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Un concurso como ningún otro: ‘¿Se imagina a Miss USA o Miss Universo descuartizando una oveja?’

Adults and children stand the shade of a tree.
Integrantes de la comitiva de Miss Nación Navajo se reúnen con niños de jardín de infancia en la escuela Hilltop Christian School en Tse Bonito, Nuevo México, donde dejaron desinfectante para manos, mascarillas y otros suministros. De izquierda a derecha: Oshkaillah Lakota Ironshell, la ganadora de 2019 Shaandiin Parrish, Niagara Rockbridge y la voluntaria del concurso MyKaiah Charley.
(David Kelly / For The Times)

El 69º concurso anual de Miss Nación Navajo comenzó un lunes poco antes de las 7 de la mañana con tres mujeres jóvenes con vestidos largos y coloridos junto a un trío de ovejas atadas y balando.

Las concursantes daban palmaditas a los animales con pequeñas ramas de pino, bendiciéndolos.

“Empecemos con la carnicería”, dijo el maestro de ceremonias.

Las mujeres sacaron cuchillos, agarraron a las ovejas por la barbilla y las degollaron. La sangre se derramó en el suelo.

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El certamen es un concurso como ningún otro. En un momento en el que el modo de vida tradicional está en declive, la competencia pretende mostrar un profundo conocimiento de la cultura, las costumbres y la lengua navajo junto con las habilidades necesarias para prosperar en el mundo moderno.

Tras cancelar el concurso de seis días de duración el pasado otoño a causa de COVID-19, que ha causado la muerte de más de 1.400 de los casi 200.000 residentes de la reserva, los líderes tribales lo resucitaron a principios de septiembre, manteniendo al público fuera, pero dando la bienvenida a determinados periodistas y a un equipo de video navajo que transmitió el certamen en vivo en YouTube y Facebook.

Reunidas dentro de una carpa blanca, las concursantes tenían una hora para matar, desollar y destripar la oveja, 30 minutos para limpiar los intestinos y 20 minutos para cortar la carne.

People stand over a sheep.
Niagara Rockbridge bendice una oveja antes de la competencia de carnicería en el 69º concurso anual de Miss Nación Navajo.
(David Kelly / Para The Times)

Shandiin Yazzie, de 25 años, luchó para cortar la piel de oveja.

“¡Médico!”, gritó, después de cortarse un dedo. Se lo vendaron, pero luego requirió cinco puntos de sutura. Siguió cortando.

Una de sus dos competidoras, Oshkaillah Lakota Ironshell, de 19 años, desolló el vientre de su oveja, separando metódicamente la piel de la carne.

Mientras las mujeres trabajaban, tres jueces las rodearon con tablillas sujetapapeles y las acribillaron con preguntas. ¿Por qué cortaste aquí? ¿Para qué se utiliza esta pieza?

Niagara Rockbridge, de 22 años, conocía todas las respuestas. En 45 minutos, muy por delante de las otras dos competidoras, había desollado y eviscerado a su oveja y estaba limpiando los intestinos.

“Miss Nación Navajo es la mujer navaja por excelencia”, dijo. “Es el concurso definitivo porque realmente pone a prueba la fuerza interior y exterior de la concursante. ¿Se imagina a Miss USA o Miss Universo descuartizando una oveja?”.

El primer concurso de Miss Nación Navajo, celebrado en 1952 como parte de la Feria de la Nación Navajo, contó con la asistencia de miles de personas. Rápidamente se convirtió en un evento anual.

A menudo había más de una docena de concursantes, que eran juzgadas por su apariencia con vestimenta tradicional. El público elegía a la ganadora.

“Un individuo tomaba un sombrero de vaquero y se paraba detrás de una joven y le ponía el sombrero sobre la cabeza”, dijo Sophina Shorty, quien ganó en 1988 y sirvió de comentarista para la transmisión de este año.

“La que recibía el aplauso más fuerte era la ganadora”.

En aquel entonces, antes de que hubiera muchos supermercados en la reserva, la carnicería era una habilidad común y se hablaba mucho el navajo.

A medida que el idioma y las tradiciones empezaron a desaparecer, el certamen adquirió un nuevo significado y urgencia.

En una sociedad matrilineal en la que se venera a las mujeres como guardianas del conocimiento, Miss Nación Navajo pasó a representar los ideales de la feminidad tradicional.

