‘Recargo misterioso’: Por qué los precios de la gasolina en California son tan altos y varían tanto
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Alguien llena su Toyota Camry en una gasolinera en el condado de Los Ángeles, hogar de seis refinerías de petróleo que bombean más de un millón de barriles por día, casi el 60% de la capacidad total en California. Con tanto petróleo tan cerca de casa, se podría pensar que el combustible sería bastante barato.
Se equivoca. Con el costo promedio en el condado de $5,87 por galón casi tres semanas después de que Rusia invadiera Ucrania, un tanque lleno costaría $92,74.
Ese mismo tanque en el pequeño condado de Yuba, a unas 60 millas al norte de Sacramento, sin refinerías y con solo 82.000 residentes, costaría en promedio casi $6 menos. Las diferencias son más marcadas entre California y otros estados, e incluso pueden variar mucho de una cuadra a otra.
Ningún factor impulsa estas amplias diferencias en el precio de la gasolina, pero los valores de la tierra son muy importantes en la ecuación en California. Una combinación de las fuerzas del mercado, las diferencias locales y las prerrogativas empresariales también determinan los precios de una estación de servicio a la siguiente, o de un condado al otro.
Los dueños de gasolineras, al igual que otros propietarios de negocios, son libres de cobrar lo que quieran, siempre y cuando no se involucren en prácticas ilegales, como la fijación de precios o la especulación. Las estrategias de marca y precios a menudo entran en juego en esta etapa, señaló Patrick De Haan, jefe de análisis de petróleo de GasBuddy.
De hecho, los legisladores, los defensores de los consumidores y los investigadores estatales están escudriñando la supuesta fijación de precios en California y qué impacto puede tener esa práctica ilegal en el valor que pagan los consumidores por la gasolina en algunas estaciones de marca.
Algunos de los muchos factores que definen los costos en la bomba son más mundanos. Los cambios rápidos en el precio mayorista que pagan las estaciones de servicio pueden tener un impacto, cuando sus rutinas de compra no se mantienen al día, consideró De Haan.
“Las estaciones generalmente llenan sus tanques subterráneos cada tres o cinco días. Cuando los precios mayoristas varían diariamente y los mercados de energía están en constante movimiento, hay una amplia brecha en lo que pagan las propias estaciones”, destacó en un correo electrónico.
Además, están los precios de los terrenos. La estación Chevron ubicada en 16801 Ventura Blvd., en Encino, cobraba $6.49 por un galón de gasolina regular sin plomo el miércoles por la tarde. A menos de dos millas de distancia, en Savings de 18076 Ventura Blvd., un galón costaba $5.49. “Encino es difícil para los negocios”, reflexionó Mike Shahri, quien trabaja en la estación Chevron. “La propiedad inmobiliaria aquí es más cara que en muchas otras áreas”.
Un tema relacionado es la conveniencia. Muchos consumidores están dispuestos a pagar un poco más por galón si eso significa evitar un giro en U en una intersección concurrida o no salirse de su camino, indicó Leo Feler, economista sénior del UCLA Anderson Forecast. Ofrecer un servicio especializado o ser la única opción en la ciudad también puede mantener los precios elevados, mientras que la existencia de muchas estaciones competidoras puede reducir el valor de la gasolina en un área determinada.
En el otro extremo del espectro, los eventos internacionales juegan un papel clave, incluso cuando aún no han agotado las reservas nacionales o causado otras crisis significativas, destacó Feler. “Han pasado menos de dos semanas de sanciones a Rusia... y los precios de la gasolina ya están aumentando. ¿Cómo puede ser posible?”, se preguntó la semana pasada. “Se debe a que todo es en previsión de precios más altos”.
Además, hay que agregar lo que un economista de energía de UC Berkeley, Severin Borenstein, llama el “recargo de gas misterioso”. Durante más de 20 años, los legisladores de California y los grupos de defensa del consumidor han pedido que se investigue por qué los valores de la gasolina en California son consistentemente más altos que en otros estados, incluso después de tener en cuenta las diferencias impositivas y los costos de cumplir con los estrictos requisitos normativos del Estado Dorado.
