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Quién es Eva Analía Dejesús, la presa “por matar al hombre que la iba a violar” y por qué la apoya Higuita

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“Presa por sobrevivir”. “Presa por lesbiana”. “Presa por mujer”.

Esas son algunas de las consignas que llevan los miles de argentinos que piden la libertad de Eva Analía Dejesús, una argentina presa por el homicidio del hombre que, según ella, la iba a violar y empalar.

En el barrio de Bella Vista, a las afueras de Buenos Aires, a Dejesús se le conoce como Higui, por su aparente similitud al excéntrico exarquero colombiano René Higuita.

El caso ha sido tan sonado que el mismo jugador, uno de los futbolistas colombianos más famosos del mundo, salió -con su legendaria melena rizada- en defensa de la argentina a través de su perfil en redes sociales.

Para sus defensores, entre los que también están las cada vez más influyentes organizaciones de mujeres argentinas como Niunamenos, la inocencia de Higui es clara, porque -dicen- estaba ejerciendo su legítima defensa.

Pero para la fiscalía eso está por corroborarse: “La autopsia y los testimonios recabados hasta ahora no han probado la causal del homicidio y eso es lo que estamos investigando”, le dijo a BBC Mundo Ignacio Correa, secretario general de la fiscalía de San Martín, donde se lleva el caso.

Mientras se investiga, las protestas por la libertad de Higui continúan. Y este jueves, en medio de una audiencia preliminar al juicio, habrá una nueva movilización en los tribunales de San Martín.

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“Vamos a seguir presionando hasta que la liberen”, le dijo a BBC Mundo Azucena, la hermana de Higui.

Un domingo en la noche

Higui, de 43 años, tiene siete hermanas y un hermano. Trabaja limpiando y arreglando jardines y establecimientos. Se le conoce por su gusto por el fútbol, por Boca Juniors y la cerveza.

Se fue de su casa a los 13 años porque, asegura Azucena, el esposo de su madre abusaba de ella.

El domingo 16 de octubre de 2016, según su declaración, Higui se encontró en las calles de este humilde barrio bonaerense con un grupo de hombres que la venía molestando desde hace años.

“Vas a conocer lo que es bueno”, contó que le decían. “Te voy a hacer sentir mujer, forra lesbiana”.

Los hombres la golpearon e intentaron violarla, pero ella se defendió con un cuchillo casero que tenía guardado entre los senos.

La única apuñalada que logró conectar mató a Cristian Rubén Espósito.

No era la primera vez que acosaban a Higui, explica Azucena. De hecho, durante toda su adolescencia le tiraron piedras, le robaron su bicicleta.

En 2002 intentaron violarla pero escapó, después de haber sido golpeada en la espalda.

Pasó varios días en el hospital y cuando llegó a su casa, la encontró incendiada.

En ese momento se fue de Bella Vista, pero cada vez que volvía a visitar amigos, como aquel domingo 16, llevaba consigo una navaja.

Según Azucena, su hermana solo recuerda haberse tapado con una mano la cara y con la otra haber sacado la navaja de su pecho.

Solo hasta que la policía llegó y le puso una linterna en la cara ella salió del estado de inconsciencia que la habían dejado”, le dice a BBC Mundo.

Estaba golpeada en la cara y el cuerpo.

La discrepancia judicial

La defesa de Higui, que ya está en manos de experimentadas abogadas que luchan contra la violencia de género, alega que la fiscalía no ha cumplido el debido proceso.

La abogada Raquel Hermida, miembro de la Red de Contención contra la Violencia de Género, alega que la ropa que le sacaron a Higui esa noche estuvo varios días fuera del material probatorio -con el riesgo de que la modificaran- y que los testigos son todos miembros de la pandilla que la atacó.

Según estos testigos, Higui atacó a Espósito de repente, sin causa alguna.

Y en parte por eso es que la fiscalía no investiga el hecho como un acto de violencia de género, sino como un homicidio simple.

“La fiscalía no toma partido sino que está investigando un homicidio”, le dijo Correa, de la fiscalía, a BBC Mundo.

“Es una cuestión de materia probatoria. No es que hayamos descartado la posibilidad de legítima defensa, pero eso debe ser probado”, aseguró.

La pregunta de fondo

No es la primera vez que una supuesta víctima de un feminicidio es acusada de homicidio: casos como este han generado polémica en México, Inglaterra y Estados Unidos, entre otros.

En Francia, por ejemplo, el caso de Jacqueline Sauvage, una mujer de 69 años que mató a su esposo porque golpeó y violó a sus hijas durante años, tuvo una repercusión inédita.

Pese a haber sido declarada culpable, Sauvage recibió el perdón presidencial del entonces mandatario François Hollande y hoy está libre.

El Parlamento francés ahora discute una reforma del concepto de legítima defensa dentro del código penal para que se incluya el llamado “síndrome de la mujer maltratada”, un concepto usado en países como Australia, Nueva Zelandia y Canadá.

Se trata de una defensa legal que le da más garantías a mujeres que, como Higui, cometieron homicidios para prevenir el maltrato de un hombre.

Pero en Argentina esto no existe. Y, por el contrario, según las mujeres que luchan por la libertad de Higui, la justicia violenta directamente contra los derechos de las mujeres.

O como dicen las activistas de Niunamenos: “El Estado es responsable”.

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