How police reform was derailed in California this year - Los Angeles Times
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Así se frustró la reforma policial en California

People with "I Can't Breathe" signs are seen during a
Personas con letreros y máscaras de “No puedo respirar” asisten a una protesta por la muerte de George Floyd en Chicago, el 30 de mayo de 2020.
(Nam Y. Huh/Associated Press)
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Para cuando se puso el sol en el Capitolio, el lunes por la noche, horas antes de la fecha límite legal para aprobar los proyectos de ley del año, el senador estatal Steven Bradford sabía que su propuesta de quitar las insignias a los oficiales problemáticos estaba en aprietos.

Durante las semanas anteriores, los proyectos de ley de reforma policial fueron puntos de controversia, incluso entre legisladores demócratas que simpatizaban públicamente con la causa pero eran prudentes en privado, a menudo bajo la presión de un intenso cabildeo de los intereses de las fuerzas del orden.

Pero luego, en las últimas horas, estalló el caos en el Capitolio, con problemas tecnológicos, enojo manifiesto entre los legisladores y disputas partidistas que paralizaron el Senado y desaceleraron la actividad en todo el edificio. Bradford (D-Gardena) ni siquiera pudo hacer que el proyecto llamara a votación en la asamblea estatal, afirmó.

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El senador sostiene que más de un colega usó el tumulto de la noche para desacelerar su proyecto de ley y evitar que se votara, salvando así a quienes están indecisos de tener que oponerse oficialmente a la reforma policial en un momento en que la mayoría de los californianos la apoyan.

“Lo que sucedió fue claramente una táctica de impedimento”, aseveró Bradford el martes. “Muchos de ellos simplemente optaron por usar el reloj como excusa; cuanto más tarde se hacía, más pretextos tenían”.

El proyecto de Bradford tuvo compañía. Las propuestas legislativas para dar a los ciudadanos acceso a más registros del personal policial y reducir el uso de gases lacrimógenos y balas de goma en las protestas se encuentran entre las que perecieron el lunes por la noche, sin votación. Su desaparición marca el final de una sesión legislativa que comenzó con más de una docena de propuestas para una mayor responsabilidad y supervisión de la aplicación de la ley, y terminó con un puñado de modestas victorias.

En general, fue una demostración de que los sindicatos encargados de hacer cumplir la ley todavía tienen una gran influencia en el Capitolio, especialmente cuando se les brinda ayuda por el desorden de las últimas sesiones. Algunos defensores de la reforma se sorprendieron.

“Muchos de nosotros realmente no previmos tanta oposición como la que tuvimos”, comentó Melina Abdullah, fundadora de Black Lives Matter Los Angeles, que copatrocinó el proyecto de ley de Bradford. “Creo que es indignante y trágico”.

Después de que George Floyd fuera asesinado en Minnesota, en mayo, las protestas sacudieron California y al país, lo cual impulsó las propuestas de una reforma policial. El proyecto de ley de Bradford, SB 731, se convirtió rápidamente en el principal objetivo de los sindicatos policiales, casi todos descontentos con su plan para formar una comisión de supervisión ciudadana fuerte que incluyera a familiares de víctimas de la violencia policial.

Los intereses de las fuerzas del orden público también pusieron su mirada en la medida SB 776, de la senadora estatal Nancy Skinner (D-Berkeley), que buscaba abrir más registros de personal policial al público.

Pero mientras los legisladores enfrentan un déficit presupuestario masivo, incendios forestales, fuertes cantidades de desalojos, desempleo y una pandemia, la reforma policial compitió por la atención en las semanas siguientes. Ni siquiera las protestas en torno a la muerte de Jacob Blake, ocurrida en Wisconsin en los últimos días, lograron recuperar el impulso inicial.

La noche en que los legisladores terminaron su sesión, los agentes del sheriff de Los Ángeles dispararon y mataron a un hombre negro en el sur de Los Ángeles, pero para entonces, todo estaba sucediendo demasiado rápido.

“De repente, muchas otras cosas distraían al público y a los legisladores”, reconoció Skinner. “¿Se aprovechó [la policía de ello]? Hasta cierto punto, sin embargo, no tenían por qué aprovecharse. Acaba de suceder”.

Para ir al grano, los cabilderos tanto a favor como en contra de la reforma policial habían librado una feroz lucha en la última semana para recuperar el apoyo de los legisladores.

Kim Kardashian West y el cantante Aloe Blacc recurrieron a Twitter para hablarle a legisladores específicos y exigir su apoyo al proyecto de ley de Bradford.

Los sindicatos policiales respondieron moderadamente, con conversaciones discretas con legisladores amistosos sobre la naturaleza apresurada de esos proyectos de ley, los cuales se habían presentado solo unas semanas antes, y presionaron para retrasarlos hasta el próximo año.

Luego, el lunes por la noche, mientras los legisladores republicanos estaban descontentos por verse obligados a votar de forma remota después de haber sido expulsados del edificio debido a un posible brote de coronavirus dentro del ala del partido, la situación se volvió aún más turbulenta. Estalló una pelea en el Senado entre los líderes que intentaban impulsar los proyectos de ley limitando el debate, y los republicanos obligados a aumentar sus votos en medio de interminables fiascos con la opción silenciar-reactivar.

