Miles de personas que celebraron el Año Nuevo ignoraron las órdenes de quedarse en casa en el condado de Los Ángeles
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Miles de personas que celebraban el Año Nuevo fueron dispersadas, detenidas o arrestadas en Los Ángeles durante el fin de semana, mientras se producían grandes fiestas en toda la región, a pesar de los crecientes contagios por COVID-19 y una orden regional de quedarse en casa que prohibía tales reuniones.
Los funcionarios del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD, por sus siglas en inglés) dijeron que intervinieron en al menos ocho reuniones en las que participaron más de 2.000 personas en el centro de la ciudad y sus alrededores, incluida una fiesta en una bodega donde se dispersaron más de 1.000 individuos. Los funcionarios del sheriff indicaron que pusieron fin a por lo menos cinco reuniones que involucraban a más de 900 personas —incluso en una casa alquilada, una bodega vacía, un hotel y un negocio cerrado.
“He dejado en claro que buscaremos y tomaremos medidas de aplicación de la ley contra todos los eventos de ‘superpropagación’ que ocurran en cualquier lugar dentro de Los Ángeles”, señaló el sheriff Alex Villanueva en un comunicado.
La aplicación continuó con un frustrante juego de COVID-19 del gato y el ratón para la policía local, que durante meses se ha encargado de identificar las grandes fiestas que violan las órdenes de salud, a medida que los promotores de las reuniones se adentran más en la clandestinidad para evitar la detección.
La policía ha estado advirtiendo a los propietarios e inquilinos al menos desde mayo que las grandes fiestas violan las disposiciones de salud. En agosto, el alcalde Eric Garcetti comenzó a ordenar el corte de energía y servicios públicos en los hogares donde se celebraban fiestas repetidamente. El mes pasado, el fiscal de distrito, Mike Feuer, presentó una demanda multimillonaria contra un anfitrión de una fiesta clandestina en el centro de la ciudad.
Aún así, estos eventos han persistido —y estallaron en toda la región de Los Ángeles cuando 2020 llegó a su fin.
Los llamados “influencers” y otros jóvenes que asistieron a las fiestas publicaron imágenes en las redes sociales celebrando el Año Nuevo como en tiempos previos a la pandemia —gritando, bailando y cantando juntos, en espacios cerrados, sin cubrebocas.
Algunos viajaron a estados donde las reglas contra las reuniones no son tan estrictas. Otros se quedaron en Los Ángeles y simplemente ignoraron las restricciones establecidas para detener la propagación del virus.
El enfoque arrogante de la fiesta durante una pandemia se produjo cuando el país cerró el año en el que el COVID-19 cobró la vida de más de 340.000 personas, más de 1.8 millones en todo el mundo —y cuando los funcionarios de salud locales en Los Ángeles suplicaron repetidamente a la gente que se quedara en su domicilio, mientras la región continuaba solidificando su posición como uno de los peores lugares en cuanto al coronavirus del país.
Los funcionarios están comenzando a ver que el número ya elevado de casos aumenta a niveles aún más alarmantes, y que consideran que es un incremento causado por las personas que se reunieron para Navidad la semana pasada, y han explicado que temen que las reuniones durante la víspera de Año Nuevo agraven el problema.
Los hospitales locales ya están al máximo de su capacidad, con pocas o ninguna cama de unidades de cuidados intensivos (UCI) de sobra, y la amenaza de racionamiento de la atención es cada vez mayor. Esta misma semana, se detectó por primera vez una variante más transmisible del virus en el sur de California.
El jueves temprano, cuando el último día de 2020 comenzó, los funcionarios de salud de Los Ángeles rogaron a las personas que se quedaran en casa —tuiteando que el Condado había superado las 10.000 muertes y que un individuo moría por el virus cada 10 minutos.
“Hasta que desaceleremos la propagación, el próximo que fallezca trágicamente podría ser alguien que usted conozca”, comunicó el departamento de salud en un tuit, antes de enviar decenas mencionando diferentes tipos de ciudadanos que habían muerto: una madre, un sobreviviente de cáncer, un veterano de la Segunda Guerra Mundial.
“Por favor, quédese en casa esta noche. Reduzca la propagación. Salve una vida”, escribió la dependencia al final de cada tuit.
Muchos no hicieron caso de las advertencias.
El teniente Raúl Jovel, un portavoz de LAPD, señaló que los miembros del departamento estaban “todos monitoreando las redes sociales” esta semana para identificar las fiestas. El trabajo no fue fácil, en parte porque los anfitriones “se están volviendo más inteligentes”, explicó.
Los promotores comúnmente anuncian una reunión en un área general —como el centro de la ciudad, pero no publican la dirección hasta el último minuto, confiando en que se difunda a nivel personal, indicó Jovel.
Aún así, los oficiales de LAPD identificaron al menos ocho fiestas en la víspera de Año Nuevo.
Poco después de las 9 p.m., una patrulla del área de Newton respondió a una llamada de disparos en la cuadra 3000 de South Grand Avenue, y encontraron “un dispensario de marihuana emergente fuertemente fortificado que organizaba una fiesta clandestina ilegal”, según el capitán Alex Baez, de la división de Newton, cerca de 30 personas fueron dispersadas.
