Columna: Eliminar la dependencia de los medicamentos recetados puede ser muy difÃcil; asà es como lo estoy logrando
Me encuentro ahora en mi tercera semana de abstinencia, después de pasar más de un año y medio reduciendo gradualmente mis dosis de antidepresivos. No ha sido fácil
Hay una diferencia entre ser adicto a un medicamento recetado y depender de él. “Soy dependiente de la cafeÃna, pero no adictoâ€, afirmó Keith Humphreys, profesor de psiquiatrÃa y ciencias del comportamiento en la Universidad de Stanford. “Nunca robé para comprar más caféâ€.
Para el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, la adicción “se caracteriza por la incapacidad de dejar de usar una sustancia; el incumplimiento de obligaciones laborales, sociales o familiares; y, a veces (dependiendo de la droga), tolerancia y abstinenciaâ€.
Mientras tanto, la dependencia fÃsica “puede ocurrir con el uso crónico de muchas sustancias, incluidos muchos medicamentos recetados, incluso si se toman según lo indicado. Por lo tanto, la dependencia fÃsica en sà misma no constituye adicción, pero a menudo la acompañaâ€.
Es un punto justo, e importante para muchos en la comunidad de recuperación, como me quedó claro en los últimos dÃas. Algunos lectores se sintieron particularmente descontentos con el tÃtulo en lÃnea de la columna del viernes pasado: “Hola, soy David. Soy drogadictoâ€.
En retrospectiva, un tÃtulo más matizado hubiera sido mejor, en lugar de una frase tan llamativa (aunque imprecisa), que se repite en el diálogo de innumerables pelÃculas.
Tampoco pude anticipar cuán fuertemente reaccionarÃan algunas personas en pos de distinguir entre adicción y dependencia cuando se habla sobre los sÃntomas de abstinencia.
Y debo reconocer que, si lo que yo estoy pasando es tan difÃcil, ni siquiera puedo imaginar lo que es para alguien que intenta dejar una adicción. Pero una palabra de advertencia para aquellos que contemplan un cambio en su terapia farmacológica: la abstinencia es la abstinencia. Y no es fácil.
“Llamémoslo como deseemos: adicción, dependencia. Lo que importa es que dejar una sustancia puede ser muy difÃcilâ€, expresó Aaron Kheriaty, director del programa de ética médica en la Facultad de Medicina de UC Irvine.
En mi columna anterior, noté que una cantidad de medicamentos recetados (analgésicos, antidepresivos, ansiolÃticos, tranquilizantes, estimulantes) pueden afectar los cuerpos de los usuarios tan intensamente, que es probable que aparezcan sÃntomas de abstinencia al dejar de tomarlos. Estos sÃntomas pueden incluir fatiga, náuseas, sudoración, cambios de humor e incluso tendencias suicidas.
Me recetaron antidepresivos hace aproximadamente una década para ayudar a hacer frente al insomnio relacionado con mi diagnóstico de diabetes tipo uno, en 2007. Y funcionaron bien.
Eventualmente, sin embargo, decidà que querÃa dejarlos.
Su meta era hablar sobre las redadas con representantes de la comunidad asà como con los agentes de inmigración, pero Roland Gramajo, activista comunitario, terminó siendo arrestado por un evento que él mismo organizó.
De ninguna manera estoy alentando a otras personas a dejar de tomar sus medicamentos, y ciertamente nunca sin consultar a un médico. Si una terapia funciona para usted, si ha mejorado su calidad de vida, siga adelante por todos los medios.
Si, por otro lado, elige hacer un cambio, tenga en cuenta que puede haber desafÃos por delante. “Los sÃntomas de abstinencia son angustiantes y hacen que las personas sigan tomando el medicamento para evitarlosâ€, explicó Joanna Starrels, profesora asociada en el Colegio de Medicina Albert Einstein.
La especialista destacó los tranquilizantes comúnmente recetados, como Xanax y Ativan, que actúan sobre el sistema nervioso central y que se conocen colectivamente como benzodiacepinas. “Dejar las benzodiacepinas como Xanax demasiado rápido no sólo es angustiante, es peligrosoâ€, advirtió. “Las personas pueden tener convulsiones e incluso morir por abstinencia de benzodiacepinasâ€.
Me encuentro ahora en mi tercera semana de abstinencia, después de pasar más de un año y medio reduciendo gradualmente mis dosis de antidepresivos. No ha sido fácil. He estado irritable y malhumorado. No estoy durmiendo bien. Siento y escucho un silbido en mi cabeza, que tomo como una señal de mi pulso, exigiendo su dosis.
