Yusnier Viera, el matemático cubano con 21 récords mundiales por calcular qué día cayó cualquier fecha - Los Angeles Times
Anuncio

Yusnier Viera, el matemático cubano con 21 récords mundiales por calcular qué día cayó cualquier fecha

Share via

Más que un día, que un mes, que un año. Más que una capa sucesiva de historias y tiempos.

Para el matemático cubano Yusnier Viera una fecha es, sobre todo, una cuestión de cálculo, una operación de sumas, restas y divisiones, un complejo algoritmo en algún remoto lugar de su cerebro.

Él es un almanaque humano.

Tiene el “poder†de calcular en fracciones de segundos qué cayó o qué día será una fecha cualquiera del calendario.

Puede decir sin titubear que fue un domingo el 13 de julio de 1930 cuando rodó por primera vez un balón en un Mundial de Fútbol, y puede asegurar también que será un domingo el 22 de mayo de 2461, cuando todavía, seguramente, se seguirá jugando fútbol en algún lugar del universo.

Anuncio

La semana pasada fue capaz de calcular el día de 140 fechas de cinco siglos en un minuto.

Cuando sea reconocido próximamente en el libro Guinness de los Récords, lo ubicará nuevamente en un trono que ha conocido varias veces desde 2005: el de la persona que más rápido lo hace en el mundo.

Pero este cubano de 35 años, nacido en Bejucal, un pueblo en las afueras de La Habana, reconoce que no siempre tuvo ese “don†del calendario, que ya lo ha llevado romper récords en 21 ocasiones.

De hecho, asegura en entrevista con BBC Mundo que no se trata de un “donâ€: “Para implantar un récord quizás sí hace falta tener un talento, pero calcular fechas con rapidez basta con mucha práctica y un buen algoritmoâ€.

Los comienzos

Todo comenzó un día de febrero de 2004.

Estudiaba en la Universidad de La Habana y ya la fama de sus dotes para el cálculo se había esparcido por los viejos pasillos de la Facultad de Matemática.

“Unos amigos me comentaron que había olimpiadas de cálculo mental. Empecé a investigar y descubrí que una de las categorías en las que se concursaba era fechas del calendario. A mí me llamó la atención aquello de que se pudiera calcular la fecha en que había ocurrido algo y me dije: pues voy a intentarloâ€.

Dice que desde entonces se obsesionó con las fechas. Comenzó a estudiar durante ocho horas seguidas cada día y, para facilitar las cosas, se creó su propio algoritmo matemático para calcular los días.

“Yo ni siquiera tenía entonces un cronómetro. Tenía que utilizar un reloj digital para contarme el tiempo, calculaba las 20 fechas y luego iba una por una para verificar si había hecho bien el cálculo, algo para lo que hoy hay programas que lo hacen en fracciones de segundoâ€.

“Hay que recordar que a inicios de los 2000 el acceso a internet en Cuba era casi cero. Yo no tuve la posibilidad de investigar cómo otras personas hacían estos cálculos en internet y me tuve que inventar yo mismo mi propio métodoâ€.

En el camino encontró misterios sorprendentes en los ciclos sucesivos de los fechas.

Descubrió, por ejemplo, que cada 400 años todo se repite y que, en ese lapso, siempre hay 97 bisiestos, lo que significa que la cantidad de días que hay en el período es siempre un múltiplo de 7.

Del domingo al sábado, los días se convirtieron para él en números del cero al seis y los meses en otras cifras clave que serían luego sumadas el primer dígito.

“Mi algoritmo es basado en el siglo XXI. El 1 de enero del año 2000 fue sábado. Entonces para mí enero va a ser un 5, porque de esa manera cuando le sume el día 1 me va a dar seis y seis significa sábado para mí. Así con cada mes voy conformando una tabla que llevo en mi cabeza a todo lugarâ€.

Los límites

Pronto se dio cuenta de que el esfuerzo estaba dando resultados: las operaciones matemáticas se le daban cada vez más fáciles y su método era cada vez más efectivo.

De acuerdo con sus estimaciones, ya era capaz de realizar la operación al mismo tiempo que los más rápidos a nivel mundial.

Se sentía listo para la competencia.

Pero se tropezó entonces con el primer obstáculo: dadas las carencias de Cuba, pagarse o encontrar quién le financiara un viaje a Alemania, donde tendría lugar la Olimpiada, se salía de toda matemática.

