El condado de Los Ángeles podría estar al inicio de un aumento repentino de COVID-19 de invierno, según una funcionaria de salud

El condado de Los Ángeles posiblemente esté al inicio de un aumento repentino de COVID-19 de invierno, señaló el jueves su directora de Salud Pública.

Las tasas semanales de casos de coronavirus han aumentado un 33% durante las últimas dos semanas, lo que ha hecho que el condado más poblado del país vuelva al peor nivel de transmisión de coronavirus, de color rojo en los mapas publicados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés).

También están aumentando en el condado de Los Ángeles las hospitalizaciones por COVID-19, las cuales, justo antes del Día de Acción de Gracias, alcanzaron un nuevo mínimo desde que comenzó el incremento repentino de Delta en el verano. Las hospitalizaciones por coronavirus aumentaron un 21% desde el 22 de noviembre, pasando de 551 a 667 hasta el miércoles.

“Prevemos que los incrementos podrían continuar inmediatamente después de nuestras reuniones de Acción de Gracias, pero ya basándonos en las tendencias, estamos viendo los posibles comienzos de un aumento repentino de invierno”, detalló la directora de Salud Pública del condado de Los Ángeles, Bárbara Ferrer.

Otro punto de preocupación fue un ligero aumento de casos de coronavirus entre niños que asisten a las escuelas. En la semana posterior al Día de Acción de Gracias, los casos de coronavirus entre los estudiantes aumentaron a su nivel más alto desde fines de septiembre, informó Ferrer.

“Si, como sospechamos, este incremento en los casos refleja la transmisión que tuvo lugar durante las reuniones festivas, deberíamos considerar esto como una advertencia temprana sobre las próximas festividades de diciembre”, indicó Ferrer. “Eso hace que ahora sea un momento particularmente crítico para vacunar a los niños en edad escolar”.

El jueves, los funcionarios federales abrieron el camino para que el antígeno de Pfizer-BioNTech esté disponible para los jóvenes de 16 y 17 años completamente vacunados.

No se cree que las aulas sean una fuente importante de transmisión del coronavirus debido a medidas como el uso de cubrebocas en interiores. Durante la semana del 4 de diciembre, las escuelas del condado de Los Ángeles tuvieron solo tres brotes en entornos K-12. Un brote se define como una situación en la que ocurren tres o más casos de coronavirus en un contexto escolar y que se cree que están relacionados entre sí.

No se espera que el aumento potencial de este invierno sea tan grave como la marea histórica de enfermedades graves que abrumaron a los hospitales del condado de Los Ángeles el año pasado, comentó Ferrer, dada la cantidad de personas inoculadas. Entre los residentes de todas las edades, el 67% están completamente vacunados y el 75% ha recibido al menos una dosis, según el rastreador de vacunas del Times.

Esos niveles no son tan altos como las tasas de inoculación en el Área de la Bahía de San Francisco, que siguen siendo las más altas del estado, pero están teniendo un efecto.

El condado de Los Ángeles ya ha observado un porcentaje más bajo de personas infectadas que necesitan hospitalización; durante el aumento repentino del Delta del verano, entre el 5% y el 6% de los casos de coronavirus necesitaron hospitalización, mientras que el año pasado, entre el 15% y el 20% de los casos necesitaron atención hospitalaria, señaló Ferrer.

“Esa es una muy buena noticia y realmente refleja el poder de esas vacunas”, comentó Ferrer.

Aun así, cualquier aumento en los casos de coronavirus hace que sea más probable que las personas necesiten ser hospitalizadas y que más gente fallezca, subrayó Ferrer.

Las inyecciones de refuerzo se consideran cada vez más como la clave para una mejor protección contra el COVID-19. Durante el período de siete días que terminó el 29 de noviembre, por cada 100.000 residentes que recibieron un refuerzo, solo siete se infectaron con el virus, en comparación con 43 que fueron vacunados, pero no habían recibido el refuerzo.

“Esto significa que el refuerzo ofreció seis veces la protección de la serie de inyecciones primarias por sí sola”, señaló Ferrer. “Por favor, no espere más. Los refuerzos son esenciales”.

Las personas no inoculadas tenían muchas más probabilidades de infectarse, en comparación con aquellos que sí estaban vacunados. Por cada 100.000 residentes no inoculados, 165 individuos se infectaron esa semana.

Un punto de preocupación es que un aumento en los casos podría afectar de manera desproporcionada a los residentes negros y latinos del condado de Los Ángeles, quienes han tenido más probabilidades de infectarse, ser hospitalizados y morir en oleadas anteriores de coronavirus, en comparación con los residentes blancos y asiático-americanos. Muchos trabajadores que deben ir físicamente a trabajar y están expuestos de manera desproporcionada al coronavirus son negros o latinos, señaló Ferrer.

