5 millones de esas personas en Texas, el estado con el mayor número de actividades petroleras en el país.