“Recuerdo que en aquel entonces, para intentar encontrar una ayuda y llamar la atención, inventé la Olimpiada de Cálculo Matemático de la Universidad de La Habana, de la cual fui el primer ganador, pero no logré alcanzar ningún apoyoâ€.

Finalmente, no pudo participar en la de Alemania.

“Pero yo soy una persona que no se da por vencido. Me dije: pues tengo que hacer algo diferenteâ€.

El cruce

Viera recuerda que una conversación familiar entonces fue decisiva.

Después de haber marcado un récord en Cuba su hermano le dijo: “Muy bien, pero hace falta que seas el mejor del mundo. No estás para ser el segundoâ€.

“Fue ahí cuando me dije que tenía que romper un récord mundial. Me comencé a preparar y unos meses después, en 2005, lo logréâ€.

Lo hizo entonces con 42 fechas, casi 100 menos que la nueva marca que impuso 13 años después.

Aún así, asegura que fue el más significativo de toda su carrera: por primera vez en la historia una persona del continente americano conocía la gloria del cálculo de fechas.

Pero también fue el más difícil: su hermano, el que lo había inspirado a llegar allí, murió unos meses antes.

Con el récord mundial en su bolsillo, vio abrirse las puertas de la Olimpiada Mundial de Alemania: los organizadores se ofrecieron a patrocinar su viaje.

La ida a Alemania marcó un parteaguas en su vida.

Salió por primera vez de la isla y se dio cuenta de dos cosas: que podía explotar su potencial y seguir siendo el mejor del mundo en cálculo de fechas y que ya no quería seguir viviendo en Cuba.

El agua por todas partes

“Yo soy una persona que siempre ha querido viajar, conocer el mundo, siempre he sido muy curioso, y sabía que en Cuba eso no lo iba a poder hacer. Al final me di cuenta que todo lo que estaba haciendo era mi forma para poder salir de Cubaâ€, reconoce.

Sobre la isla guarda sentimientos encontrados.

“Yo lo que soy hoy se lo debo a los profesores que tuve en Cuba. Quizás es algo que puede pasarle a cualquier persona en otro lugar del mundo, pero que a mí me pasó allí. Lo que soy hoy, se lo tengo que agradecer a la educación que tuveâ€, afirma.

Pero también “llega un momento en el que sientes que ya no tienes horizontes allíâ€.

“A mí me pasó cuando regresé de Alemania. Salir y ver que las cosas no eran como me la habían contado, que hasta la historia me habían cambiado. Regresar a Cuba es muy difícil, sobre todo cuando te das cuenta que puede que nunca más puedas volver salir, porque es una isla y es muy difícilâ€, explica.

Luego de imponer otros dos récords mundiales y realizar un viaje a México, Viera decidió cruzar a Estados Unidos y no regresar.

El otro lado de las fechas

Después de 14 años, las fechas siguen ocupando un lugar en la rutina cotidiana de su cerebro.

Pero lidiar con tantos días, meses y años en la cabeza, también puede tener su lado oscuro.

“Cuando haces muchas fechas, también tienes muchos recuerdos que les asocias a esos días. Ya estoy un poco más acostumbrado, pero recuerdo que en una competencia me salió el día de la muerte de mi hermano. Y así hay muchas otras que ya no necesito calcular cuándo fueron, porque son fechas que ya llevo marcadas en mi menteâ€.

Pero su buena memoria también tiene ciertas lagunas.

“La mente es selectiva. Yo puedo hacerte un cálculo bien rápido o decirte cuándo va a caer una fecha, pero casi nunca me acuerdo dónde dejé las llaves del carroâ€.

Hoy, con 21 récords mundiales de cálculos de fechas en su cuenta, Viera asegura que su camino no nada tiene de extraordinario.

“Esto lo puede hacer cualquier persona, lo que preferimos buscar una excusa cuando creemos que no podemos hacer algoâ€.

“Pensamos que estos cálculos solo lo puede hacer un autista o una persona rara que haya nacido con esa capacidad. Y con tal de ponernos esas limitaciones, nos volvemos a nosotros mismos incapaces de llegar a nuestras metras. Yo nunca me he puesto un límite. Siempre he creído que cuando uno quiere hacer algo, lo lograâ€.

Anuncio