El Conejo de Pascua definitivamente vendrá a la ciudad. Estoy seguro de ello

A medida que comienza la temporada de fiestas bajo estrictas órdenes de distanciamiento social, algunas familias han celebrado el Seder de Pascua con Elías como único invitado a la mesa, mientras que otras se enfrentan a la perspectiva de celebrar en comunión la resurrección de Cristo sin poner un pie en su iglesia. (Agregue a la lista de milagros de Pascua de este año: conseguir que los miembros de la familia lejanos y no expertos en tecnología se conecten y estén en línea a tiempo para la transmisión en vivo de la mañana).

Y para aquellas familias con niños demasiado pequeños para comprender el significado de la fiesta más importante del cristianismo, pero lo suficientemente mayores como para recordar que implica todo tipo de dulces y huevos de colores esparcidos aquí y allá, puede haber un poco de duda de que el Conejo de Pascua vendrá este año, dada la pandemia del coronavirus.

Estoy aquí para decirles que el Conejo de Pascua definitivamente vendrá a la ciudad. (Y no necesita creerme a mí; la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, recientemente confirmó públicamente lo que todos sabemos que es verdad: el Conejo de Pascua es un trabajador esencial). Para muchos, la Pascua será celebrada de manera colorida y alegremente a pesar de la crisis global.

Sé que esto es cierto con cada onza de mi ser, y después de casi un mes de trabajar con mi despensa al alcance de mi mano, mi ser tiene muchas onzas, así que estoy preparado para ser optimista. Y esta fiesta es la encarnación del optimismo; la fe en que el sol saldrá, la roca rodará y algún bien inesperado saldrá de toda la oscuridad que la precedió.

Sin embargo, si se levanta el domingo sin el deseo o la capacidad de celebrar, sepa que el verdadero milagro de la Pascua, la reafirmación anual de optimismo que no requiere afiliación religiosa, lo ha llevado a cruzar la línea de meta.

Lo sé por experiencia personal y porque a lo largo de los años, he visto alegres celebraciones de este mismo día, que han surgido de circunstancias decididamente diferentes. Tras un año en el internado donde vivía, mi mejor amigo y yo nos encontramos en la iglesia, en compañía de mi familia, después de haber fumado un poco de la vieja hierba de Pascua (por así decirlo). Ambos estábamos convencidos de que una de las mujeres del coro de la iglesia nos cantaba directamente todo el tiempo. La Pascua llegó de igual manera.

El editor de moda adjunto de Los Angeles Times, Adam Tschorn, con orejas de conejo en el Centro de Visitantes del Cañón Red Rock en las afueras de Las Vegas el 23 de abril de 2011, una de las muchas en una larga fila de experiencias inesperadas de fin de semana de Pascua.

(Francine Orr / Los Angeles Times)

Muchos años después, luego de haber hecho aquello que decepcionó gravemente a mis padres, volví a casa por primera vez el domingo de Pascua esperando sufrir su bien merecida ira e indignación. En lugar de eso, me recibieron con los brazos abiertos y los corazones cálidos.

Más adelante, luego de unos años, el sol salió sobre una Pascua en Las Vegas donde, a través de una confluencia de extraños eventos, me encontré celebrando la fiesta con mis suegros (ni residentes de Nevada ni jugadores particularmente entusiastas). Fue una excursión de fin de semana que inexplicablemente incluyó un viaje familiar al desierto circundante, interminables chistes sobre la Sábana Santa y un encuentro con una tortuga extremadamente vieja.

Ahora, cuando la Pascua llega rodando como un huevo tambaleante, estoy listo para la acción. A continuación, algunos de los trucos de fiesta de Pascua que he descubierto a lo largo de los años y que podrían ayudarlo mientras salta por el sendero del conejito esta vez.

Mantenga su perspectiva clara

Aunque el Conejo de Pascua de este año no tenga los bigotes, las orejas largas y el chaleco alegre (¿o el chaleco fue sólo una cosa en mi infancia?), la apariencia que tenga el personaje tradicional de la Pascua y el portador de dulces no equivale a un cerro de golosinas. Después de todo, si lo piensa, ¿con qué frecuencia alguien realmente atrapa al lagomorfo come-zanahorias en el acto de dejar las canastas de Pascua de los niños o esconder los huevos?

Esa es la clave que hay que recordar si se dirige a la Pascua con un grupo en cuarentena que aún no posee todos sus dientes adultos.

Mándelos a buscar huevos

Si el cierre de negocios no esenciales ha dejado a su hogar en una situación financiera demasiado precaria como para ayudar al Conejo de Pascua, no se ha quedado sin opciones. (Le dije que era optimista, ¿verdad?) Eso se debe a que la tradicional búsqueda de huevos de Pascua todavía puede llevarse a cabo de manera segura siempre que se limite a su hogar y jardín y no involucre a nadie que no sea parte de su hogar.

Asegúrese de conseguir huevos de plástico rellenables. Recientemente vi algunos en Whole Foods Market que estaban hechos de un plástico compostable a base de plantas, por lo que no tiene que preocuparse de que queden uno o dos en los arbustos.

O corte y decore trozos de papel con forma de huevo. Para añadir un elemento de diversión, llene los huevos con trozos de papel que contengan una pista que conduzca al siguiente huevo (“abre la puerta y la luz se enciende”, para un huevo escondido en el refrigerador, por ejemplo), con el último huevo conteniendo un pequeño regalo, un poema o la promesa de un regalo post aislamiento.

La col roja puede ser usada como un tinte natural para volver azules los huevos de Pascua. Si desea variar las tonalidades, saque los huevos del tinte a intervalos.

(Mel Melcon / Los Angeles Times)

Si tiene a mano huevos de verdad, pero no acceso a tintes o kits de decoración comprados en la tienda, hay un montón de trucos creativos donde se usan cosas que probablemente tenga en su despensa o cajón de verduras, incluyendo la col roja (que puede convertir los huevos blancos en azules), cáscara de cebolla amarilla (un tinte naranja), remolacha (rosa) y cúrcuma (amarilla).

Siempre es más oscuro antes del amanecer

En la mañana de Pascua, me despertaré con la certeza de que si llego a este amanecer, también puedo hacerlo el año que viene. Sé que a medida que se acerquen las fiestas del próximo año, casi seguro que me lanzarán una bola curva que no creo que pueda golpear. Pero me balancearé con entusiasmo de igual manera. Realmente lo disfrutaré.

Y usted también debería hacerlo.

Aunque el estado actual del mundo lo haga sentir que con el hecho de ver salir el sol la mañana de Pascua es testigo de una especie de milagro, ¿adivine qué? Absolutamente lo es.

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