Guillermo De Anda: El explorador de los túneles del tiempo
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LOS ÁNGELES — La aventura, ciencia y cultura se entrelazan en el trabajo investigativo que realiza Guillermo De Anda, un apasionado del buceo que terminó estudiando los cenotes y cuevas de la península de Yucatán desde la perspectiva de la Arqueología.
En el 2012 fue nombrado explorador por la National Geographic Society, convirtiéndose en el primer arqueólogo subacuático mexicano en alcanzar este reconocimiento, quien se ha especializado en la cultura Maya.
“Cuando me enteré que los cenotes estaban relacionados a la cultura Maya, empecé a prepararme y la Arqueología fue la herramienta perfecta”, explicó sobre sus comienzos que lo llevarían a realizar más de 20,000 exploraciones durante 30 años de trayectoria.
De Anda estudió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, es además el primer mexicano con el grado de instructor de buceo en cuevas sumergidas, disciplina que lo involucró al campo científico y a descubrir la riqueza escondida en los cenotes.
Entre los estados de Yucatán y Quintana Roo se estima que hay alrededor de 6,000 cenotes; éstos son depósitos de agua de gran profundidad, lugares que los mayas consideraban sagrados y muchos de ellos se originaron desde la época del hielo.
“Los cenotes son verdaderos túneles del tiempo”, aseveró el experto, detallando que existen desde hace más de 15 mil años, los que fueron ocupados como refugio y proveedores de agua, algo que pueden confirmar con los descubrimientos realizados.
Junto a un grupo de arqueólogos, en el 2007, descubrieron el cenote ‘Hoyo Negro’, denominado así debido a la profundidad. Ahí descubrieron restos de tigres, pumas, coyotes y huesos de seres humanos bien conservados.
“La hipótesis nuestra es que los animales y pobladores cayeron en el abismo en busca de agua; además, estaba dándose un cambio climático y la tierra empezaba a calentarse”, advirtió el especialista.
Si bien establece que hay un espacio de 10 mil años entre esa época y la presencia de los mayas, el arqueólogo destaca que los cenotes dejan al descubierto el origen de la humanidad, razón por la que ahora promueve su preservación.
“Para los mayas los cenotes eran un lugar de esperanza, aquí se vincula lo sagrado y sobrenatural; por eso trataban de mantener un equilibrio cósmico a través de hacer ofrendas, rituales, oraciones y sacrificios para sus dioses”, explicó.
A fin de conocer mejor a las antiguas civilizaciones y mostrar la historia oculta en las cuevas sumergidas, en la actualidad impulsa el proyecto denominado Gran Acuífero Maya, en el que estudiarán las galerías, laberintos y profundidades vinculadas a esa cultura.
En ese sentido, el proyecto servirá para reunir a los diferentes grupos de investigadores y canalizar la información de los descubrimientos; asimismo, pretenden hacerla llegar al público para exponer el legado que tienen en la península de Yucatán.
“El primer paso es protegerlo de la contaminación, luego que los habitantes de la zona y turistas tengan la orientación necesaria para respetar estos lugares sagrados”, enfatizó De Anda.
Los cenotes no tienen más de 10 años desde que se les comenzó a poner mayor atención, reconoce el arqueólogo; sin embargo, los mismos investigadores todavía no dimensionan la magnitud de lo que encierran estos depósitos de aguas profundas.
“Ya no es la idea simplista de que los mayas tenían los cenotes para tomar agua o arrojar a los muertos; sino que son lugares con entradas que dividen al espacio físico del mundo de los espíritus donde los dioses habitan”, concluyó.
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