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Emprendedora salvadoreña se aferra a su optimismo y espíritu de lucha para mantener a flote su negocio

Carmen Calles prepara con destreza la carne para vender tacos y quesadillas.
Carmen Calles prepara con destreza la carne para vender tacos y quesadillas en la esquina de las calles Bonnie Brae y 6th, en Los Ángeles.
(Soudi Jiménez/Los Angeles Times en Español)

Carmen Calles enfrentó hace más de un año lo impensable cuando lanzó su camión de comida mexicana. Sin embargo, tanto en tiempos buenos como en malos, nunca dejó que su negocio dejara de funcionar y servir a cuanto cliente sea posible, siempre con una sonrisa, aunque cubierta por su mascarilla, por supuesto, pero siempre se le nota una mirada chispeante que irradia alegría al trabajar.

Calles, originaria de El Salvador, ha ganado con su carisma a sus clientes desde que tenía una venta de comida ambulante en los alrededores de un supermercado, en el vecindario de Westlake, en Los Ángeles. Los consumidores, sin embargo, no solo llegan por esa buena vibra que transmite, sino que también son atraídos por el penetrante olor de la carne asada en una plancha y sus tortillas hechas a mano que da un toque auténtico a sus platillos de comida.

Eulalia Chávez Huinac, originaria de Quetzaltenango, se coloca con hieleras y termos a vender sus productos en una acera del vecindario Westlake

Cuando empezó su negocio, en enero de 2020, aseguró la comerciante que enfrentó varios obstáculos, entre ellos la amenaza de una crisis de salud pública; no obstante, hasta hoy tiene su negocio a flote en medio de esta economía frágil, debido a la pandemia que ha aumentado el costo de la vida, incluyendo muchos productos que ella utiliza para preparar sus platillos.

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Carmen Calles, originaria de El Salvador, se caracteriza por su espíritu alegre.
Carmen Calles, originaria de El Salvador, se caracteriza por su espíritu alegre, buscándole a cada situación el lado positivo.
(Soudi Jiménez/Los Angeles Times en Español)

Desde mayo, Calles notó el aumento de los precios en las carnes, afectando los gastos de inversión en su negocio y resultando en el alza del costo de sus platos. Antes, a la semana ella invertía $700 para adquirir sus productos, pero ahora gasta alrededor de $1.100 – esto incluye tres cajas de carnes.

“Ha subido el menudo, las carnitas, todo el tipo de carne ha subido, la verdura también. Todo está muy caro”, comentó la emprendedora de 38 años de edad.

Ella no es la única que siente los efectos de la golpeada economía. Cuando habla con otros negociantes cercanos, el tema de conversación se enfoca en el aumento del costo de la vida y cómo les impacta en sus ventas. La solución ha sido el aumento de precios de forma paulatina, nada drástico que pueda alejar a los clientes.

En el pasado, el precio de las tortas, huaraches, quesadillas y burritos de carne costaban $7 en este negocio llamado Tacos El Güero; sin embargo, ahora los clientes pagan $8 y hasta a los tacos les ha aumentado 50 centavos, hoy cuestan $2 cada uno.

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Dice que a muchos de sus clientes no les parece al aumento de precios, pero su respuesta es que tienen que entender que ahorita todo está más caro. Ante todo, Calles agradece que su negocio se ha mantenido en pie para seguir manteniendo a su familia.

Antes de la llegada del COVID, explica la comerciante que tenía sillas para atender a los usuarios y que disfrutaran de su comida enfrente del local; pero cuando llegó el Departamento de Salud, al principio de la pandemia, le avisaron que estaba prohibido ya que debía mantener el debido distanciamiento social.

A pesar de los cambios de restricciones, Calles no volvió a colocar las sillas.

Carmen Calles coloca el camión de comida Tacos El Güero en la esquina de las calles Bonnie Brae y 6th, en Los Ángeles.
Carmen Calles coloca el camión de comida Tacos El Güero en la esquina de las calles Bonnie Brae y 6th, en Los Ángeles.
(Soudi Jiménez/Los Angeles Times en Español)

En este nuevo escenario, aseguró la comerciante, su negocio depende de los clientes leales que ganó antes de la pandemia. Ellos le hacen órdenes de comida por teléfono. Pasan a recoger sus platillos y se los llevan a saborear a sus casas. Los días más ocupados son los fines de semana, señaló. La demanda sube porque ofrece a sus clientes platos de birria o menudo caliente con rábanos, chile, cebolla y limón.

En medio de la entrevista, Calles ofreció un plato de mulitas a esta reportera de Los Angeles Times en Español. En un instante, ella empezó a estrujar un poco de masa, luego la pasó por la prensa de tortillas y, en un chasquido de dedos, la colocó en la plancha caliente.

“Hago sopes, huaraches y mulitas de esta masa. Vieras que se me vende más”, reconoció la comerciante.

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El cliente detallista puede notar la actitud amable de esta mujer emprendedora. Ella además siempre está dispuesta a ayudar a sus compañeros, quienes venden en la esquina de las calles 6th y Bonnie Brae, en el vecindario Westlake, en donde se coloca el camión Tacos El Güero.

Las circunstancias adversas, sin embargo, no han alterado el optimismo de Calles. Ella en cambio siempre expresa gratitud porque no le ha faltado trabajo y no pierde la esperanza de que las cosas mejoren, no solo para ella sino para todos los que tienen negocios y que este mal tiempo de la pandemia solo quede como remembranza de una pesadilla.

Esta comerciante piensa seguir con el mismo empeño sirviendo a sus clientes, quienes aparte de disfrutar el buen sabor de su comida, también se llevan una sonrisa y una vibra positiva que Calles reparte por doquier.

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