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Las Fallas de Valencia muestran lo que hace que la fiesta sea Patrimonio de la Humanidad

A pesar de la lluvia, la ciudad de Valencia, en el litoral español, se prepara para celebrar el festival de las Fallas con la instalación de sus grandes monumentos artísticos que se quemarán en el último día de la fiesta.

A pesar de la lluvia, la ciudad de Valencia, en el litoral español, se prepara para celebrar el festival de las Fallas con la instalación de sus grandes monumentos artísticos que se quemarán en el último día de la fiesta.

(Juan Carlos Cárdenas / EFE)

Las tradicionales fiestas españolas de las Fallas, donde se queman grandes esculturas alegóricas de madera y cartón piedra, se estrenan este año como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad con el reto de proteger los valores de tradición, participación y artesanía que tienen.

La fiesta de las Fallas de Valencia del 2017 estrenan el título de Patrimonio Cultura. En la imagen el remate de la gigantesca Falla Sueca - Literato Azorín de la sección especial.

La fiesta de las Fallas de Valencia del 2017 estrenan el título de Patrimonio Cultura. En la imagen el remate de la gigantesca Falla Sueca - Literato Azorín de la sección especial.

(MANUEL BRUQUE / EFE)

Esta fiesta, una de las más populares de España que se celebra del 15 al 19 de marzo en la ciudad mediterránea de Valencia, consiguió el reconocimiento de la Unesco el 30 de noviembre de 2016 en Addis Abeba.

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Los promotores de las Fallas mostraron a los jueces internacionales su esencia: un ritual festivo dedicado al fuego transmitido a través de las generaciones, con tradiciones que han perdurado durante siglos, con un gran componente artesanal, y donde se involucra a toda la ciudad y se crea un sentimiento colectivo.

Valencia ya luce lista para celebrar las Fallas, su tradicional semana de fiestas en honor al santo patrón de la ciudad, el carpintero san José.

Valencia ya luce lista para celebrar las Fallas, su tradicional semana de fiestas en honor al santo patrón de la ciudad, el carpintero san José.

(MANUEL BRUQUE / EFE)

La ciudad se decora con grandes esculturas (fallas) llenas de creatividad, color e ingenio, que representan con ironía a personas, hechos destacados de la actualidad o escenas costumbristas.

La fiesta comienza el próximo miércoles, pero desde hace unos días las fallas ya se han están plantando -como se llama en Valencia a la instalación de los conjuntos escultóricos- en toda la ciudad.

Este año se mostrarán 770 monumentos falleros, en los que se han invertido 6.97 millones de euros (más de 7 millones de dólares) que arderán la noche del 19 de marzo, excepto uno, que será indultado y pasará al museo que acoge a los privilegiados de cada año.

Imagen de archivo de la noche de La Cremá, el último día de la fiesta de Las Fallas de Valencia, en el que se queman las más de 700 estructuras artísticas que se instalan en la ciudad en honor a san José.

Imagen de archivo de la noche de La Cremá, el último día de la fiesta de Las Fallas de Valencia, en el que se queman las más de 700 estructuras artísticas que se instalan en la ciudad en honor a san José.

(RAMON ESPINOSA / AP)

En la fiesta tampoco falta la música y la pirotecnia, con múltiples explosiones de petardos y fuegos artificiales que atronan a todas horas y en cualquier parte de la ciudad.

En su camino para ser Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Unesco, las Fallas recogieron el apoyo de multitud de sectores económicos e instituciones privadas y públicas, ya que son un motor social, económico y cultural de Valencia.

No obstante, esta fiesta también tiene sus opositores, como colectivos antitaurinos -las Fallas cuentan con un extenso ciclo de corridas de toros- y organizaciones vecinales que se quejan del caos circulatorio que vive la ciudad con cientos de calles cortadas al tráfico o el ruido de la música hasta altas horas de la madrugada.

Con el título ya de Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad, las autoridades tienen el reto de proteger la singularidad de la fiesta y darle más visibilidad internacional, sin perder su sello tradicional.

En este sentido, el Ayuntamiento de Valencia trabaja en un Plan Estratégico que incluye un estudio del impacto económico, social, turístico y ambiental de una fiesta que no es patrimonio exclusivo de los falleros sino de toda la sociedad valenciana y, ahora, de toda la humanidad.

Las Fallas tienen un importante impacto económico en Valencia, ya que en cinco días reúne a un millón de visitantes, que se suman a los más de 800000 habitantes de la ciudad.

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