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Millones de Donald Trumps entre latinos; racismo y discriminación prevalecen entre mexicanos

“Ahí vienes los indios”, se escucharon las burlas al salir de una cancha de futbol mientras Erasto Cruz, oaxaqueño de tez morena y un metro sesenta centímetros de estatura, se adentraba al terreno de juego junto con sus amistades.

No eran “gringos” los que se mofaban de su aspecto, dice el residente de Los Ángeles. “Eran latinos como yo. Ese día, me sentí discriminado y por un momento hasta sentí vergüenza de mi apariencia no sé porque”, agrega Cruz, quien es maestro de música.

El racismo y la discriminación hacia los latinos en Estado Unidos, no llega como golpe al hígado solamente de los “Minuteman”, la extrema ala derecha de los republicanos o el magnate y candidato a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, sino también se practica y prevalece dentro de la misma comunidad inmigrante, señalan expertos.

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En este país tanto como en otros países latinoamericanos, la raza, color de piel, estatura, peso, nacionalidad, discapacidad, orientación sexual, condición socioeconómica y hasta los equipos de futbol y sus resultados pueden ser motivos de burla, desprecio y violencia; secuelas que afectan al ejecutor, la víctima y la sociedad entera.

¿Mexicanos contra mexicanos?

En tierra Azteca por ejemplo, no es inusual ver a las televisoras arraigar el problema con estereotipos. Los actores de piel oscura caracterizan a los ladrones, los pobres del vecindario o los sirvientes.

No hace falta tampoco los “gorditos” graciosos y las “flacas bonitas de piel blanca” que aunque son las sirvientas, al final de la novela se convierten en las dueñas de la herencia de la abuela millonaria.

Sin embargo, el problema del racismo y la discriminación sobrepasan las pantallas a diario “con las personas de la tercera edad, las mujeres, indígenas, homosexuales, migrantes y personas de escasos recursos como los principales afectados”, indica Ricardo Bucio, presidente del Consejo nacional para prevenir la discriminación en México (CONAPRED).

“La discriminación racial es una práctica en la que una persona o grupo es tratado de forma desfavorable o con desprecio a causa de prejuicios”, dice Bucio.

Para dar algunos ejemplos del problema, cifras de CONAPRED, el órgano de ese país que promueve el desarrollo cultural y social, revelan que en México existen unos 7 millones de indígenas y alrededor de 450 mil afromexicanos que sufren de discriminación.

Las cifras, reveladas en el 2010 señalan también que el 23.3% de la población no estaría dispuesta a compartir su hogar con las personas de otra raza. Sin embargo, el 54.8% afirma que alguna vez ha sido insultado por su color de piel. De hecho, seis de cada 10 mexicanos están conscientes de que la gente es insultada por su color.

Asimismo, un 16.5% de la población tiene la creencia de que los indígenas son pobres porque no trabajan lo suficiente. Otro dato revelador indica que en el caso de los afroamericanos, el 74% no tiene acceso a servicios de salud.

“Existen creencias falsas en relación al temer o rechazar diferencias para caber dentro de la ‘normalidad’ de lo que marca ‘la sociedad’. De esta forma, el racismo y la discriminación se crean de forma sistemática no solo en México sino entre latinos en Estados Unido y a nivel global”, sostiene Bucio.

¿Latinos contra latinos en EU?

En efecto, la discriminación y el racismo no tienen fronteras, señala Carlos Vaquerano, director ejecutivo de Salvadoran American Leadership and Educational Fund, una organización a favor de los derechos de los migrantes en Estados Unidos.

“Esta práctica no es extraña, sin embargo es más sutil en este país porque somos una minoría migrante que lucha contra la mayoría que aún no nos acepta por completo en esta tierra”, dice Vaquerano, de nacionalidad salvadoreña.

“Entre latinos el racismo y la discriminación se llevan a cabo por competencia; se hace más para ganar terreno en el trabajo, respeto y para ver quién es mejor… en otras palabras para sobrevivir”, sostiene.

Un ejemplo de ello, es la rivalidad que tienen los salvadoreños y los mexicanos.

“Los salvadoreño tenemos que atravesar tierra mexicana para cruzar frontera y se nos ve de menos por ser indocumentados en ese país, aquí también somos la minoría entre mexicanos y podemos sentir que nos hacen a un lado o nos hacen ‘bully’. En el futbol no se diga, somos enemigos a muerte”, dice Vaquerano entre risas.

Pero, la realidad es aun más cruda que el resultado de un partido de futbol, señala el activista.

“Los inmigrantes indocumentados somos discriminados también por latinos con documentos. Se nos olvida de donde somos, se nos olvida cómo vinieron nuestros padres o abuelos y pedimos levantar muros”, dice Vaquerano.

Según una encuesta de Pew Hispanic, en el 2012 más de la mitad de los latinos identificaron su raza como ‘alguna otra raza’ o se describen como latinos cuando se les da la opción. Mientras tanto, el 36 por ciento de este mismo grupo se identifica como blanco y el 3 por ciento dice que su raza es de color negro.

Cabe mencionar que en Estados Unidos, los latinos son el grupo minoritario más grande del país y el sector más creciente. Según la Oficina del Censo de Estados Unidos (2013), la población latina en 2012 era de 53 millones, lo que representa 17% de la población estadounidense. No obstante, los latinos son el segundo grupo más discriminado en la nación después de los afroamericanos.

Un resultado devastador

En un intento para combatir el racismo y la discriminación, la Organización de Naciones Unidas adoptó en 1960 una convención con la que se estableció el día 21 de marzo como Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Hasta la fecha no hay cambio.

“Si no nos respetamos entre las minorías en este país, nadie nos va a respetar”, asevera Francisco Moreno, director de comunidades del Consejo de Federaciones Mexicanas (COFEM).

“Si no nos ayudamos entre nosotros para escalar en la política… seguirán otros ofendiéndonos tal como lo hizo el candidato a la presidencia Donald Trump al llamarnos criminales y violadores”, agrega Moreno.

Y es que los efectos de la discriminación y el racismo “orillan a la gente al aislamiento, la violencia y en los casos extremos, a la muerte”, añade Bucio.

“Existe un cierto acuerdo y una aceptación social de la discriminación y el racismo y lo vemos como normal. Permitimos ser las victimas en ocasiones y en otras somos los victimarios, reproducimos esta mentalidad y hacemos que permanezca”, dice Bucio.

Esta es la razón por la cual existe la desigualdad de derechos y la desigualdad para acceder a estos. La única forma de radicar este problema, asevera Bucio, es “la educación, la promoción del cambio cultural de parte de las autoridades y el alto a la desvaloracion de nuestra identidad”.

Discriminado

Erasto Cruz sabe tocar más de seis instrumentos y da clases de música.

“En muchas ocasiones cuando la gente se entera de que sé tocar instrumentos, me trata mejor, me admiran, son más respetables… es triste ver eso, pero no me avergüenzo de donde vengo. Oaxaca tiene una cultura increíble y eso es lo que promuevo”, dice Cruz.

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