Alrededor de las 10:30 p.m., los oficiales de LAPD trabajaron con los agentes del Departamento del Sheriff para clausurar una fiesta de unas 150 personas en la cuadra 900 de South Mateo Street.
Alrededor de las 11 p.m., los agentes recibieron un aviso sobre la dirección de una fiesta planeada en la cuadra 500 de West Pico Boulevard, cerca del Staples Center, donde se dispersaron unas 150 personas. A las 11:15 p.m., 100 individuos fueron desalojados de una reunión en una bodega en la calle 12, al oeste de la Avenida Central.
Alrededor de las 11:30 p.m., una fiesta en la cuadra 200 de South Broadway —que está a solo unos metros de la sede de LAPD— fue concluida, con unas 250 personas interrogadas y liberadas. La policía compartió imágenes de los asistentes sin cubrebocas, con vestidos de cóctel y tacones, reunidos alrededor de un sofá y una mesa rodeada por confeti en el suelo. Alrededor de las 11:45 p.m. —unos 150 individuos fueron dispersados de un salón de alquiler en la cuadra 2100 de South Olive Street.
Alrededor de las 12:10 a.m. del viernes, unas 300 personas se desalojaron de una reunión en Sam’s After Dark, un club de entretenimiento para adultos en la cuadra 1500 de East Washington Boulevard, informó la policía. “Ordenamos a los ocupantes que salieran del club y obtuvimos el cumplimiento”, señaló Báez.
No se pudo contactar a un representante del local para hacer comentarios el sábado.
A la 1:35 a.m., más de 1.000 personas fueron expulsadas de una bodega en la cuadra 700 de Agatha Street, indicó la policía.
Jovel explicó que se presentarán quejas contra los dueños de todas las propiedades mencionadas, que representan solo una parte de los eventos concluidos por las autoridades. Dijo que el total de la ciudad correspondiente a las fiestas clausuradas durante las vacaciones no estaban disponibles en este momento.
El capitán de LAPD, Brent McGuyre, quien ayuda a los oficiales de comando en el centro de Los Ángeles, dijo que los eventos no eran solo fiestas, sino “clubes nocturnos ilegales” cuyos operadores no seguían las mismas reglas que todos los demás —no únicamente bajo las últimas restricciones COVID-19, pero bajo códigos de incendios.
“No es justo que se cierren centros nocturnos y bares reales mientras estos negocios puedan seguir funcionando”, señaló.
El viernes, el sheriff del condado de Los Ángeles, Villanueva, mencionó en Twitter que el “Grupo de trabajo de superpropagadores” de su dependencia había arrestado a 90 adultos por “violaciones de las órdenes de los oficiales de salud”, y advirtió o aconsejó a más de 900 sobre violaciones de las disposiciones sanitarias. Junto con el mensaje, Villanueva publicó un video de más de 50 asistentes a una fiesta saliendo de un edificio con grafiti después de que los oficiales la concluyeran.
La oficina de Villanueva comunicó que los oficiales, detectives y otros agentes del Departamento del Sheriff cerraron los eventos de “superpropagación” en la víspera de Año Nuevo en Hawthorne, Los Ángeles, Malibú y Pomona. En el evento de Hawthorne se recuperaron cinco pistolas.
“El objetivo de estas acciones de cumplimiento es reducir la propagación del COVID-19 y el riesgo para nuestras poblaciones vulnerables”, explicó Villanueva.
La oficina del Sheriff sostuvo que el grupo de trabajo volvería a buscar fiestas el viernes por la noche, pero el sábado un portavoz dijo que no tenía ninguna información sobre arrestos adicionales o advertencias que se entregaron, si es que las hubo.
Los roles activos asumidos esta semana, tanto por el LAPD, como por el Departamento del Sheriff, para hacer cumplir las reglas de COVID-19 —enviar oficiales a los almacenes y otros lugares donde se encuentran las personas sin cubrebocas, se producen cuando más agentes se han enfermado por el virus. Hacia fines del mes pasado, más del 10% de los miembros del Departamento del Sheriff de Los Ángeles estaban en cuarentena después de dar positivo o haber estado expuestos al virus. El número de contagios y exposiciones, entre los agentes de LAPD también ha aumentado en las últimas semanas.
Las directivas locales que ponen a la policía en la primera línea para hacer cumplir las órdenes de salud no han sido aceptadas totalmente por los líderes policiales, y algunos jefes de las fuerzas del orden del sur de California rechazaron la idea de adoptar un enfoque tan cercano para hacer cumplir los toques de queda y otras medidas contra el COVID-19.
La policía de Los Ángeles, que se ha resistido a hacer cumplir mandatos como el cubrebocas, informa que está tomando un papel activo en el cierre de fiestas —y continuará haciéndolo en los próximos días y semanas.
El alcalde Garcetti indicó el sábado que, si bien muchos angelinos han seguido las reglas, estaba “profundamente entristecido” al ver que algunos habían “tomado la peligrosa decisión” de asistir a las fiestas de Año Nuevo.
“Reconozco lo difícil que es mantenerse separado, pero cuando incluso unas pocas personas se reúnen, este virus se propaga y mata”, señaló.
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