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El coronavirus en Los Ángeles muestra señales de desaceleración, pero persisten los peligros

Two people talk to each other on a sidewalk, standing at a distance.
Mary Ann Maze, izquierda, y Adriana Arroyo se ponen al día el 16 de julio en Pasadena.
(Francine Orr / Los Angeles Times)

Los casos de coronavirus todavía están aumentando en Los Ángeles, pero la tasa de incremento se ha desacelerado, lo que genera la esperanza de que intervenciones como el mandato renovado de cubrebocas en la región puedan estar comenzando a mostrar resultados positivos.

El condado comenzó a exigir que todos, incluso aquellos que están completamente vacunados contra el COVID-19, usen mascarillas sanitarias en espacios públicos interiores a mediados de julio. Aunque todavía es temprano, la directora de Salud Pública, Barbara Ferrer, comentó que hay señales prometedoras de que la disposición puede estar teniendo el efecto deseado.

El último aumento está mostrando indicios, tal vez no de que esté por ceder, pero de que se está estabilizando un poco.

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Ferrer señaló que Los Ángeles experimentó un incremento del 22% en los casos reportados la semana que terminó el domingo, en comparación con la semana anterior. El resto del estado dio un salto del 57% durante ese período.

“Una de las grandes diferencias entre nosotros y otros condados es que fuimos el único , en ese momento, que exigía el uso de cubrebocas en interiores”, informó a los periodistas el jueve pasado.

“Es difícil decir con toda certeza que este fue el factor que nos llevó a tener una desaceleración de la propagación ligeramente mejor que en otros lugares, pero estoy segura de que contribuyó, solo porque los datos [son] realmente concluyentes sobre la importancia del uso de tapabocas en interiores y cómo eso, de hecho, reduce la transmisión”.

Durante la semana que finalizó el 22 de julio, un período que incluye los primeros días del nuevo mandato de cubrebocas, Los Ángeles informó un promedio de aproximadamente 1.940 nuevos casos de coronavirus por día, un aumento del 80% con respecto a la semana anterior, según datos compilados por el Times.

El promedio diario de casos para la semana que terminó el jueves fue significativamente más alto, 3.156, pero un salto más modesto (del 27%) con respecto a la semana anterior.

“Lo que estamos viendo ahora es un aumento mucho menor en nuestros casos durante un par de semanas, que es lo que esperamos 10 días después de implementar una medida de salud pública eficaz”, señaló Ferrer.

Pero, advirtió, “todavía estamos experimentando una tasa de casos significativamente alta”, por lo que es aún más importante que los residentes tomen medidas para protegerse a sí mismos y a quienes los rodean.

Esas decisiones individuales, explicó Ferrer, juegan un papel importante en el curso de la pandemia.

“Creo que mucha gente tomó precauciones adicionales y eso también contribuyó”, agregó. “Considero que los individuos evitaban situaciones muy concurridas. Creo que algunas personas y empresas cambiaron las prácticas para crear la mayor seguridad posible”.

El condado de Los Ángeles fue la primera gran área del estado en volver a imponer un mandato público de cubrebocas en interiores, ya que quedó claro que la variante Delta altamente infecciosa del coronavirus estaba comenzando a extenderse ampliamente.

Desde entonces, ese orden se ha replicado en otras partes de California, incluida gran parte del Área de la Bahía.

Pero en las semanas posteriores, los gobiernos y los empleadores del sector privado han recurrido cada vez más no solo a las mascarillas sanitarias, sino a los nuevos requisitos de vacunación.

California ordenó el jueves que los trabajadores de la salud en toda la entidad deben estar completamente inoculados contra el COVID-19 a principios del otoño.

El nuevo mandato se aplica a los empleados en hospitales, centros de enfermería especializada, clínicas, consultorios médicos, centros de cuidados paliativos, centros de diálisis y la mayoría de los demás entornos de atención médica, y estipula que completen su régimen de vacunación antes del 30 de septiembre.

Solo se permiten excepciones limitadas por motivos religiosos o médicos.

Más agencias públicas y empleadores privados han anunciado que exigirán a los trabajadores que demuestren que han sido vacunados contra el COVID-19, o que recientemente dieron negativo en la prueba, como parte habitual de sus actividades.

Ya sea debido a la posibilidad inminente de mandatos o preocupaciones en torno a la variante Delta, el ritmo de vacunación del estado se ha acelerado, deteniendo, al menos temporalmente, una disminución de meses en cuanto a las inyecciones.

Del 25 al 31 de julio, los proveedores de todo California administraron un promedio de casi 44.000 primeras dosis diarias: un aumento del 41% con respecto a hace dos semanas, según muestran los datos del Times.

Alguien se considera completamente vacunado dos semanas después de recibir su dosis final, lo que significa que aquellos que se han inoculado recientemente todavía tienen un camino por recorrer antes de alcanzar la máxima protección.

“Es [un] momento tremendamente importante para que las personas se vacunen, por lo que estamos agradecidos por estas señales de una mayor aceptación de la inmunización”, señaló Ferrer.

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