‘America First’ contra ‘America in the world’. En la mayoría de los temas de política exterior, Trump y Biden tienen amplias diferencias
WASHINGTON — Un escándalo por extorsión de armas con Ucrania; un polémico plan de paz para Israel y los palestinos; insultos a los aliados mientras se coquetea con los adversarios: la agenda de política exterior del presidente Trump ha estado, literalmente, en todo el mapa.
El candidato presidencial demócrata Joe Biden promete un cambio significativo: disciplina y consistencia, ya que probablemente intente desmantelar muchas de las iniciativas de Trump.
Si las posiciones de Biden podrían resolver alguno de los problemas globales que enfrenta Estados Unidos es una incógnita importante. Pero Biden, a lo largo de sus años como vicepresidente y senador, afirma tener una larga historia en política exterior en la que apoyarse, mientras que Trump, por su propia cuenta, ofrece políticas basadas en gran medida en los instintos y las transacciones.
“Sé bastante sobre la política exterior estadounidense y tengo relaciones en todo el mundo”, dijo Biden en una conferencia de prensa en julio en Delaware. “Aquellos a quienes no les agrado me respetan, y aquellos a quienes les agrado me respetan... Sé cómo hacer las cosas a nivel internacional”.
Trump sostiene que su estilo duro es el que le da resultados y que Biden es demasiado suave para apaciguar a negociadores duros como China. El enfoque de Biden es anacrónico, sostiene Trump.
En los discursos de campaña, Biden dice que restaurará el liderazgo de Estados Unidos en el escenario mundial que fortalecerá los lazos con los aliados y cuestionará a los adversarios. Eso sería una reversión de la doctrina de “America First” de Trump que ha visto al país alejarse de muchas de sus esferas de influencia globales. El ahora presidente no ha sido tímido al momento de ofender a socios tradicionales como Alemania y parecer deferente con enemigos como el presidente ruso Vladimir Putin.
Irán
Los asesores de Biden dijeron que una gran parte de la política exterior del demócrata sería “corregir” los errores de Trump. Con gran fanfarria, el presidente se retiró del histórico acuerdo nuclear con Irán, un logro supremo de la era Obama-Biden, y se comprometió a exprimir a la República Islámica con sanciones económicas que la obligarían a capitular ante negociaciones más duras. Eso no sucedió, aunque la economía de Irán se está tambaleando.
La administración no logró persuadir a los signatarios europeos y de otros países del acuerdo de 2015 para que se unieran para abandonarlo; Irán, con pocas razones para cumplir con el acuerdo, ha comenzado una producción limitada de centrifugadoras, y los esfuerzos de Estados Unidos ahora para extender un embargo de armas en el Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán está en duda.
Trump argumenta que su gobierno ha tenido “logros históricos” al presionar a Teherán, pero su atención a los detalles parece haber disminuido.
Biden intentaría resucitar el acuerdo nuclear, comenzando por acercarse a los aliados “y si Teherán vuelve a cumplir”, según un documento de campaña. Pero no está claro con qué facilidad se podría volver a atraer a todas las partes a las conversaciones.
América Latina
El cambio de régimen también fue uno de los dos pilares de la política de Trump para América Latina. Se centró en una campaña de sanciones financieras y diplomáticas con la esperanza de forzar al presidente venezolano Nicolás Maduro para dejar el poder al igual que el gobernante Partido Comunista de Cuba.
El gobierno de Obama también impuso sanciones a Maduro, pero a Cuba le puso fin a medio siglo de hostilidades de la Guerra Fría y reabrió las relaciones diplomáticas. Trump, a su vez, revirtió la propuesta de Cuba, en parte para atraer a los votantes de Florida, y Biden dice que la revivirá.
En otras partes de América Latina, Trump tenía una prioridad: obligar a los países centroamericanos a cooperar con él en medidas drásticas para evitar que los migrantes y solicitantes de asilo crucen a Estados Unidos usando la frontera sur con México. Después de que amenazó con bloquear la ayuda y aplicar aranceles a los países relativamente pobres, accedieron.
Por el contrario, Biden, a quien Obama puso a cargo del tema México-Centroamérica, supervisó un amplio programa de “prosperidad” destinado a mejorar la justicia y la seguridad en esos países para que los ciudadanos no sintieran la presión de huir. Sigue siendo discutible si el programa logró avances significativos.
Medio Oriente
Otra área de la política que ha deleitado y entusiasmado a la base principal de partidarios de Trump, pero que ha consternado a gran parte del mundo, involucra el conflicto palestino-israelí.
Trump prometió forjar un acuerdo histórico que traería la paz a la volátil región y colocó a su yerno, sin experiencia, a cargo de ello. Luego revirtió décadas de política y tradición internacional al reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y trasladar la Embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a la Ciudad Santa, también reclamada por los palestinos.
Continuó retirando el apoyo a un estado palestino independiente para ubicarse junto a Israel y se negó a condenar los planes del primer ministro Benjamin Netanyahu de anexar gran parte de Cisjordania, hogar de la mayoría de los palestinos.