“Las mujeres tienen una posición respetada en nuestra cultura”, dijo Sunnie Clahchischiligi, miembro de los navajos y periodista. “No solo dan vida, sino que perpetúan la vida y el conocimiento para nosotros”.

A lo largo de los años, se agregaron más eventos, como el tejido de alfombras y cestas, el conocimiento del idioma, la preparación de comida tradicional y un concurso de entrevistas de negocios.

“Muchos de los que murieron eran nuestros guardianes del conocimiento y la sabiduría. Hemos perdido vidas, pero aún tenemos fuerza dentro de nosotros. Quiero ayudar a preservar y revitalizar nuestro idioma y nuestro modo de vida tradicional”.

— Niagara Rockbridge

La incorporación de la matanza de ovejas en 1996 fue un guiño a la importancia del animal en la cultura navajo. Además de la lana, la carne y la leche que proporcionan, las ovejas ocupan un lugar destacado en las canciones, oraciones y ceremonias sagradas de los Dineh, el pueblo, como se llaman a sí mismos los navajos.

Pero son pocos los jóvenes que aprenden a sacrificar una oveja de 70 libras, y este requisito es una de las principales razones por las que hay menos mujeres que compiten. Las concursantes deben ser solteras y tener entre 18 y 25 años.

En 2019 solo se presentaron dos. Los organizadores agradecieron las tres de este año.

Yazzie, quien asistió a una escuela de inmersión en idioma navajo, canta en una banda de punk rock y en 2019 interpretó el papel de mamá tiburón en la versión en lengua navajo de la exitosa canción infantil “Baby Shark”. Se describe a sí misma como una “mujer Dineh bisexual y queer”.

Con planes de convertirse en abogada, le apasiona Black Lives Matter, el tema de las personas sin hogar y el trabajo que realiza para reducir la violencia en la reserva.

“Veo esto como una oportunidad para hablar sobre estos temas”, dijo.

Durante la pandemia, repartió comida por toda la reserva a personas enfermas de COVID-19.

“Algunas familias no tienen agua para lavarse las manos, y varios lugares no tenían electricidad para hacer funcionar un ventilador”, expuso.

Rockbridge, que trabaja con su padre en su negocio de electricidad, aire acondicionado, calefacción y plomería, creció criando ovejas y caballos con su familia. En casa se hablaba navajo, y las creencias y canciones tradicionales formaban parte de la vida. Su abuela le enseñó a ser carnicera.

Rockbridge ganó su primer concurso a los 5 años y siguió triunfando en los 10 en los que participó. La pandemia la motivó a buscar el título de Miss Nación Navajo.

“Muchos de los que murieron eran nuestros guardianes del conocimiento y la sabiduría”, dijo. “Hemos perdido vidas, pero aún tenemos fuerza dentro de nosotros. Quiero ayudar a preservar y revitalizar nuestro idioma y nuestro modo de vida tradicional”.

Ironshell fue criada como cristiana y no estuvo inmersa en la lengua navajo. Su padre, un sioux lakota, no tenía hogar. Ella lo llamaba habitualmente a los albergues para asegurarse de que estuviera a salvo. Hace dos años, murió.

Recordó su última conversación.

“Me dijo: ‘Sé fuerte y aprende tu cultura Dineh’”, relató. “Eso es lo que estoy haciendo. Se necesita mucho para ser una mujer Dineh”.

Un mes antes del certamen, su madre contrató a un profesor para que le enseñara a hacer la carnicería. Ironshell colgó fotos de partes de ovejas en su pared y las memorizó.

Una vez terminada la carnicería, las concursantes encendieron fogatas e hirvieron ollas de té navajo hecho con hierbas locales. Cocinaron comida tradicional: calabaza y maíz, goulash de hígado salteado e intestinos de la oveja que habían matado.

Los jueces comieron y tomaron notas.

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Shandiin Yazzie prepara comida tradicional navajo para los jueces.
(David Kelly / Para The Times)

Los cuatro días siguientes fueron un torbellino de actuaciones, reflexiones, servicios públicos y reuniones con funcionarios navajos.

En un momento dado, cada una de las concursantes tuvo que responder a 10 preguntas en el escenario del auditorio del Museo de la Nación Navajo.

Describe la relación de la tribu con Estados Unidos. ¿Cómo afectan los casinos indios a los Dineh? ¿Cómo aumentarías el uso de la lengua y la cultura Dineh?

