Las rentas se disparan en L.A., y hasta los mariachis de Boyle Heights se lamentan
No hay semana igual para Moisés Hernández, guitarrista mariachi a tiempo completo y estudiante universitario a tiempo parcial. Al final de una buena, sus ingresos llegan a alrededor de $600; en una mala, tal vez $400.
Luego están los $370 que él y su esposa gastan en facturas mensuales.
En enero, Hernández recibió una carta que le informaba que su alquiler en Boyle Heights aumentarÃa en abril de $945 a $1,500 al mes. “Va a ser aún más difÃcil, porque sabemos que tenemos que ganar más dineroâ€, explicó el músico, de 30 años. “Tenemos que esperar lo mejorâ€.
La cultura de los músicos en Boyle Heights, una parte emblemática de Los Ãngeles, está en peligro de desvanecerse debido a las alzas de los alquileres.
Al menos desde la década de 1930, Boyle Heights ha sido una meca para los músicos que trabajan en restaurantes y fiestas, convirtiéndolos en una parte vital de la clase trabajadora del barrio del este. Nunca fue un empleo fácil, por empezar, con los zapatos de cuero gastado y la esperanza eterna de que el amor o la nostalgia impulsen a un cliente a pagar por una canción. Pero ahora, en lo que alguna vez fue un vecindario asequible, el alza de los alquileres en Los Ãngeles está desalojando a los clientes fundamentales de estos músicos: los inmigrantes y los trabajadores.
Desde 2010, la renta media en Los Ãngeles para todos los hogares -apartamentos, condominios, casas unifamiliares- subió de $2,185 a $ 2,803 en julio pasado, según estadÃsticas de la firma de bienes raÃces Zillow.
Durante ese mismo perÃodo, la renta promedio en Boyle Heights para los apartamentos saltó de $1,572 a $ 2,242, según Zillow. Para músicos como el bajista Mauricio Sánchez, de 56 años, esto ha hecho que la búsqueda ingresos sea más desesperada. “La gente tiene que pagar cuentas y cuidar a sus familias; no tiene dinero extra para gastarâ€, afirmó, sentado frente a un restaurante mexicano en la Avenida César Chávez.
Uriel GarcÃa, de 52 años, un guitarrista con un bigote delgado y elegante, explicó: “Dependemos de que la gente gaste su dinero sobrante en entretenimiento; si no tienen suficiente para hacerlo, entonces no podemos ganarnos la vidaâ€.
Jesús Zamora (45) se considera afortunado de vivir en un apartamento con renta controlada. Pero tratar de pagar un alquiler mensual de $930 y otros $360 en gastos está casi fuera de su alcance.
Recientemente, Zamora pasó una semana entera rastreando la posibilidad de un concierto pago en el Mariachi Plaza. Cada dÃa, el trompetista volvÃa a su esposa y a sus hijos, en Boyle Heights, con los bolsillos vacÃos. Inquebrantable, decidió ir a las cantinas, donde esperaba que la cerveza diera un pequeño empujón al sentimentalismo que hace que tanta gente, incluyendo los desamparados, quiera oÃr una canción o dos. “El trabajo es cada vez más difÃcil de encontrarâ€, expresó Zamora.
En enero, siete inquilinos de un complejo de apartamentos al sur del Mariachi Plaza -cinco de ellos mariachis- recibieron avisos de que sus rentas aumentarÃan en abril, en algunos casos hasta el 80%.
Hernández aseguró que los alquileres agregan otro obstáculo en su búsqueda de un trabajo seguro. Él asiste a la universidad y estudia informática con la esperanza de que la carrera traiga la estabilidad que busca. “No sabemos cuánto dinero ganaremos. La incertidumbre es realmente horribleâ€, explicó. “Todo aumenta… La gasolina, la comida. Todoâ€.
Crescent Canyon Management, la empresa que comenzó a administrar el edificio a principios del año, explicó que los aumentos se concretaron a pedido del dueño de la propiedad.
Los siete inquilinos se negaron a pagar las nuevas rentas e instaron al propietario a negociar con ellos. Sin embargo, en junio, recibieron avisos de desalojo y actualmente esperan una audiencia en la corte.
La empresa de gestión se negó a responder más preguntas. Frank B.J. Turner, el dueño de la propiedad, no pudo ser localizado para este artÃculo.
Los inquilinos eventualmente buscaron ayuda de la Unión de Vecinos, que les instó a unirse a Los Angeles Tenants Union. Organizado, el grupo contactó a Los Angeles Center for Community Law and Action (LACCLA), una organización sin fines de lucro que ofrece servicios legales gratuitos sobre viviendas asequibles.
Unión de Vecinos no respondió el pedido de comentarios por parte de este periódico.
Tyler Anderson, codirector de LACCLA, remarcó que el conflicto en el edificio de apartamentos de Boyle Heights habla de la tendencia de los inversionistas que convierten las unidades de vivienda asequible en espacios de lujo. “Si los mariachis no pueden vivir cerca de donde trabajan, su trabajo será imposible y poco práctico. Elevará el costo a un punto en el que muchos de estos mariachis perderán sus oportunidadesâ€, expuso. “Creo que arrancará esta cultura musical que Boyle Heights y el este de L.A. tienen, que es muy dinámicaâ€.
