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Columna: Biden v. Trump, ¿cuál es mejor para la economía, y para usted?

Trump and Biden at their lecterns at their debate. They're even further apart on economic policy than they were on stage.
Los dos candidatos presidenciales en el debate del 29 de septiembre. Ambos están incluso más separados en materia de política económica que en el escenario.
(Getty Images)

Quienes dicen que las elecciones presidenciales del próximo mes podrían ser las más importantes en la vida de la mayoría de los estadounidenses, pueden estar subestimando la cuestión: las diferencias evidentes entre el demócrata Joe Biden y el republicano Donald Trump van más allá de la política y también tiñen sus enfoques económicos.

Por lo tanto, es oportuno analizar de cerca las plataformas económicas de los candidatos. Llamémoslas Bidenomics y Trumpnomics.

Hacer comparaciones directas es un poco difícil, porque Biden ha presentado propuestas detalladas sobre impuestos y gasto gubernamental, mientras que Trump simplemente publicó una lista con recuadros de objetivos a los que aspira: “Crear 10 millones de nuevos empleos”, “Reducir los precios de los medicamentos recetados” y así sucesivamente, sin especificar cómo lo lograría.

Moody’s Analytics expuso el problema directamente en un artículo del 23 de septiembre pasado. Juzgar las políticas de Trump es “complicado”, destacó la firma, “por su falta de transparencia y especificidad”.

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Dicho esto, Moody’s llegó a una conclusión similar a las de los grupos de expertos económicos en todo el espectro político: las políticas de Biden estimularán un mayor crecimiento económico y una distribución más justa de esas ganancias que las de Trump.

Muchos analistas de inversiones parecen coincidir. Los economistas de Goldman Sachs prevén “un impacto neto moderadamente positivo” en las ganancias corporativas ante un triunfo amplio demócrata -es decir, una victoria de Biden, la mayoría en el Senado y el control de la Cámara-. “Un gran aumento en el gasto fiscal, financiado en parte por el alza de los ingresos fiscales, impulsaría el crecimiento económico y ayudaría a compensar las ganancias en contra de las tasas impositivas más altas”, destacó la firma.

El mercado de valores podría estar transmitiendo las mismas expectativas. En la semana que terminó el 9 de octubre, el índice de referencia Standard & Poor’s 500 registró su mejor desempeño desde agosto.

No está claro si el aumento reflejó el alivio de que la ventaja cada vez mayor de Biden sobre Trump en las encuestas de opinión presagie la posibilidad reducida de un resultado incierto el día de las elecciones o la anticipación de una política económica más estimulante.

Los dos candidatos difieren en ambos lados del ‘gran libro de la economía’. Las propuestas de Biden apuntan a $7.3 billones de nuevos gastos durante la próxima década, según un cálculo de Moody’s. La mayor parte de ese gasto ocurriría en su primer mandato y se concentraría en infraestructura y programas sociales, incluida la atención médica y la asistencia para personas de bajos ingresos.

El plan de Trump anticipa una reducción en el gasto federal -menos Defensa- de $740 mil millones. Moody’s también está preocupado por la continuación -o una posible intensificación- de la campaña de Trump contra la inmigración y la prolongación de sus guerras comerciales con China e incluso con sus aliados de larga data.

Graph shows how a Democratic sweep would be better for economic growth than other election outcomes, according to Moody's
Un amplio triunfo demócrata en las elecciones sería mejor para el crecimiento económico que un triunfo republicano o la política actual, según Moody’s.
(Moody’s Analytics)

Durante el primer mandato de Trump, el aumento general de los aranceles a un máximo del 6% desde el 1.5% “actuó como un incremento de impuestos en la economía estadounidense, que perjudicó a los fabricantes, las empresas de transporte y los agricultores estadounidenses en particular”, escribió Moody’s. “Se espera más de lo mismo en un segundo mandato”.

Las expectativas son que Biden revoque las restricciones a la inmigración, lo cual aumentaría la fuerza laboral estadounidense y ponga fin a las guerras comerciales. Muchos analistas sugieren que esto último, en particular, eliminaría el lastre de los aranceles y restablecería la estabilidad de las relaciones comerciales.

Una circunstancia económica que no ha aparecido mucho en los análisis de las plataformas de los dos candidatos hasta ahora es la pandemia de COVID-19. En parte eso se debe a que el curso y el costo de la situación siguen siendo imponderables, aunque una estimación reciente sitúa su impacto en la economía del país en unos asombrosos $16 billones de dólares, casi tanto como el producto interno bruto de un año.

Pero gran parte de esa estimación surge del fracaso de la administración Trump para abordar la pandemia de manera efectiva. Biden presentó un plan para tomar una mano más firme en las medidas sociales, implementar una mejor coordinación de las actividades gubernamentales y un enfoque más coherente de la ciencia respecto al virus, los tratamientos y las vacunas.

En un área, los candidatos son similares: ambos aumentarían significativamente la deuda federal, según el Comité para un Presupuesto Federal Responsable, un grupo de expertos que lucha contra el déficit. El comité pronostica que la deuda federal aumentaría del 98% del PIB actual al 125% para 2030 con Trump, y al 128% con Biden. Las estimaciones no incorporan los gastos de asistencia por el coronavirus.

El programa de Biden aumentaría el gasto federal mucho más allá de cualquier alza de impuestos que haya propuesto; Trump expandiría el déficit recortando los ingresos fiscales por debajo de lo necesario para financiar al gobierno.

