¿Deben participar los hispanos en el censo?
En 2020 se levantará el censo de población en Estados Unidos. No es cosa menor, ya que con la información obtenida se distribuyen los 435 escaños de la Cámara de Representantes por estado y se definen los distritos legislativos a nivel local y federal; asimismo, se delinean políticas en las que se asignan alrededor de 675 billones de dólares anuales de fondos federales que se emplean en escuelas, hospitales e infraestructura.
El censo también influye en acciones que se dan en entornos privados, pues muchas empresas toman decisiones de operación o inversión con base en la distribución de la población. Sus implicaciones son enormes, de ahí la importancia de que se cuente a todos por igual, sin importar sexo, raza o edad.
Para los hispanos, es esencial que el censo refleje el peso demográfico y económico que tienen en Estados Unidos, de lo contrario van a perder representación política y recursos para sus comunidades.
Históricamente, los hispanos han estado subrepresentados, los factores son varios, por ejemplo, viven en familias con uno o varios miembros indocumentados que por temor a ser deportados prefieren no participar en el conteo.
Este miedo que se refuerza con los comentarios anti-inmigrantes del presidente Trump, y con la intención de su administración de incluir en el censo una pregunta sobre ciudadanía -aun cuando ésta no revela el estado migratorio de los inmigrantes-, podría disminuir el índice de respuesta considerablemente, ya que causa temor e inhibe la participación.
Sin embargo, por más que la administración quiera justificar la inclusión de esa pregunta para recabar información con el fin de mejorar la implementación de la Ley de Derechos Electorales (Voting Rights Act), cabe la duda de qué garantías hay de que no se va a usar en perjuicio de la comunidad inmigrante.
El levantamiento del censo se da a través del envío de cuestionario por correo regular y, por primera vez, por el llenado on-line, y es responsabilidad de cada individuo contestarlo y enviarlo de regreso.
Es imperativo garantizar que todos los hispanos reciban completos los documentos necesarios (muchos de ellos de bajos recursos no tienen acceso a internet y viven en zonas de difícil acceso), por lo que se deben establecer campañas informativas para concientizar a la comunidad de la importancia de ser contados, y así incrementar los índices de respuesta, principalmente en los estados con mayor concentración de hispanos.
Sería un error de la administración Trump no proporcionar las condiciones necesarias para dar certidumbre a la población de que la información no va a ser utilizada en perjuicio de un grupo étnico o de los inmigrantes.
Es necesario que los hispanos estén representados fielmente en el conteo, y que la información se utilice para generar políticas públicas que garanticen mejores servicios públicos y una representación política justa.
Es necesario entender que los hispanos son parte fundamental de este país y como tal deben ser tratados.
Lamentablemente, las señales de la administración Trump no son alentadoras; mientras siga con su campaña antiinmigrante, muchos hispanos, principalmente los indocumentados, tienen todos los incentivos para evitar ser incluidos en el censo o en cualquier otra fuente de información que los exhiba, con lo cual se dañaría a toda la comunidad. Ojalá no sea así.
No se puede esperar otros 10 años para obtener una representación justa, se necesita que todos los hispanos participen para que sean incluidos en este censo y que, a partir de éste, reciban mejores oportunidades de vida. Estados Unidos no puede prosperar si los hispanos son marginados.
* Oscar Gómez es investigador y analista en Mexa Institute, con sede en Washington, D.C.
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