Catherine Kurland, coautora de “Hotel Mariachi: Urban Space and Cultural Heritage in Los Angeles†(Hotel Mariachi: espacio urbano y patrimonio cultural en Los Ãngeles) manifestó que el desplazamiento de los mariachis serÃa un paso más hacia la alteración irrevocable de la cultura del vecindario del este. “Creo que serÃa una pérdida irreversibleâ€, expuso. “No puedo imaginar otra cosa que la reemplaceâ€.
“No queremos que eso sucedaâ€, agregó Luis Valdivia, quien, junto con su hermano guitarrista, Enrique, alquila una unidad en el edificio. “No queremos salir de esta zonaâ€.
El bajista relató que la mayorÃa de los mariachis consiguen su trabajo a través de internet, por teléfono y gracias al boca a boca, pero siguen confiando en estar cerca del Mariachi Plaza para encontrar oportunidades extra.
Según Valdivia, una docena de mariachis viven en el complejo de apartamentos y están enojados porque el edificio, que está siendo renovado, se llama Mariachi Crossing.
“Creo que es particularmente irónico en este caso, y terrible... la compañÃa que compró esta propiedad se llama a sà misma con un nombre y logotipo de mariachis, están al lado del Mariachi Plaza y usan mariachis en su marketing corporativoâ€, explicó Anderson. “Pero los mariachis reales que viven y trabajan allà van a irse y perder sus trabajosâ€.
Para Valdivia, los mariachis son importantes para la cultura y el patrimonio profundamente arraigado en Boyle Heights. Durante casi un siglo, los músicos han buscado allà clientes que los contratan para tocar en quinceañeras, cumpleaños y bodas. Aunque ahora hay menos mariachis buscando oportunidades en la zona, su presencia es importante, destacó. Para los músicos, es un sentimiento de orgullo, de identidad y de una cultura que quieren. “Se trata de estar aquÃ, de representar a México para todosâ€, explicó Hernández.
Dentro de La Casa del Músico, una tienda de música en Boyle Heights, las paredes están cubiertas con fotos y carteles de mariachis. Una lÃnea de guitarras acústicas cuelga a lo largo de una pared, frente a una caja de álbumes de ranchera y disco. Cuando la tienda abrió sus puertas, en 1978, vendÃa discos principalmente. Pero las constantes peticiones de cuerdas de guitarra y otros instrumentos llevaron al tÃo de Noel Jaramillo a convertirla en un sitio de música para los artistas locales.
Detrás del mostrador de vidrio, Jaramillo, de 37 años, no está seguro de cómo será el futuro de los músicos en Boyle Heights. Pero si continúa como ha sido en los últimos tres años, considerarÃa cambiar su modelo de negocio, advirtió. “Para nosotros es importante que haya mariachis trabajando y viviendo aquÃâ€, afirmó. “Pero estoy empezando a ver que son expulsados de la zonaâ€.
Jorge Tello, de 63 años, quien ha confeccionado trajes de mariachi por los últimos 33 años, piensa que los músicos siempre serán una parte fuerte de Boyle Heights. “Hemos estado arraigados aquà por generacionesâ€, dijo. “No creo que nuestra cultura se desvanezcaâ€. En 2008, con la recesión, Tello estuvo cerca de perder su negocio, pero logró sobrevivir. Ahora piensa que lo hará de nuevo.
En el exterior del restaurante mexicano La Parrilla, Mariano Cruz se sentó en la acera mirando un bar al otro lado de la calle. A las 7 p.m., más músicos esperaban su turno para entrar en el lugar, en su búsqueda interminable de persuadir a los clientes para pagar por una canción o dos.
Isirio Guzmán, guitarrista, ha tocado allà durante cinco años. “Siento que el bote se está hundiendoâ€, afirmó respecto de las dificultades que enfrenta en su arte.
En Boyle Heights, muchos de los músicos trabajan por su cuenta. Los fines de semana, la competencia puede ser difÃcil, ya que los artistas -muchos de los cuales no son mariachis- compiten por los mismos clientes.
Algunas personas quieren negociar los $10 dólares que cuestan las canciones, y ofrecen $5. Además de eso, el costo de vida ha aumentado tanto que algunos no quieren derrochar en música.
Para Guzmán, es difÃcil reunir su renta mensual de $595 por una habitación. “Esta vida es duraâ€, expresó.
Dentro del restaurante mexicano, Cruz, de 53 años, enfundado en un traje azul ajustado con adornos de pluma de avestruz, botas verdes y un sombrero de paja, se concentró en una pareja joven. Punteó las cuerdas de su contrabajo e hizo una pregunta muy importante y repetida a menudo: “¿Qué te parece una canción para tu dama?â€. El joven lo rechazó y se rió entre dientes. “Hay que seguir intentando ¿sabes?â€, dijo Guzmán.
Rasgueando la guitarra, comenzó a cantar una melodÃa fuera del restaurante. Él, Cruz y sus compañeros estaban listos para hacer otra gira por el lugar. En el transcurso de tres horas habÃan reunido sólo unos $20 dólares.
Justo cuando el grupo reingresaba en el restaurante, un acordeonista entró corriendo, adelantándose a ellos.
“Asà es estoâ€, expresó Guzmán, sonriendo y sacudiendo su cabeza.
Los hombres aguardaron que el acordeonista probara suerte. Después de ello, esperarÃan un poco más para dar a los clientes un respiro antes de volver a intentarlo.
Traducción: Valeria Agis
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquÃ
SuscrÃbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Ocasionalmente, puede recibir contenido promocional del Los Angeles Times en Español.