“Esta desproporcionalidad en los resultados de salud asociados con nuestros aumentos repentinos es un claro recordatorio de que las condiciones en que las personas trabajan y viven pueden ponerlas en un riesgo mucho mayor durante una pandemia”, comentó Ferrer. “Nuestras estrategias para cerrar brechas deben incluir la protección de los trabajadores y el apoyo a las familias que tienen menos recursos”.

El condado de Los Ángeles ha luchado por reducir las disparidades raciales y étnicas en la vacunación. Entre las personas de 5 años o más, el 55% de los residentes negros y el 60% de los residentes latinos han recibido al menos una dosis del antígeno, en comparación con el 73% de los blancos, el 77% de los nativos americanos y el 82% de los asiáticos estadounidenses residentes, según los datos publicados en el sitio web del condado.

Algunos condados del Área de la Bahía de San Francisco tienen disparidades menores en las inoculaciones por raza y etnia.

En San Francisco, el 74% de los residentes blancos, el 76% de los negros y el 86% de los estadounidenses de origen asiático de todas las edades han recibido al menos una dosis de la vacuna; las tasas de inoculación son más del 90% para los residentes latinos y nativos americanos.

En el condado más poblado del norte de California, Santa Clara, el 69% de los residentes negros, el 73% de los latinos, el 74% de los blancos, el 88% de los nativos americanos y el 92% de los asiáticos estadounidenses han recibido al menos una inyección.

“Realmente no observamos la extensión de las disparidades que se ven en muchas otras comunidades cuando se trata de poblaciones hispanas/latinas y afroamericanas”, detalló recientemente el Dr. Ahmad Kamal, un alto funcionario del equipo de respuesta para el COVID-19 del condado de Santa Clara en un encuentro público. “Y esto es ciertamente un testimonio de algunos de los grandes esfuerzos de promoción que se están realizando en estas comunidades para tratar de hacer que todos se vacunen”.

Asimismo, en el segundo condado más poblado de la región, Alameda, el 67% de los residentes negros, el 68% de los latinos, el 76% de los blancos, el 87% de los estadounidenses de origen asiático y el 98% de los residentes nativos americanos han recibido al menos una dosis.

Ferrer explicó que el condado de Los Ángeles tiene como objetivo hacer que los antígenos estén ampliamente disponibles a través de clínicas móviles y visitas domiciliarias. “Pero existe el problema de asegurarse de que las personas puedan desarrollar su confianza en las vacunas”, señaló. “Y creo que ciertamente estamos luchando para asegurarnos de que los individuos sientan que los antígenos son seguros”.

Otro punto de preocupación es que los niños de 5 a 11 años tienen más probabilidades de vacunarse si viven en vecindarios más ricos. En las áreas de ingresos más bajos del condado de Los Ángeles, solo el 11% de los menores de este grupo de edad han sido inoculados, en comparación con el 28% de esta población en los vecindarios más ricos. La tasa en todo el condado para este grupo de edad es del 16%.

El 60% de los niños, de 5 a 11 años, del condado de Los Ángeles viven en áreas de bajos ingresos.

El efecto de Ómicron sigue siendo una gran pregunta. La variante fue reportada por primera vez por científicos de Sudáfrica a la Organización Mundial de la Salud justo antes del Día de Acción de Gracias, y desde entonces la cepa se ha detectado en todo el mundo.

Prácticamente todos los casos de coronavirus que se están analizando ahora en el condado de Los Ángeles han sido de Delta, que ha sido la variante dominante en todo el país durante muchos meses. Hasta ahora, se han identificado siete casos de Ómicron en el condado, incluidos dos nuevos registrados el viernes.

Se cree que Ómicron es altamente transmisible.

Aunque los primeros informes de personas hospitalizadas con infecciones por coronavirus en Sudáfrica han señalado que la mayoría no está gravemente enferma, “es demasiado pronto para generalizar a partir de estos datos”, explicó Ferrer. “Comprenderemos mucho más sobre los tipos de infecciones que Ómicron puede causar cuando veamos cómo afecta a las personas mayores, los individuos con problemas de salud subyacentes y las poblaciones no vacunadas”.

El secretario de Salud de Gran Bretaña, Sajid Javid, calificó a Ómicron como “un enemigo aún más formidable” que Delta cuando el gobierno implementó nuevas restricciones por el COVID-19.

En Inglaterra, eso significó nuevas disposiciones esta semana, como requerir el uso de cubrebocas en la mayoría de los entornos públicos interiores, así como un certificado de vacunación o una prueba reciente de coronavirus negativa para que los adultos ingresen a ciertos lugares y eventos. En algunas partes de California existen reglas similares desde hace algún tiempo.

Gran Bretaña también se enfrenta a un desafío porque fue mucho más lento que Estados Unidos en comenzar a inocular a los niños, han señalado los expertos.

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