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En el debate por la revocación, los republicanos criticaron al gobernador Newsom por sus ordenes para usar mascarillas durante la pandemia

Republican candidates for California governor John Cox, left, Kevin Faulconer, Kevin Kiley and Doug Ose
Los candidatos republicanos a gobernador de California John Cox -izq.-, Kevin Faulconer, Kevin Kiley y Doug Ose participan en un debate en la Biblioteca Presidencial Richard Nixon, el miércoles pasado.
(Marcio José Sánchez / Associated Press)

Cuatro republicanos que esperan reemplazar a Gavin Newsom, si es destituido en las elecciones revocatorias del 14 de septiembre, se turnaron para culpar al gobernador por los problemas del estado, durante un debate salpicado de promesas de poner fin al mandato de uso de mascarillas, promulgar recortes masivos de impuestos y abolir el estado y las políticas de santuario local que ofrecen protección a inmigrantes sin estatus legal.

El evento del miércoles por la noche tuvo lugar en un momento crucial de la campaña: las encuestas recientes muestran que los californianos con más probabilidades de votar están divididos casi por igual respecto de expulsar a Newsom, y los votantes registrados comenzarán a recibir boletas por correo en menos de dos semanas.

Los cuatro candidatos republicanos en el escenario -el ex alcalde de San Diego Kevin Faulconer, el empresario John Cox, el asambleísta Kevin Kiley de Rocklin y el ex representante del norte de California Doug Ose- ofrecieron un retrato sombrío del estado, guiado por las políticas liberales de Newsom y el liderazgo demócrata de California: aumento de los delitos violentos, negocios que huyen y campamentos de personas sin hogar que bordean las calles de la ciudad.

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Tanto Cox como Ose se mostraron a favor de cambiar la ley de California para forzar el tratamiento a los desamparados que padecen una enfermedad mental o son adictos a las drogas. Kiley señaló que, como gobernador, se aseguraría de que los funcionarios del orden cooperaran con las agencias federales de inmigración para tomar medidas enérgicas contra las personas que ingresan ilegalmente al país.

Aunque los cuatro candidatos se unieron en contra de los mandatos de uso de mascarilla y vacunación, argumentando que las decisiones deberían ser individuales, sus enfoques variaron. Faulconer instó a los californianos a vacunarse.

“Es la forma de salir de esto. Estoy vacunado, mi familia está vacunada. Y si no queremos seguir lidiando con este tema que afecte a nuestros hijos y nietos, tenemos que tomar medidas”, remarcó. “Pero no soy partidario de los mandatos, prefiero la educación. No hay que imponer una salida del coronavirus”.

Cox, quien tuvo coronavirus al principio de la pandemia, dijo que no debería haber mandatos porque muchas personas ya han tenido la enfermedad y poseen anticuerpos.

“No necesitan la vacuna. No deberían aplicársela”, comentó, contradiciendo directamente las recomendaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU (CDC) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Kiley criticó la respuesta de Newsom a la pandemia, incluido el proceso de vacunación y las loterías para fomentarla. “Es un estudio de caso perfecto para la perversidad de la política de California: usar luces brillantes y obsequios en efectivo y el control estatal como un espejismo para tapar un gobierno estatal quebrado, que no le sirve a California de la manera más básica”, enfatizó.

El objetivo principal del debate, Newsom, no siguió el evento. El gobernador demócrata pasó la mañana acompañado de bomberos estatales y federales mientras realizaba una conferencia de prensa que ofrecía imágenes de campaña publicitaria en el lugar de un incendio forestal en el condado de Butte.

Los dos republicanos más conocidos en la contienda también estuvieron ausentes del debate, que se llevó a cabo frente a una multitud sin cubrebocas, de unas 120 personas, en una réplica del Salón Este de la Casa Blanca en la Biblioteca y Museo Presidencial Richard Nixon, en Yorba Linda.

La estrella olímpica convertida en estrella de TV Caitlyn Jenner, quien no logró ganar terreno en la carrera, estaba en Australia filmando “Celebrity Big Brother”. La campaña del locutor de radio Larry Elder, quien encabezó el campo de candidatos de reemplazo en encuestas recientes y generó un gran revuelo desde que ingresó a la contienda, a mediados de julio, argumentó que tenía un conflicto de agenda pero destacó que no quería participar en un ‘pelotón de fusilamiento’ republicano.

Si los candidatos que participaron están preocupados por Elder, no lo demostraron. “Estuve mucho en su programa en 2018”, señaló Cox, quien se postuló sin éxito contra Newsom para la gobernación, ese año. “Dijo que sería un gran gobernador”.

Los candidatos enfocaron en gran medida su fuego contra Newsom en lugar de entre ellos, aunque hubo algunos momentos de tensión, en particular cuando Ose expresó que había llamado a Faulconer un “hombre de plástico” porque el exalcalde usó datos modificados para reforzar la cuestión de la falta de vivienda en San Diego. Faulconer cuestionó el comentario de Ose.

El debate fue una prueba crucial para Faulconer, considerado durante mucho tiempo como la mejor oportunidad del partido republicano para poner fin a una sequía de 15 años en las elecciones estatales. El candidato anunció en febrero que desafiaría a Newsom, más de dos meses antes de que la revocatoria calificara para la boleta electoral, y ha tratado de encontrar la manera cortejando a los votantes de la base republicana, algunos de los cuales se muestran escépticos sobre sus políticas cuando era alcalde de San Diego, al tiempo que apela a los moderados.