Netanyahu es famoso por despreciar a Obama, pero conoce y, dicen sus asesores, se lleva bien con Biden desde hace años. En consecuencia, pocos esperan un regreso a los tormentosos años de Obama si Biden es elegido presidente. Al mismo tiempo, dice que sigue apoyando un estado palestino, la solución de dos estados, pero no trasladará la embajada a Tel Aviv.
Biden dice que no se doblegaría ante Arabia Saudita, como él y otros demócratas sostienen que Trump lo ha hecho. Incluso los republicanos en el Congreso se unieron a sus homólogos demócratas para condenar el hecho de que Trump no responsabilizara al gobernante saudí, el príncipe Mohammed bin Salman, del asesinato de un periodista saudí radicado en Estados Unidos y del desenfrenado asesinato de civiles en la guerra civil de Yemen.
Trump dice que mantener una relación sólida con Arabia Saudita supera otras preocupaciones, especialmente cuando Washington intentó construir una alianza contra Irán, el archienemigo de Riad, y procedió a vender miles de millones de dólares en armas al reino del desierto. Es poco probable que esas políticas cambien en un segundo mandato del ahora presidente de EE.UU.
Mientras se compromete a reanudar la participación total de Estados Unidos en el mundo de las organizaciones multilaterales, desde la OTAN hasta las Naciones Unidas, Biden también promete restaurar los derechos humanos a un papel central en la política exterior y reconstruir un Departamento de Estado desmoralizado, en gran parte marginado por Trump. El presidente y su principal diplomático y feroz aliado, el secretario de Estado Michael R. Pompeo, han tratado de redefinir los derechos humanos, diciendo que los elementos más importantes son la libertad religiosa y los derechos de propiedad.
Aunque tanto Trump como Biden aprobaron inicialmente la guerra liderada por Estados Unidos en Irak que comenzó en 2003, ahora acuerdan esencialmente retirar tropas de varias zonas de guerra, incluida Afganistán.
Rusia y Ucrania
Sobre Rusia, que los funcionarios de inteligencia estadounidenses dicen que una vez más intenta interferir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en beneficio de Trump, Biden ha dicho que se enfrentará a Moscú, pero ha ofrecido solo algunos detalles más allá de la renovación del acuerdo de control de armas nucleares ‘New START’ que Trump echaría a pique.
Trump, cuya distorsión de los esfuerzos anticorrupción de Biden en Ucrania eventualmente condujo al juicio político del presidente, en ocasiones ha parecido dispuesto a aceptar la anexión rusa de la península de Crimea en Ucrania. Biden dice que impondría la posición tradicional estadounidense e internacional de exigir que Rusia se retire de Crimea y abandone los esfuerzos por apoderarse del este de Ucrania. Biden ha negado haber actuado mal en Ucrania, donde su presión ayudó a llevar al despido de un fiscal supuestamente corrupto.
Trump, al señalar que el hijo de Biden tenía un trabajo bien remunerado en una empresa ucraniana de gas natural, retrasó la entrega de armas críticas a Kiev mientras intentaba obligar al presidente de Ucrania a suministrar pruebas incriminatorias sobre los Biden. Trump fue acusado por la Cámara de Representantes y absuelto por el Senado.
China
Trump comenzó su mandato en el cargo con propuestas amistosas hacia el presidente chino Xi Jinping, pero esta ha sido una ‘montaña rusa’ que ha incluido la guerra comercial que ha terminando con una nota hostil, ya que la administración culpa a China por la pandemia de COVID-19 y ataca rutinariamente al Partido Comunista Chino por una multitud de pecados.
Esto se produce después de que China montó una política exterior asertiva e hizo incursiones en muchas partes del mundo, algo por lo que Biden también puede compartir cierta responsabilidad por no haber podido controlar a la superpotencia económica en los años de Obama.
No está claro a dónde iría ninguno de los dos como presidente, aunque el equipo de Biden dice que pondrá más énfasis en los derechos humanos que Trump.
Corea del Norte
Los movimientos de política exterior más importantes de Trump involucraron a Corea del Norte y las cumbres con el líder Kim Jong Un, la primera entre un presidente estadounidense en funciones y un gobernante de la dinastía dictatorial Kim.
Si bien Trump sostuvo que sus reuniones estaban diseñadas para obligar a Pyongyang a deshacerse de su arsenal nuclear, no se avanzó en esa área y, de hecho, la mayoría de los expertos de Corea dicen que Kim ha continuado construyendo y probando nuevas armas.
Es probable que Biden regrese al enfoque de la era de Obama de construir alianzas contra Corea del Norte para endurecer las sanciones y aislar al país, un aislamiento que Trump ayudó a debilitar. Los asesores de Biden reconocen, sin embargo, que Corea del Norte seguirá siendo un problema insoluble y una amenaza potencial para la seguridad de Estados Unidos.
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