Biden ha respaldado el aumento de impuestos a los estadounidenses más ricos, que empezaría por aquellos hogares con ingresos de más de $400.000 al año, y restauraría algunos de los recortes de impuestos corporativos promulgados por los republicanos en 2017. El umbral de $400.000 cubriría el 1.8% superior de los hogares estadounidenses. También impondría el impuesto sobre la nómina, que financia el Seguro Social y parte de Medicare, en el mismo segmento. Actualmente, este tributo tiene un tope de ingresos salariales de $137.700, que se elevará a $142.800 el próximo año.

El plan de Biden concentraría los impuestos sobre la renta y la nómina entre el 1%, un nivel que inicia con ingresos de alrededor de $700.000 al año. Asumirían el 96.7% de sus cambios impositivos, según el modelo presupuestario de Penn-Wharton.

Aumentaría, además, la tasa impositiva corporativa marginal máxima al 28%, un retroceso parcial de la reducción al 21% desde el 35% en la ley de recortes de impuestos del partido republicano. Biden también impondría un impuesto mínimo del 15% sobre los ingresos corporativos informados.

Según las propuestas de Biden, los impuestos a las ganancias de capital se elevarían a la misma tasa que los ingresos ordinarios; estas ahora se gravan a un máximo del 23.8%, en comparación con una tasa federal máxima sobre los ingresos ordinarios del 37%.

Charts show how Joe Biden's tax plan would hit the wealthy hard and leave the middle and working classes largely alone
Los aumentos de impuestos de Biden afectarían mayormente a los ricos y dejarían a las clases media y trabajadora en gran medida tranquilas, según lo medido por los cambios en sus ingresos después de impuestos, de acuerdo al Tax Policy Center.
(Tax Policy Center)

También eliminaría el llamado aumento de la base que permite que el impuesto a las ganancias de capital se extinga por completo cuando los activos de capital, como las acciones, se legan a los herederos. El incremento es una gran ventaja inesperada para las familias ricas.

Biden utilizaría el aumento de ingresos, así como los préstamos del gobierno, para incrementar el gasto en infraestructura en $2.4 mil millones hasta el final de su mandato, incluidas las inversiones en infraestructura de transporte y energías limpias.

También ampliaría el gasto en viviendas asequibles, educación de grados K-12 y superior, y banda ancha. La educación terciaria y universitaria sería gratuita para las familias con ingresos inferiores a $125.000. Habría preescolar universal para niños de tres y cuatro años de edad. Además, ampliaría los subsidios fiscales para los planes de salud de la Ley del Cuidados de Salud Asequibles, al tiempo que expandiría Medicaid para los hogares de bajos ingresos.

El enfoque de Trump es reducir los impuestos, especialmente a los ricos, y reducir casi todos los gastos que no sean de Defensa.

Indexaría la tasa del impuesto a las ganancias de capital a la inflación, un obsequio para los hogares ricos que fue promovido por los conservadores durante años, y ofrecería a las corporaciones deducciones liberalizadas; convertiría los recortes de impuestos individuales que deberían expirar en 2025 en recortes permanentes, los beneficios de ello irían en gran parte a los contribuyentes ricos.

Trump recortaría el gasto social del gobierno. Seguiría presionando por los requisitos laborales para Medicaid, que se espera que reduzcan la inscripción en el programa entre los hogares de bajos ingresos, y reduciría el gasto en cupones de alimentos y Asistencia Temporal para Familias Necesitadas.

Las propuestas de Trump de aplazar o eliminar el impuesto sobre la nómina pondrían en mayor peligro fiscal a dichos programas.

La mayoría de los análisis de las diferencias entre las políticas económicas de los candidatos asumen un gobierno unificado bajo el ala demócrata o el ala republicana. En un gobierno dividido casi nada cambiaría, así sea que la Casa Blanca y la Cámara de Representantes estén en manos demócratas y el Senado aún esté controlado por el partido republicano, o que Trump sea reelegido y la Cámara y el Senado sigan siendo demócratas y republicanos, respectivamente.

“En cualquier escenario, es difícil ver el camino político hacia grandes cambios en las políticas fiscales y de gasto público”, comentó Moody’s. La política continuaría manejada principalmente por decretos; Trump endurecería las posturas de comercio e inmigración, mientras que Biden las flexibilizaría.

Las diferencias en los resultados económicos de los dos escenarios unificados son marcadas.

Moody’s anticipa una ganancia de 18.6 millones de puestos de trabajo durante los próximos cuatro años si hubiera un enorme triunfo demócrata, con un retorno al pleno empleo (una tasa de desempleo de alrededor del 4% o menos) para la segunda mitad de 2022. Los ingresos familiares netos aumentarían en $4.800 dólares durante el mandato de Biden, según estimaciones de Moody’s.

Si hubiese un enorme triunfo republicano, proyectan los analistas, los puestos de trabajo aumentarían en 11.2 millones, y el pleno empleo no se alcanzaría hasta la primera mitad de 2024. Prácticamente no habría alzas en los ingresos netos familiares.

Las contiendas electorales que enfrentan a un aspirante contra un titular generalmente giran en torno a si los votantes quieren más de lo mismo o un cambio de rumbo. Hay indicios de que una victoria de Biden el próximo mes no solo cambiaría el curso de la economía, sino que apuntaría a un giro cerrado.

VIDEO | 06:07
LA Times Today: Bidenomics vs. MAGAnomics — which is better for the economy, and you?

Watch L.A. Times Today at 7 p.m. on Spectrum News 1 on Channel 1 or live stream on the Spectrum News App. Palos Verdes Peninsula and Orange County viewers can watch on Cox Systems on channel 99.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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