El secretario de Estado quiere visitar China “en un futuro cercano”
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Washington — El secretario de Estado, Rex Tillerson, mostró hoy su interés en visitar China “en un futuro cercano” y apostó por consolidar “una relación económica mutuamente beneficiosa”, ahora que han comenzado a limarse las tensiones que generó en los lazos bilaterales la llegada al poder de Donald Trump.
Tillerson se reunió en Washington con el consejero de Estado chino, Yang Jiechi, arquitecto de la política exterior del gigante asiático y quien este lunes mantuvo también un encuentro informal con el presidente Trump.
“El consejero de Estado (chino) invitó al secretario de Estado a visitar Pekín, y el secretario (Tillerson) le dio las gracias y le indicó su interés de hacer esa visita en un futuro cercano”, dijo el portavoz en funciones del Departamento de Estado, Mark Toner, en un comunicado tras la reunión.
Tillerson y Yang “reafirmaron la importancia de una relación bilateral constructiva y de mantener contactos regulares de alto nivel entre Estados Unidos y China”, indicó el portavoz.
Ambos “conversaron sobre la importancia de mejorar y mantener una relación económica mutuamente beneficiosa entre las dos mayores economías del mundo” y abordaron “áreas de interés común, incluidos los programas nucleares de Corea del Norte”, agregó Toner.
Yang viajó a Washington invitado por la Casa Blanca y este lunes saludó a Trump de manera informal después de mantener un encuentro con el asesor de seguridad nacional del presidente, H.R. McMaster, el asesor presidencial Jared Kusher (yerno del mandatario), y el estratega jefe de la Casa Blanca, Steve Bannon.
“Fue una oportunidad para empezar un diálogo”, explicó este lunes el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.
La visita de Yang llega tres semanas después de que Trump y el presidente chino, Xi Jinping, mantuvieran una llamada telefónica que fue clave para bajar la temperatura en la relación entre las dos potencias.
En ese contacto, Trump se comprometió a respetar la política de “una sola China”, que Pekín impone como base de sus lazos con cualquier país y que significa que el único Gobierno chino al que debe reconocer Washington es el de Pekín, lo que le aleja de las aspiraciones independentistas de Taiwán.
Trump trató así de dejar atrás la indignación que había generado en Pekín su llamada telefónica de noviembre con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, y comenzar una relación pragmática con China, uno de los países a los que más criticó durante la campaña electoral.
El presidente ha asegurado, no obstante, que sigue preocupado por la “devaluación de la divisa” de China, país al que acusa de manipular la moneda para favorecer sus exportaciones.