La niñas latinas de Nueva York, las que más atentan contra sus vidas
Nueva York — María, una inmigrante adolescente de Nueva York intentó quitarse la vida hace un año, cuando apenas había llegado a esta ciudad. Su caso no es el único. Las niñas y adolescentes latinas encabezan las tasas de tentativas de suicidio en la Gran Manzana.
“Estaba bastante borracha ese día, bastante drogada”, con marihuana, sustancias a las que recurrió un día para olvidar sus problemas, dijo a Efeusa la joven, de 17 años.
“Todo lo que venía trayendo llegó al límite y sentí que tenía que hacerlo. Con mis papás había bastantes problemas para entendernos. La escuela me estresaba pero no era tanto como con mis papas, sentía que la relación con ellos no iba a ningún lado”, señaló María, un nombre ficticio para proteger su identidad, que nació en Ecuador.
Como muchos hijos de inmigrantes, estuvo separada de su padre, que había emigrado a España, donde la familia se reunió cuando ella tenía seis años y allí vivieron juntos durante cinco años. Su padre emigró entonces a Nueva York y se volvieron a reunir cuando ella tenía cerca de 16 años.
Tan pronto ella llegó a Nueva York afloraron las discrepancias que hace un año la llevaron a encerrarse en el baño de su casa en el distrito de Queens y cortarse las venas con un cuchillo.
“Yo no he vivido tanto con mi padre. Al llegar aquí quería controlar todo sobre mi, creía conocerme y él no me conocía, no sabía quién era yo, lo que me gustaba, me agobiaba mucho”, indicó.
“Tenía creencias machistas, como no te puedes poner faldas muy cortas o ese vestido para ir a la escuela porque vas a estudiar y no a otra cosa; me decía tienes que lavar, cuidar a tu hermano. Quería tener control sobre mi y que todo fuera como él quisiese”, argumentó.
Su madre, dice, no intervenía para no quitar autoridad al padre frente a su hija.
De acuerdo con estadísticas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de 2017, las más recientes, un 13,1 % de las jóvenes latinas de la ciudad de Nueva York, donde se concentra la población hispana del estado, han intentado suicidarse.
Se trata del mayor porcentaje por grupos étnicos, seguido por el de las jóvenes negras, con un 10,8 %.
Al mirarlo por distritos, es similar en Brooklyn y El Bronx, pero alarmante en Queens, donde en dos años ese porcentaje pasó del 13,2 % al 16,4 %.
Ese distrito también tiene la tasa más alta, 22,6 %, de las jóvenes hispanas que consideran seriamente atentar contra sus vidas.
A nivel de Estados Unidos, el 10,5 % de las chicas latinas han intentado quitarse la vida, mientras que la cifra para las negras es del 12,5 %.
Problemas de adaptación cultural, acoso y discrepancias con sus padres son algunas de las razones para esa decisión, según la doctora Rosa Gil, trabajadora social fundadora y directora del programa “La vida es Preciosa”.
Es el único programa en Nueva York de prevención de suicido de latinas entre los 12 y 17 años que brinda servicios a jóvenes como María o que han contemplado el suicidio.
Fue también el primero a nivel nacional y ayuda a las jóvenes con consejería, tareas escolares, a través del arte como la música, actividades recreativas y servicios familiares, y esta semana abrió su cuarto programa en Washington Heights, donde está la comunidad dominicana por excelencia.
María asegura que la situación con su padres ha mejorado y que en el programa ha encontrado apoyo en otras chicas.
Su caso no es aislado aunque las niñas hayan nacido en EE.UU. porque, en su origen inmigrante, sus padres vienen con normas culturales que quieren imponer a sus hijos, lo que genera un antagonismo.
“Es un problema de aculturación”, de acuerdo con Gil, que nació en Cuba, exdirectora de la Corporación de Hospitales Públicos de Nueva York, y quien destacó que estos son problemas que no se abordan en las escuelas ni tampoco figuran en la política sanitaria del Gobierno a nivel nacional.
Las escuelas son otro factor que incide en que las niñas atenten contra su vida, porque, según Gil, muchas veces el personal no entiende las dificultades que vive una familia inmigrante, su proceso de aculturación, a lo que se suman el acoso y la pobreza.
“Desde que comenzaron a recaudarse las estadísticas en 1995, las adolescentes latinas han tenido la idea de suicidarse mucho más alta que cualquier otra adolescente”, concluyó.