Los ánimos se caldearon y se escucharon obscenidades.

La senadora republicana Melissa Meléndez (R-Lake Elsinore) usó un improperio en Twitter para acusar a los demócratas de limitar a dos el número de oradores en cada proyecto de ley. “Esto acalla las voces de millones de personas para que los demócratas tengan tiempo suficiente para aprobar sus proyectos de porquería antes de la medianoche. Esto es indignante”, escribió.

Skinner respondió con sus propios tuits: “La democracia es un deporte de equipo. La Legislatura es un deporte de equipo. Uno de los equipos está actuando y socavando el bien de las personas. Es un pobre espíritu deportivo, y está mal”.

Por la noche, el Capitolio parecía congelado por un colapso colectivo, que frenó los temas públicos y abrió una crisis de tiempo que afectó a toda la legislación pendiente.

“Esta no fue una ‘victoria’ de los sindicatos policiales; directamente se ganaron la lotería”, ironizó Peter Bibring, un abogado de la ACLU que ayudó a redactar el proyecto de ley de la quita de certificación de la policía. “Esto fue una falta de liderazgo, una falta de coraje, una falta de respuesta al momento y una falta de respuesta a las demandas de los electores”.

Abdullah coincidió y señaló que el presidente de la Asamblea, Anthony Rendón, podría haber llamado a votación el proyecto de ley esa misma noche. “Queríamos al menos la oportunidad de que la gente votara a favor, o al menos se declarara en contra”, dijo Abdullah.

Una declaración de Rendón el martes por la noche señaló que el proyecto de ley de Bradford “no tuvo suficientes votos en la Asamblea para aprobar esta sesión, pero no lo tomo como una derrota de este esfuerzo por la justicia. Personalmente, apoyo el SB 731”.

Aunque Bradford no estaba seguro de tener los 41 votos necesarios para su aprobación, consideró que a menudo los legisladores no toman una decisión final hasta que ven cómo votan sus colegas, y le habría gustado que se les diera una oportunidad. Creía que había 14 indecisos que podrían haberlo ayudado en última instancia a aprobar la medida.

Algunos dijeron que echarle la culpa a la discordia de la noche no era el panorama completo.

El asambleísta Chris Holden (D-Pasadena) señaló que su medida fue víctima del cabildeo policial semanas antes. Ese proyecto de ley, que habría aclarado cómo y cuándo los oficiales tenían el deber de intervenir cuando un colega usaba fuerza excesiva, fue otro objetivo de las fuerzas del orden y caducó hace semanas en el comité.

Según Holden hubo un “fuerte empujón” por parte de los sindicatos para asegurarse de que no avanzara. Añadió que no recibió comentarios claros sobre por qué el proyecto de ley no avanzó, solo advirtió que así había sido.

El asambleísta agregó que en las últimas semanas vio crecer en el Capitolio “una atmósfera y un entorno que cumple con el discurso [de las fuerzas del orden], y es básicamente un ‘ahora no’. Entonces, está bien, ellos ganaron esta ronda; por ahora es no”.

Skinner vio algún movimiento por parte de los grupos laborales policiales, pero cree que el “universo” más amplio de intereses policiales en el Capitolio -que combina sindicatos, asociaciones de fiscales y sheriffs- es un poder formidable. “Cuando se unen para oponerse a algo, su influencia es enorme”, aseguró.

Las fuerzas del orden, incluidos los sindicatos policiales de Los Ángeles y San Francisco, expresaron su apoyo a la legislación para quitar la certificación a los agentes y, después de la victoria del lunes, rápidamente enfatizaron que trabajarían en cooperación la próxima sesión en un proyecto de ley para que eso suceda. Agregaron, además, que los legisladores tenían razón al no promulgar leyes defectuosas.

“Con más de dos docenas de proyectos de ley de seguridad pública presentados en esta sesión legislativa abreviada, debido al COVID-19, esperamos trabajar con nuestros líderes electos para asegurarnos de que estos problemas se investiguen y examinen adecuadamente a medida que avanzamos hacia la sesión de 2021”, expuso Brian Marvel, presidente de la Asociación de Investigación de Oficiales de la Paz de California.

El grupo, añadió que, “sigue comprometido a trabajar con nuestros legisladores para desarrollar y defender nuevas políticas que elevarán los estándares de contratación, mejorarán la transparencia y colocarán a los oficiales en una mejor posición para servir a nuestras comunidades”.

Los gremios policiales sufrieron un revés el año pasado cuando los legisladores aprobaron un proyecto de ley para redefinir cuándo los oficiales pueden usar fuerza letal. Ahora, según afirman los defensores de la reforma, está claro que su poder está de vuelta en pleno efecto.

“Nunca se van a rendir fácilmente”, reconoció Skinner. “Volveremos el año que viene”.

Melody Gutiérrez, redactora de planta, contribuyó con este artículo.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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