Decidà dejar el medicamento después de leer en el New York Times, el año pasado, que los antidepresivos pueden generar más hábito de lo que muchas personas creen, y causar una incomodidad asombrosa e incluso debilitante cuando al cuerpo se le niega su dosis diaria.
El artÃculo señalaba que “casi la mitad de los que intentaron dejar de fumar no pudieron hacerlo debido a estos sÃntomasâ€.
Según los expertos, la acción más sabia es abordar cualquier medida para dejar los medicamentos recetados consultando primero con un proveedor de atención médica, alguien que pueda preparar al paciente para lo que viene y ayudarlo cuando las cosas se tornen difÃciles.
“Incluso si no es grave, puede ser extremadamente desagradableâ€, remarcó Gail Saltz, profesora clÃnica asociada de psiquiatrÃa en el Hospital Presbiteriano de Nueva York. “Uno harÃa casi cualquier cosa para no sentirse asÃ. Mucha gente podrÃa decir: ‘Olvidemos esto. Voy a volver a tomar el medicamento’â€.
Para Lon Schneider, profesor de psiquiatrÃa y ciencias del comportamiento en la Escuela de Medicina Keck, de la USC, “los pacientes deben ser conscientes desde el principio sobre el viaje en el que se están embarcandoâ€, tanto en términos de comenzar a usar un medicamento recetado, como de comprender la dependencia que puede generar. “La mejor opción para dejarlos es lo que se conoce como reducción lenta, un proceso que puede durar mesesâ€, indicó. “Hay que hacerlo lenta y metódicamenteâ€.
Asà es como lo hice. Trabajando con el endocrinólogo que trata mi diabetes, reduje gradualmente mi dosis diaria. Y una vez que redujimos eso, cambiamos mi consumo de todos los dÃas a dÃas alternos, y luego a cada dos dÃas.
Finalmente me lancé, y lo dejé por completo.
Los expertos con los que hablé dijeron que la sensación extraña que experimento ahora -que no es precisamente agradable-, se desvanecerá, y que deberÃa superar este trance en unos dÃas más. Gracias a Dios.
“No todos disminuyen al mismo ritmoâ€, expuso Chad Brummett, director de la División de Investigación del Dolor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan. “Es un proceso que requiere mucho tiempoâ€.
Ese es un punto importante. Todos somos diferentes y la reacción a un medicamento recetado será única.
Nuevamente, me permito enfatizar: los medicamentos recetados no son malos per se. Si funcionan para usted, genial. No haga ningún cambio.
Tal como escribà el viernes: “Un analgésico o un antidepresivo puede ser la diferencia entre una vida funcional y la desesperación implacable... No quiero señalar lo que es correcto para nadieâ€.
Y ahora tampoco lo hago. Pero para cualquiera que esté considerando un nuevo camino, aquà hay algunas lecciones basadas en mi propia experiencia:
. Sea paciente. Empezar a tomar medicamentos recetados es fácil; dejarlos no lo es.
. Consiga ayuda; este es un problema médico. Asegúrese de contar con un profesional de la salud a su lado.
. Establezca objetivos razonables. Permita que su proceso de reducción sea tan largo como necesite para sentirse cómodo y en control.
. Manténgase fuerte. Y recuerde que no está solo.
Descubrà que estar activo ayudaba a distraerme de las sensaciones desagradables, como el mal humor y la irritabilidad. Ir al gimnasio me ayudó. También pasear a mi perro; ambos hemos recorrido muchas millas juntos en los últimos meses.
Desde que se publicó la primera columna, varios lectores recomendaron una variedad de remedios para ayudar a lidiar con el estrés y la falta de sueño, desde la acupuntura y el yoga hasta el cannabis comestible.
Hablaré con mi endocrinólogo al respecto; estoy abierto a escuchar las experiencias de otras personas sobre el tema. “Si está tomando un medicamento que puede ser difÃcil de dejar, como las benzodiacepinas u opioides, hay que prepararse para un camino potencialmente difÃcilâ€, consideró Michael Barnett, profesor asistente de polÃtica y gestión de la salud en la Universidad de Harvard. “Está bien ir muy, muy lentamenteâ€.
Ya habrá mucho tiempo por delante para disculparse con todos por haber estado siempre malhumorado.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquÃ.
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