Vecinos de Chicago lamentan la desaparición de ícono cultural de inmigrantes
Chicago (IL) — Los vecinos del barrio latino de Pilsen, de Chicago, lamentan la pérdida de gran parte de su cultura e identidad que supone la desaparición de los murales que durante 46 años embellecieron el antiguo centro comunitario Casa Aztlán, que será en breve un edificio de apartamentos de lujo.
Una capa de pintura gris cubrió esta semana los retratos de figuras que eran íconos para la comunidad inmigrante mexicana, que es mayoría en el vecindario, como Pancho Villa, Benito Juárez, la pintora Frida Kahlo y el activista Rudy Lozano, entre otros.
Las pinturas fueron realizadas en 1971, y restauradas en 1977 y 2010, y los autores fueron los muralistas Ray Patlán y Marcos Raya, con la ayuda de estudiantes de pintura e integrantes del Grupo Muralista de Chicago.
“Se nos fue un legado histórico”, declaró hoy a Efe Byron Sigcho, director ejecutivo de Pilsen Alliance, una organización que lucha por la conservación del barrio.
“No solamente hemos perdido un espacio, sino también parte de nuestra cultura e identidad, además de décadas de servicios brindados a la comunidad por Casa Aztlán”, señaló el activista de origen hondureño, quien encabezó esta semana una vigilia con la presencia de cientos de vecinos.
La casona ubicada en la calle Racine se transformará en poco tiempo en un complejo de 10 unidades residenciales de lujo, en una muestra más del avance de la gentrificación o desplazamiento en uno de los barrios que más se moderniza de la ciudad en estos momentos.
Casa Aztlán, que fue una de las agencias de servicios sociales más antiguas del suroeste de Chicago, dejó de funcionar en 2013 cuando sus directivos no pudieron hacer frente a las deudas contraídas y los gastos extraordinarios que demandaba la conservación del edificio.
Lo único que quedó visible del centro durante los cuatro años siguientes fueron los murales, que según el concejal Daniel Solís del Distrito 25, eran “un recordatorio de dónde vinimos, nuestra cultura y nuestras tradiciones”.
Sigcho dijo que durante la vigilia hubo mucha gente que lloró y se lamentó al compartir sus memorias, pero opinó que la ocasión sirvió como un “llamado a la acción” de los vecinos para proteger mejor los espacios comunitarios.
Advirtió además sobre la nueva fase de urbanización que se viene en Pilsen, que, en su opinión, “generan burbujas e inflan los precios, y como siempre los más pobres son los más afectados”.
En Pilsen, un barrio bohemio con cafés y galerías de arte, y que fue originalmente un enclave de inmigrantes checos, el precio promedio de las rentas es de 2.000 dólares, lo que desplaza las a familias originales cuyo ingreso anual no supera los 35.000 dólares.
En este vecindario, “la vivienda se ha vuelto un lujo, y no en un derecho humano como lo vemos muchos”, dijo Sigcho.