El movimiento contra la agresión sexual en las escuelas sigue avanzando
Estudiantes posan con su pancarta que lleva el nombre de la campaña “It’s On Us”, mientras esperan en línea para ver a Joe Biden, vicepresidente de los Estados Unidos en el Campus Recreation Center East en Urbana, Ill. Biden habló sobre la prevención a las agresiones sexuales en los planteles universitarios.
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Cuando Kristen Houser se unió al mitin en contra de la violencia sexual en Pennsylvania State University hace dos décadas, se topó con las burlas de los estudiantes varones que le decían: “regrésate a la cocina”, y también con muy poco apoyo por parte de los directivos del plantel.
Pero a principios de mes mientras asistía a una conferencia nacional sobre agresiones sexuales en Los Ángeles, se dio cuenta del progreso que el movimiento ha logrado.
Más de 1,500 asistentes acudieron a la conferencia que tenían agotadas sus entradas. Representantes de la Casa Blanca, el Departamento de Justicia y el gobernador Jerry Brown están promocionando nuevos programas para combatir la violencia sexual y doméstica.
La NFL otorgó una suma inicial de $2.5 millones de dólares, en lo que los activistas llaman la primer gran participación de fondos corporativos para contribuir en la solución del tema.
“Nunca habría soñado que esto iba a ocurrir”, dijo Houser, del National Sexual Violence Resource Center, uno de los patrocinadores del evento. “Es un tanto surrealista”.
La conferencia presentó tanto a pioneros en el tema como a líderes de la nueva generación.
Beckie Masaki, quien a mediados de los 80’s fundó el primer albergue para mujeres asiáticas en San Francisco, compartió el escenario con Kamilah Willingham, egresada en Derecho de Harvard, que ahora trabaja en el California Womens Law Center.
Durante tres días los participantes discutieron sobre agresión sexual en escuelas, cuarteles militares y prisiones, junto con la defensa de políticas de prevención y otras temáticas.
Los expertos dicen que la mayoría de las mujeres todavía vacilan en reportar los asaltos sexuales por los estigmas, traumas y miedos de que sus casos no sean manejados propiamente.
Pero en los últimos cuatro años el Departamento de Educación de los Estados Unidos ha intensificado la presión a las universidades para que mejoren los métodos para la diseminación de información, mediante la aplicación de lineamientos más estrictos, un registro de antecedentes en la emisión de multas que se han entregado y el comienzo de investigaciones en más de 100 campus, por el manejo en casos de conducta sexual inapropiada.
Paula Flamm, una trabajadora social de UC Berkeley, ha sido testigo de los cambios en las actitudes y políticas en cuanto a crímenes sexuales se refiere, durante las tres décadas que ha trabajado con los estudiantes en el Centro de Salud de la Universidad.
Cuando ella inició, dijo, la financiación universitaria fue mínima. Los estudiantes se inclinaban más a culparse a sí mismos por sus agresiones y muy pocos estaban dispuestos a denunciarlos. La policía se mostraba renuente a investigar casos relacionados con el alcohol.
Actualmente, la universidad ha incrementado sus fondos para dar servicios a las víctimas y ha fortalecido sus procesos de reporte e investigación.
Los directivos de los planteles sostienen reuniones semanales para examinar el progreso en los distintos casos y para la atención de los estudiantes que reportan agresiones, dijo ella, la policía se ha hecho más proactiva. Los estudiantes ahora rechazan el sentimiento de culparse a sí mismos y sienten la necesidad de buscar ayuda.
“Siempre se puede mejorar”, dijo Flamm. Pero creo que ahora estamos mucho mejor y es buen momento para transmitirlo a las nuevas generaciones.
Sandra Henriquez, directora ejecutiva de la California Coalition Against Sexual Assault, dijo que los sistemas UC y Cal State han trabajado arduamente para mejorar el tratamiento de los casos. Pero las universidades en general todavía están en una fase infantil de progreso.
Una serie de nuevos programas para combatir la violencia sexual fueron anunciados. El Departamento de Justicia de los Estados Unidos comenzó un programa para entregar $400,000 dólares en fondos a 8 fiscalías de distrito para que sus prácticas sean más sensibles con las víctimas.
“En los casos de agresión sexual, a los fiscales les preocuparía que el jurado no vaya a condenar casos donde hay alcohol de por medio”, dijo Bea Hanson de la oficina del departamento de violencia contra la mujer. “Queremos ver procedimientos de justicia criminal… y que no sólo se enfoquen en casos que se puedan ganar”.
También dijo que Cal State Humboldt y Shasta-Tehama-Trinity Joint Community College District, fueron dos de los 27 planteles que recibieron los $8.5 millones de dólares en nuevos subsidios para mejorar los servicios a víctimas de abuso sexual.
Funcionarios de California hicieron pública una nueva placa automovilística con el mensaje “No More” (No Más), esto marca el primer esfuerzo de este tipo para recaudar fondos contra la violencia doméstica y para crear conciencia sobre el abuso sexual y su prevención.
La más grande manifestación de apoyo implica el compromiso multimillonario de la NFL que ayudará a mejorar la educación para la prevención de agresiones sexuales y servicios para ambos, víctimas y ofensores, además de otras áreas.
Anna Isaacson, vicepresidente de responsabilidad social de la NFL, dijo que los oficiales de liga fueron en una gira nacional para aprender sobre el tema, después de que el año pasado surgió un video en donde el ex jugador de los Baltimore Ravens, Ray Riuce, estaba empujando a su entonces prometida contra un elevador en un casino.
“Estamos en esto para el largo recorrido”, dijo Isaacson en una entrevista telefónica. “Tenemos una gran cantidad de fanáticos ... que quieren que la NFL le regrese a la comunidad algo de lo mucho que le ha dado .”
Pero el progreso en el tema también se observó en lugares más pequeños y de menor perfil.
En San Francisco la activista Masaki, dijo, por ejemplo, que los tiempos han cambiado desde principios de 1980, cuando algunos hombres de origen asiático la consideraron una “traidora de su propia raza”, ellos creían que el asalto sexual debería permanecer oculto para no avergonzar a la comunidad.
El albergue para mujeres asiáticas comenzó con dos empleados y un presupuesto de $ 80, 000 dólares, en un edificio alquilado en 1988. Hoy en día, el albergue cuenta con 15 trabajadores, cientos de voluntarios que hablan 40 idiomas, un presupuesto anual de $1 millón de dólares y cuentan con sus propias instalaciones.
Alva Moreno, activista en la comunidad latina durante casi cuatro décadas, señaló también el cambio. Los padres son ahora menos propensos a obligar a sus hijas a casarse con sus atacantes para proteger el honor de la familia, y las mujeres jóvenes están más dispuestas a hablar.
“Hace cuarenta años, era algo de lo que no se hablaba”, dijo. “Hoy en día, hay una nueva dinámica. Las mujeres jóvenes tienen la facultad de hablar “.
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