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Opinión: Cinco razones por las que el cambio climático es el peor problema ambiental que el mundo ha enfrentado jamás

Los productos químicos que causan el smog pueden relacionarse directamente con el aire sucio que se percibe a simple vista, y las soluciones pueden crearse a nivel local. Con el cambio climático, en cambio, no hay evidencias claras que puedan vincularse a eventos específicos.
(Lawrence K. H / Los Angeles Times)

Incluso ahora, que la mayor parte del mundo reconoce que el cambio climático es real y está causado por los humanos, combatirlo resulta abrumador. ¿Por qué? Hay cinco características que se combinan para hacer que el calentamiento global sea una crisis ambiental más problemática que cualquier otra que hayamos enfrentado antes.

Primero, los contaminantes que contribuyen a él son globales, generan daño sin importar en qué parte de la tierra sean liberados. Los contaminantes del pasado —como el dióxido de azufre, que causa lluvia ácida, u óxidos de nitrógeno, que son precursores del smog— son locales, causan la mayor parte del daño cerca de donde son liberados. Es mucho más probable que los funcionarios electos promulguen medidas para reducir los contaminantes locales, porque los votantes que los eligen están directamente afectados por esa contaminación. Pero con los contaminantes globales, gran parte del daño ocurre muy lejos y, además, quizá es algo que un funcionario electo no podría controlar mediante la acción local.

Para finales de siglo, las múltiples consecuencias del cambio climático costarán a Estados Unidos cientos de miles de millones de dólares por año, según un nuevo estudio realizado por científicos de la Agencia de Protección Ambiental.

La segunda característica complicada de los contaminantes del cambio climático es que gran parte del perjuicio se producirá en el futuro. El electorado y sus funcionarios públicos tienen menos razones para aprobar medidas que costarían dinero y causarían inconvenientes ahora, cuando el daño más grave se acumulará en un futuro distante y misterioso.

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El tercer problema es que los contaminantes que producen el cambio climático no pueden vincularse directamente con evidencias. Mientras que las emisiones de óxido de nitrógeno crearon smog —algo que se advirtió fácilmente— estos contaminantes generan eventos negativos más frecuentes, pero que también pueden ocurrir de forma natural. Podemos medir, con el tiempo, que los huracanes se están volviendo más húmedos y más dañinos; o que los ciclos de sequía duran más, pero esas observaciones son fácilmente descartadas por quienes desean minimizar la cuestión, ya que el clima siempre ha sido variable. También se puede ignorar el aumento de las temperaturas promedio, porque siempre ha habido días récord y olas de calor.

Harvey es el último fenómeno meteorológico que antes provocaban inundaciones cada 500 años y se consideraban muy raros.

La cuarta característica que hace que el cambio climático sea particularmente desalentador es que los países en desarrollo contribuyen con una gran parte de la contaminación que lo impulsa. Esto es importante por varias razones. Es difícil para las naciones desarrolladas argumentar que las mismas tecnologías que hicieron posible su crecimiento ahora deberían negarse a los países que están rezagados en su implementación. Y es difícil para los encargados de formular políticas en esas naciones en desarrollo justificar incurrir en los costos de reducir los contaminantes mundiales, cuando sus ciudadanos aún luchan por obtener suficiente para comer o tener acceso al agua limpia.

La característica final que hace que el cambio climático sea un problema tan espinoso es que los contaminantes que lo causan están directamente relacionados con aspectos cruciales de la vida de las personas, como el transporte, la electricidad del hogar y la calefacción y el aire acondicionado. Además, las alternativas todavía son más costosas.

En 1965, los principales científicos de la época produjeron un informe para el presidente Lyndon B.

Algunos problemas ambientales del pasado tuvieron soluciones mucho más fáciles. Los contaminantes que causaron el agujero en la capa de ozono, por ejemplo —los clorofluorocarbonos— también eran globales y estaban vinculados con productos ampliamente utilizados, como la refrigeración, el aire acondicionado y la laca para el cabello. Pero había alternativas baratas y fácilmente disponibles. Ello no ocurre con los productos derivados del petróleo que utilizamos para alimentar nuestros automóviles, el gas natural y el carbón que todavía se emplean para generar electricidad. Sí, se están desarrollando alternativas, pero a menudo son más costosas y no se han adoptado ampliamente en todo el mundo.

Si un genio malvado se hubiera propuesto diseñar la crisis ambiental perfecta, que destruyera lentamente la tierra a través de las propias acciones de los humanos y fuese difícil de combatir, esos cinco factores habrían hecho del cambio climático una elección brillante. Pero no necesitamos un genio malvado; nos topamos con la cuestión por nuestra propia cuenta.

Christopher Knittel es profesor de economía aplicada en la MIT Sloan School of Management y director del Centro de Investigación de Políticas de Energía y Medio Ambiente del MIT.

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