Editorial: El mundo rechaza cambiar su rumbo suicida hacia el catastrófico cambio climático
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El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicó un informe bastante grave el miércoles concluyendo que para 2030, la producción mundial de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) sería más del doble de lo que podemos consumir de manera segura si esperamos limitar los impactos más severos del calentamiento global causado por el hombre.
En otras palabras, en lugar de adoptar políticas y prácticas para frenar el aumento de las temperaturas globales, la humanidad esencialmente continúa en el mismo curso suicida en el que ha estado durante décadas. Y, por supuesto, las políticas de la administración Trump que buscan cada vez más la producción de combustibles fósiles en Estados Unidos son exactamente opuestas a lo que necesitamos hacer.
El Emissions Gap Report es el primer esfuerzo de la ONU para comparar las emisiones globales proyectadas con los objetivos establecidos en el acuerdo de París de 2015, en el cual los gobiernos mundiales reconocieron el peligro inminente y se comprometieron a tomar medidas para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero. El acuerdo, que tenía como objetivo limitar el aumento de las temperaturas globales a 1.5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, fue promovido por la administración Obama; la decisión del presidente Trump de retirarse del pacto dejaría a Estados Unidos, a pesar de su papel clave en forjar el acuerdo, como un caso atípico global, el único país que no forma parte de él.
El nuevo informe extrapola a partir de datos de emisiones de EE.UU y otras siete naciones que representan el 60% de la producción mundial de combustibles fósiles. También se basa en un documento anterior que proyecta que incluso si las naciones cumplen con sus compromisos actuales en virtud del acuerdo de París, las temperaturas aún subirían entre 3 y 4 grados centígrados. Aún más problemático: las emisiones globales de carbono “se han mantenido exactamente en los niveles proyectados hace una década, en los escenarios habituales utilizados en el informe”, escribió Inger Andersen, director ejecutivo del Programa de Medio Ambiente.
Eso pone de relieve un obstáculo clave para realizar cambios significativos en la forma en que creamos y consumimos energía. Muchas naciones siguen demasiadas políticas, que van desde impulsar una mayor producción de combustibles fósiles hasta subsidios para las industrias del carbón, el petróleo y el gas, que van en contra de sus reducciones prometidas en las emisiones.
No hay una manera fácil de arreglar esto, pero existen algunos pasos bastante claros que podrían tomarse, incluida la reducción de exenciones de impuestos y subsidios para los combustibles que nos ponen en peligro, permitiendo así que los precios del mercado reflejen con mayor precisión el costo real; cambiar el mercado en sí mediante el uso de políticas gubernamentales, incluidos los impuestos sobre el carbono, para impulsar una rápida transición global a las energías renovables; y ayudando a las naciones en desarrollo cuyas demandas de energía están creciendo para construir infraestructuras de energía renovable que no dependan de combustibles fósiles.
Y debemos hacer esto con un sentido de urgencia, y sin engañarnos sobre el destino que nos espera si no lo hacemos.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí
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