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Vinculan el uso de antidepresivos en el embarazo con casos de autismo

Las mujeres que tomaron una clase de antidepresivos denominados ISRS durante el segundo y tercer trimestre de embarazo, tenían más probabilidades de dar a luz un bebé que más tarde sería diagnosticado con trastorno del espectro autista, dice un nuevo estudio.

Las mujeres que tomaron una clase de antidepresivos denominados ISRS durante el segundo y tercer trimestre de embarazo, tenían más probabilidades de dar a luz un bebé que más tarde sería diagnosticado con trastorno del espectro autista, dice un nuevo estudio.

(Peter Glass/Getty Images First Light)
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Las mujeres que tomaron durante su segundo y tercer trimestre de embarazo una tipo de antidepresivos ampliamente utilizados, tuvieron aproximadamente dos veces más probabilidades que quienes no los tomaron, de tener un bebé que más tarde recibiría el diagnóstico de trastorno del espectro autista, dice un nuevo estudio.

La investigación, publicada el lunes en JAMA Pediatrics, está entre las conclusiones más fuertes que ligan el uso de antidepresivos en el embarazo a los pobres resultados en los niños nacidos de esos embarazos, dijeron los expertos. Pero deja muchas preguntas sin contestar acerca de las raíces del autismo y la prevalencia que parece estar en aumento.

Los nuevos hallazgos surgieron de un registro canadiense de 145,456 niños recién nacidos a los que se les dio seguimiento durante un promedio de alrededor de seis años. Los informes médicos de las madres de los bebés estuvieron disponibles por lo menos un año antes de su nacimiento, permitiendo a los investigadores observar si es que y cuando fue que las madres embarazadas de los bebés tomaron inhibidores de la re captación de serotonina - ISRS que incluyen medicamentos comercializados como Prozac, Zoloft y Lexapro.

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En la población en su conjunto, el 0,7% de los bebés registrados (1,054) más tarde recibieron un diagnóstico de autismo. Entre los 2,532 bebés cuyas madres tomaron un ISRS durante su segundo o tercer trimestre o ambos trimestres del embarazo, 31 bebés (o 1.2%) fueron diagnosticados con autismo durante sus primeros seis años de vida. Algunos 40 bebés (1%) cuyas madres tomaron un ISRS durante su primer trimestre del embarazo fueron finalmente diagnosticados con autismo.

El historial de depresión de una madre durante largo tiempo se ha sospechado que aumenta el riesgo del autismo infantil. Por lo que el estudio también trató de aclarar que lo demostraba un vínculo más fuerte a la probabilidad de que un niño tenga autismo: la depresión de la madre o que ella haya tomado un ISRS.

Los investigadores compararon las tasas de autismo entre los niños nacidos de mujeres con antecedentes de depresión con las tasas de autismo entre los niños nacidos a las que tomaron antidepresivos durante el embarazo. Encontraron que los bebés cuyas madres tomaron un ISRS tenían todavía cerca de un 75% más probabilidades de tener un diagnóstico de autismo que las de aquellos cuyas madres tenían antecedentes de depresión.

El estudio es notable por el hecho de que no se basa en los recuerdos de la madre sobre sus hábitos durante el embarazo después de un diagnóstico de autismo. En la investigación que mide la relación entre el autismo y una gama de factores ambientales (incluyendo la contaminación atmosférica, el tabaquismo, estrés y mala nutrición), los estudios que dependen del recuerdo retrasado se cree que tienden a sobrestimar ampliamente el efecto de esos factores, ya que las mujeres son más propensas a recordar exposiciones problemáticas a raíz del diagnóstico del niño.

“Este fue un estudio muy bien realizado”, dijo el Dr. Susan Hyman, ex presidente del comité de la American Academy of pediatrics sobre el autismo y profesor de pediatría en University of Rochester Medical Center.

“Creo que lo que ellos han identificado es real”, añadió Hyman, quien no participó en el estudio.

Pero, agregó, incluso el estudio más reciente deja a los padres y a sus médicos muy lejos de tener “toda la imagen para identificar quién está en riesgo de qué factor ambiental”, agregó. El uso de antidepresivos de una mujer puede ser uno de los muchos factores que pueden empujar a su bebé en la dirección de un “resultado sub óptimo” como el autismo, TDHA o alteraciones del estado de ánimo, dijo Hyman. Pero un creciente número de resultados de la investigación sugiere que en última instancia, la vulnerabilidad genética del niño también jugará un papel y que los dos--susceptibilidad genética y exposición perjudicial--pueden interactuar, subrayó.

Hyman destacó una conclusión clave del estudio: que “un dramático y gran número de niños expuestos a ISRS no tienen autismo”.

Pero la ansiedad y la depresión de la mujer sin tratamiento, son malos para la madre y el niño, añadió, y los nuevos hallazgos subrayan la necesidad de que las mujeres con depresión planeen con tiempo sus embarazos y hablen con sus médicos sobre los tratamientos no farmacológicos que funcionan.

Uno de esos métodos incluye la terapia cognoscitiva del comportamiento. La cual a veces es algo difícil de vender no sólo a la mujer deprimida, dijo, sino para las aseguradoras que a menudo se les hace más fácil y más barato que los pacientes ansiosos y deprimidos elijan los medicamentos sobre la terapia, que es costosa y consumidora de tiempo.

“Queremos una solución rápida y queremos medicamentos, pero en realidad, el trabajo difícil que haces con un terapeuta puede ser útil”, dijo Hyman.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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