Se le preguntó a Yazzie sobre el impacto de la violencia doméstica en la comunidad. Miles de mujeres y niñas han sido denunciadas como desaparecidas o asesinadas en las reservas de todo el país, incluida esta, donde la pobreza, el alcoholismo y la drogadicción siguen siendo problemas graves.

“Lo he visto, lo he sufrido, y sé que muchas de mis amigas han sido parte de la violencia doméstica”, dijo. “Aquí no hay refugios para mujeres maltratadas”.

“El trauma es una de las cosas de las que nunca hablamos debido a las enseñanzas navajo de que, pase lo que pase, no se habla de ello, se deja en el pasado”, expuso. “Hay muchos traumas sin tocar que debemos abordar”.

Sobre el tema de los casinos indios, Rockbridge dijo que es un error pensar que todos los nativos americanos reciben un pago individual de los casinos.

“Eso va a nuestras empresas, a nuestros fondos fiduciarios... para ayudar a todos en la nación”, manifestó. “Los casinos indios se utilizan como un estimulante económico... a fin de que podamos crear riqueza generacional para nuestro pueblo. Algunos pueden no estar de acuerdo... pero los casinos indios están funcionando, así que si no está roto, no lo arregle”.

Ironshell tuvo problemas con las preguntas, declinando responder a cerca de la mitad de ellas, pero ganando el apoyo de algunas de las decenas de miles de personas que la veían por Internet.

“Tal vez la mujer que pueda responder a estas preguntas debería postularse para la presidencia de la Nación Navajo”, escribió en la sección de comentarios una persona que veía el evento en YouTube.

En otra sesión, Rockbridge subió al escenario con pantalones vaqueros, un cinturón de herramientas y un taladro. Un tablero vertical sostenía dos cajas de interruptores azules, cables y una luz.

“Ahora voy a demostrar cómo se cablea un enchufe, un interruptor y al final encenderé una luz”, dijo.

El taladro emitió un gemido en el silencioso auditorio. Conectó los cables, encendió la luz y anunció: “Ya tienen electricidad”.

El talento de Yazzie era cantar. Cantó algunas estrofas del éxito de 1974 “Come and Get Your Love” del grupo Redbone, seguido de “Bad Moon Rising” de Creedence Clearwater Revival.

Para el concurso de talentos y habilidades tradicionales, Rockbridge cantó una canción Navajo sobre el maíz. Yazzie mostró alfombras que había tejido. Ironshell bailó.

Sin embargo, cuando llegó el momento de responder preguntas en navajo, Ironshell permaneció en el escenario con los ojos cerrados.

El idioma es famoso por su dificultad, con tonos y oclusiones glotales que no se encuentran en el inglés. El ejército estadounidense creó un código basado en esta lengua durante la Segunda Guerra Mundial. Un grupo de marines navajos que servían en el Pacífico, conocidos como hablantes del código navajo, transmitieron mensajes utilizando el código, y los japoneses nunca lo descifraron.

Cuando llegó la primera pregunta, Ironshell no dijo nada. Pasaron los segundos. Finalmente, abandonó el escenario y no regresó, diciendo más tarde que la ansiedad la había vencido.

Dottie Lizer, esposa del vicepresidente de la Nación Navajo, Myron Lizer, dijo a los espectadores que ella tampoco creció hablando navajo.

“Me crié en un hogar cristiano”, dijo, con la voz quebrada por la emoción. “Eso no significa que no ame mi cultura o mi idioma. Así que tengan un poco de compasión por ella”.

Miss Nación Navajo es un empleo gubernamental remunerado de un año de duración que se desempeña en la oficina del presidente como embajadora de cultura y buena voluntad. Recibe una casa en Window Rock, la capital de la tribu, así como un pequeño personal administrativo, una beca universitaria y un automóvil con conductor cuando están disponibles.

La ganadora de 2019, Shaandiin Parrish, visitó las 110 casas capitulares (centros de gobierno local) de la reserva de 27.000 acres, que se extiende por partes de Arizona, Nuevo México y Utah.

Cuando se canceló el concurso el año pasado, se le pidió a Parrish que sirviera un segundo mandato, pasando gran parte de su tiempo repartiendo comida, mascarillas y guantes, siempre con mocasines, un vestido tradicional de terciopelo, pesadas joyas y su banda y corona.

“Nunca dudé”, dijo. “Estoy mucho más segura y confiada en quién soy y de lo que llegaré a ser después de dos años de ponerme al servicio de mi pueblo”.