Más recientemente, gran parte de su atención se ha desplazado a preguntas sobre por qué ciertas estaciones de servicio de marca a menudo cobran más de 30 centavos más por galón que aquellas con nombres menos prominentes.
En abril de 2019, el gobernador Gavin Newsom le pidió a la Comisión de Energía de California que investigara los precios que pagan los conductores en el surtidor. En mayo de 2019, los funcionarios estatales señalaron que la “manipulación del mercado” podría ser la culpable de los precios inflados.
Ese octubre, la Comisión de Energía de California (CCA, por sus siglas en inglés) publicó un informe que destacaba que las estaciones de marca cobran “precios más altos por lo que parece ser el mismo producto” y que “si los competidores deciden fijar precios colectivamente, esto puede ser ilegal”.
El informe, que dejó muchas preguntas clave sin respuesta, instó al Departamento de Justicia de California a iniciar su propia investigación sobre la posible fijación de precios y la publicidad engañosa por parte de las compañías de combustible.
“Es realmente asombroso el lenguaje que se usó [en el informe de la CCA]: están cobrando precios más altos porque pueden; es la misma gasolina, pero no hay nada que puedan hacer al respecto”, comentó el jueves pasado Jamie Court, quien preside el grupo de defensa sin fines de lucro Consumer Watchdog. “Nadie sabe cuánto ganan estos muchachos cuando procesan ese crudo en gasolina”.
Conocer la respuesta a esa pregunta podría ayudar a aclarar por qué los conductores de California pagan un “recargo misterioso por gasolina”, que Borenstein definió en un blog, en febrero de 2020, como “la prima de los precios del combustible en California por encima del resto de EE.UU., DESPUÉS de tener en cuenta el hecho de que tenemos impuestos y tarifas ambientales más altos, y usamos una formulación de gas más limpia”.
Hasta el jueves, comentó Borenstein, el recargo por gas misterioso promedio en California era de 48 centavos. Son 17 centavos más que el recargo misterioso promedio en 2021, pero solo un centavo más que el de diciembre.
Kara Greene, vocera de Western States Petroleum Association, comentó que un promedio de $1.27 de cada galón de gasolina vendido en California se destina a impuestos, tarifas y programas climáticos. De esa cantidad, 10 centavos, aproximadamente, se destinan a los impuestos sobre las ventas estatales y locales, el último de los cuales puede variar ampliamente. “Los municipios van a ser diferentes. Los distintos lugares tienen diferentes impuestos especiales, y ese es el impuesto a las ventas de gasolina”, especificó. “Vivo en Sacramento. Allí hay un impuesto sobre las ventas de gasolina mucho más alto que el que podría tener otra ciudad”.
Borenstein añadió que si bien las cifras del grupo de la industria parecen ser precisas, el misterioso recargo por gasolina es un cargo separado que se aplica además de los impuestos, las tarifas y los costos del programa climático. Y las gasolineras de marca suelen cobrar una cantidad desproporcionadamente mayor que las genéricas en California, lo cual hace que los precios suban aún más. “El diferencial promedio es de siete centavos en otras partes del país, y de 23 centavos entre estaciones de marca y genéricas en California. Esos son datos de hace cinco años, pero aclaran el punto”, comentó en una entrevista, el jueves último.
“Si la gente comprara más y fuera a esas estaciones sin marca”, señaló, “presionaría a las gasolineras de marca para que bajen su precio. Pero los californianos parecen menos dispuestos a hacer eso”.
Poco después de que se publicara el informe de la CCA, en 2019, Newsom le pidió al entonces procurador general del estado, Xavier Becerra, que investigara la supuesta fijación de precios y otras prácticas problemáticas en la industria de suministro de petróleo y combustible.