A Faulconer, que no apoyó la carrera presidencial de Donald Trump en 2016 pero sí lo hizo en 2020, se le preguntó si agradecería la ayuda del expresidente en un respaldo o una aparición de campaña, y repetidamente se negó a responder de forma concreta. “Probablemente aceptaría el respaldo y el apoyo de cualquier republicano, independiente o demócrata que quiera deshacerse de Gavin Newsom y hacer de California un estado mejor”, contestó.

Newsom y sus aliados antidestitución llevan meses argumentando que la maniobra es un esfuerzo impulsado por los republicanos y nacida de los acólitos de Trump. El miércoles temprano, un juez de Sacramento rechazó una demanda de los líderes del proceso de destitución que desafiaban la descripción que Newsom hizo de ellos como “republicanos y partidarios de Trump” en la guía oficial de información para votantes.

Faulconer pasó las semanas previas al debate del miércoles esbozando posiciones políticas sobre temas urgentes como la falta de vivienda y la sequía del estado, ofreciendo propuestas que eran más detalladas que las de muchos de sus oponentes a la remoción, pero haciendo poco para socavar el aparente aumento de apoyo a Elder.

Faulconer se unió a los demás en el escenario para criticar lo que llamaron la enseñanza en las escuelas de California de la teoría crítica de la raza, que se centra en el amplio efecto que el racismo sistémico ha tenido en las vidas de las personas de color en el país. “Estados Unidos no es un país racista. Mientras más individuos se pongan de pie y digan la verdad, creo que mejor estaremos”, destacó Faulconer, y agregó que los cursos de teoría crítica de la raza derivan en una “cancelación de la cultura”.

Los candidatos se comprometieron a utilizar la oficina para reestructurar el gobierno estatal, rescindir la declaración de Newsom del estado de emergencia para responder a la pandemia y cambiar a los funcionarios que determinan la política educativa.

Pero dada la supermayoría de los demócratas en ambas cámaras de la legislatura estatal, que puede anular cualquier veto del gobernador, ninguno de ellos tendría mucho poder para forzar cambios en la ley estatal o remodelar el presupuesto estatal.

También tendrían solo un año para hacer las modificaciones prometidas antes de enfrentar nuevamente al electorado, en 2022.

De los aspirantes en el escenario, el que posiblemente más necesitaba el impulso del evento fue Cox, cuya derrota ante Newsom en la carrera por gobernador de 2018 fue la más desigual en la historia moderna de California.

Cox dijo que apoyaba el esfuerzo del ex presidente Trump para construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México. Al discutir cómo abordaría la situación de las personas sin hogar, respondió que “mucha gente que vive en la calle” debe ser colocada bajo tutelas.

La campaña de destitución del empresario, en su mayoría financiada por él mismo, busca hacer un espectáculo de los problemas del estado, comenzando con un recorrido en autobús en el que Cox llevó un oso Kodiak de 1.000 libras para simbolizar la necesidad de un cambio agresivo, y pasando a eventos organizados, en semanas recientes, junto a una bola de basura de ocho pies de altura, para ilustrar la necesidad de una acción rápida contra los desamparados.

Kiley, elegido para un escaño en la Asamblea como representante de los suburbios de Sacramento en 2016, ganó seguidores durante la pandemia entre los críticos de Newsom por desafiar el uso que el gobernador hizo de los poderes ejecutivos de emergencia. Él y un colega legislador republicano perdieron una batalla legal por los decretos del gobernador, el año pasado, para modificar las reglas electorales estatales en respuesta al COVID-19, una batalla que le ganó el cariño de algunos de los seguidores conservadores más acérrimos del partido.

La semana pasada, Kiley se basó en su experiencia como exmaestro en Los Ángeles al proponer colocar una medida en la boleta electoral estatal de noviembre de 2022 que autorizaría mediante cupones que las familias envíen a sus hijos a la escuela de su elección.

Ose argumentó que tenía las habilidades establecidas como líder electo para abordar problemas como el programa de seguro de desempleo del estado, que sufrió estafas por miles de millones de dólares en reclamos de desempleo fraudulentos y pagos de beneficios retrasados para los desempleados. También enfatizó que manejaría la agencia como un negocio exitoso y se aseguraría de que los californianos no pasaran horas en espera cuando llamaban para pedir ayuda. “Solo atiendan el maldito teléfono”, exclamó.

La presentación de los candidatos de este miércoles puede jugar un papel fundamental el sábado, cuando el partido republicano de California decida si respaldar a alguien en la contienda. A los votantes se les harán dos preguntas en la boleta para la elección de revocatoria del 14 de septiembre: ¿Debería retirarse Newsom? Y también ¿quién debería reemplazarlo, si lo revocaran?

Cuarenta y seis candidatos aparecerán en la boleta, pero solo un puñado ha armado campañas y recaudado sumas notables. Para los cuatro candidatos republicanos que participaron, el debate brindó una medida de atención pública que, de otro modo, hubieran tenido dificultades para lograr. El evento se transmitió en el canal 11 de KTTV-TV y otras afiliadas de Fox en todo el estado, Salem Radio Network y diversas estaciones radiales. Está previsto un segundo debate para la semana del 23 de agosto.

El enfrentamiento de 90 minutos fue moderado por el presentador de radio conservador Hugh Hewitt, los presentadores de KTTV Christine Devine y Elex Michaelson y el ex asesor de seguridad nacional de EE.UU Robert C. O’Brien.

El reportero de planta John Myers contribuyó con este artículo.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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