Se reunió con las tres concursantes en el Latte Abini Coffee, de propiedad local, en un día reservado para que aprendieran el trabajo. Los clientes pidieron inmediatamente tomar fotos.

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Shaandiin Parrish, quien ganó el concurso en 2019, firma carteles en el exterior de la Casa Capitular de Coyote Canyon.
(David Kelly / Para The Times)

“Son la personificación de lo que debería ser una mujer navajo”, dijo Kaylynn Tsosie, que había estado viendo el certamen en línea. “Y tienen que hacerlo con toda esta indumentaria. Como mujer navajo, puedo decirle que esos vestidos no son transpirables con este clima”.

La temperatura ambiente era de 97 grados.

Después del café, las mujeres se dirigieron a conocer a Pearl Yellowman, quien dirige la División de Desarrollo Comunitario de la tribu.

“Cuando viajas por esta tierra como lo hizo Shaandiin, llegas a comprender por qué algunas personas no tienen electricidad ni agua corriente ni baños”, dijo. “Hoy hemos celebrado que 25 casas han recibido electricidad, y mañana abriremos un asilo de ancianos”.

Poco después de la visita, Yazzie empezó a sentirse mal, fue llevada a un hospital y tratada por agotamiento por calor y deshidratación.

Las demás dejaron un árbol de Navidad artificial en una caja en un programa local de Head Start antes de ir a la escuela Hilltop Christian School para distribuir desinfectante para manos, mascarillas y guantes.

La comitiva entró en una clase de quinto y sexto grado, donde Parrish explicó el cargo de Miss Nación Navajo.

Un niño preguntó: “¿Cuánto pesa tu corona?”

“4.3 libras”, respondió.

Otro niño le preguntó si tenía una limusina.

“A veces me toca viajar con los directivos del presidente, y tienen un todoterreno negro”, dijo Parrish.

“¿Es un Cadillac?”, preguntó el estudiante.

“Es un Chevy”.

Al entrar en la clase de preescolar de Norma Nelson, los alumnos cantaron “Jesus Loves Me” en navajo. Rockbridge los instó a seguir aprendiendo su idioma.

Se hacía tarde y había más cosas que hacer. Las mujeres, menos Yazzie, que todavía se estaba recuperando, se dirigieron a la remota Casa Capitular de Coyote Canyon.

Allí, al otro lado de la carretera, frente a los restos de un antiguo puesto comercial, montaron una carpa con el logotipo de Miss Nación Navajo y se prepararon para recibir a los residentes.

Los autos se detuvieron inmediatamente y se formó una fila. Parrish se sentó en una mesa para firmar carteles de sí misma.

“Gracias por cuidar de nosotros durante dos años”, dijo Valentina Benallie, quien recibió carteles para sus nietos.

People on a stage.
Niagara Rockbridge es coronada Miss Nación Navajo 2021. A su lado, la ex ganadora del concurso, Shaandiin Parrish.
(David Kelly / Para The Times)

El sábado, las concursantes entraron en el auditorio por última vez.

Los familiares se sentaron en los asientos designados. Todos llevaban mascarilla.

“Mostraron todo su talento, se sometieron a una tremenda presión y nunca flaquearon”, dijo el presidente de la Nación Navajo, Jonathan Nez, a los espectadores. “Incluso aprendí nuevas formas de carnicería y hasta me lancé a izar una oveja. También recibí comentarios: ‘¿Se manchó el traje de sangre?’”.

Las concursantes permanecieron en silencio mientras Parrish se despedía y Alfreda Lee, de la Oficina del Auditor General de la tribu, llevaba los resultados al podio.

“La segunda finalista es Oshkailiah Ironshell”, dijo.

“La suplente es Shandiin Yazzie”, dijo Lee.

Cada una de ellas recibió un fuerte aplauso, así como alfombras, mocasines y joyas.

“Y la ganadora de Miss Nación Navajo”, dijo Lee, “es Niagara Rockbridge”.

Se desveló una nueva corona que representa a las deidades femeninas de los navajos, como la Mujer Concha Blanca y la Mujer Araña. Parrish la colocó en la cabeza de Rockbridge.

Después de dos años de trabajo para combinar lo moderno y lo tradicional, se marchó a la Universidad Estatal de Arizona para obtener una maestría en negocios. Ahora era el turno de Rockbridge.

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