En ese momento, la oficina de Becerra aseguró que iniciaría una investigación, pero en un correo electrónico enviado a The Times la semana pasada, la procuraduría, ahora dirigida por Rob Bonta, dijo que no podía comentar sobre la investigación ni confirmar su existencia, citando la necesidad de “proteger la integridad”. Court y Borenstein indicaron que se desconoce el estado de la investigación.
En mayo de 2020, la oficina del fiscal general presentó una demanda contra dos empresas de energía, Vitol Inc. y SK Energy Americas Inc. En ese momento, la oficina escribió que las “empresas supuestamente aprovecharon [la] explosión de la refinería de Torrance, en 2015, para lanzar [un] plan para aumentar los precios de la gasolina en todo el estado en su propio beneficio, lo cual, en última instancia, les cuesta más a los consumidores en la bomba”.
En 2020, los consumidores también presentaron una serie de demandas alegando fijación de precios y otras actividades indebidas por parte de las dos empresas y una tercera, SK Trading International Co., que se combinaron en una sola demanda colectiva. Vitol y SK Energy Americas no respondieron a los pedidos de comentarios sobre las querellas.
Borenstein proporcionó algo de contexto sobre el aumento de los precios en su publicación de blog de 2020. Explicó que el misterioso recargo por gasolina apareció por primera vez a raíz de la explosión de 2015 en una refinería de Exxon Mobil, en Torrance -que hirió a cuatro trabajadores y derivó en multas por $566.600 contra el gigante de la energía- y que ha persistido desde entonces.
Antes de la explosión, “los precios de la gasolina en California eran más altos que en cualquier otro lugar de EE.UU., en una cantidad que en promedio reflejaba los impuestos, tarifas y otros factores de costo bien conocidos”, escribió. Los precios de la gasolina se dispararon después de ese evento, pero “a diferencia de los picos anteriores, éste nunca desapareció. En 2015, le costó a los conductores de California $6700 millones adicionales”.
El “problema fundamental” que impulsa tanto los precios elevados de la gasolina de California como la prima en las estaciones de marca, según el Tribunal, es que “cuando hay cinco refinerías que controlan el 96% de la gasolina, no existen muchas opciones […]. Ellos controlan el precio en la bomba”.
El viernes, el senador estatal Ben Allen (D-Santa Mónica) anunció una legislación para exigir a las refinerías que publiquen cuánto pagan por el petróleo crudo, cuánto cuesta refinarlo y las ganancias que obtienen por galón de gasolina que venden.
Durante una conferencia de prensa conjunta con Consumer Watchdog y el California Public Interest Research Group, el viernes por la mañana, Allen, quien redactó el proyecto de ley, dijo que los datos sobre cómo la industria del petróleo y el combustible fijan los precios de la gasolina son “un gran agujero negro”. “A lo que estamos tratando de llegar es a lo que existe detrás de este misterioso recargo”, señaló Allen.
Kevin Slagle, un portavoz de Western States Petroleum Association, destacó en un correo electrónico el viernes que la organización “sigue analizando el proyecto de ley y puede tener objeciones más específicas” en los próximos días. “Cualquier examen de los costos en la bomba”, remarcó, “debe comenzar con una mirada al entorno regulatorio y fiscal de California”.
La esperanza de la legislación, según Court, es que dichos datos ayuden a los funcionarios y observadores a determinar cuántas ganancias obtienen las empresas con los altos precios en la bomba, y potencialmente ayuden a revelar cualquier fijación de precios u otra actividad indebida que pueda estar ocurriendo. También advirtió que “es muy difícil probar un caso de fijación de precios”, pero si se aprueba la legislación y se descubre que las refinerías han obtenido demasiadas ganancias, “podemos recuperarlas con un impuesto a las ganancias excesivas. Podemos hacer muchas cosas si logramos entender cuánto les cuesta producir la gasolina”.
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