Bandidos armados asaltaron a 3 grupos de migrantes en el desierto de la montaña de Otay
Los recientes ataques aumentan los peligros de una travesía ya de por sí peligrosa y retrotraen a tiempos de hace casi 50 años, cuando este tipo de asaltos eran habituales a lo largo de la frontera de San Diego.
Bandidos armados han robado y asaltado a grupos de migrantes que cruzaban la frontera al menos tres veces en las últimas semanas cerca de la zona agreste de Otay Mountain, según informaron el jueves agentes de la Patrulla Fronteriza.
Los ataques se producen seis meses después de que los agentes de la Patrulla Fronteriza encontraran a tres migrantes heridos de bala en las mismas inmediaciones. Aquellas víctimas dijeron que les habían disparado en México solo antes de cruzar la frontera internacional.
La serie de atracos y asaltos agrava un viaje ya de por sí peligroso para los migrantes, que a menudo se enfrentan a una combinación de calor extremo o frío intenso, falta de alimentos y agua, terreno montañoso escarpado, víboras de cascabel, cactus y otros peligros.
Los ataques más recientes se produjeron en un periodo de cuatro días a finales del mes pasado, según la información que las víctimas dieron a los agentes de la Patrulla Fronteriza. El 24 de marzo, los agentes se encontraron con cinco migrantes que denunciaron haber sido asaltados por bandidos armados con al menos un rifle y una pistola. Las víctimas dijeron que los asaltantes les exigieron 1000 dólares. Cuando las víctimas dijeron que no llevaban dinero encima, los atracadores les quitaron los teléfonos móviles. Los agentes informaron de que habían visto a dos posibles sospechosos huyendo hacia el sur de la zona.
Las víctimas también dijeron a los agentes que otros bandidos retenían contra su voluntad a otro grupo de migrantes en el lado mexicano de la frontera.
El 27 de marzo, los agentes detuvieron a 20 migrantes que acababan de cruzar la frontera. Algunos miembros del grupo informaron que les habían robado unos 40 minutos antes. Dijeron que cada uno de los atracadores iba armado con un revólver. Los agentes de la Patrulla Fronteriza que acudieron a esa zona observaron a tres sospechosos que caminaban hacia la frontera y luego cruzaron a México.
Más tarde, ese mismo día, los agentes detuvieron a otro grupo cuyos miembros relataron haber sido golpeados y robados por dos hombres. Las víctimas dijeron que los bandidos, ambos armados con pistolas, les asaltaron solo después de haber cruzado la frontera. Dieron puñetazos y patadas a las víctimas, y luego les quitaron los teléfonos móviles y el dinero en efectivo. Dijeron que los hombres intentaron separar a una mujer del grupo de migrantes y llevársela de vuelta a México, pero no lo consiguieron.
La Patrulla Fronteriza dijo que cada una de las víctimas fue evaluada médicamente antes de ser detenidas. La agencia dijo también que todos los robos y agresiones se denunciaron a funcionarios del gobierno mexicano.
Estos ataques recuerdan a un periodo de mediados de la década de 1970 en el que los robos y asaltos en la zona fronteriza se hicieron tan frecuentes que el Departamento de Policía de San Diego creó un grupo de agentes encubiertos para que se hicieran pasar por inmigrantes que cruzaban la frontera con el fin de atrapar a los bandidos.
La unidad —la Fuerza contra Robos Armados en la Frontera, o BARF— se disolvió tras solo 19 meses debido a los peligros a los que se enfrentaba, pero no sin antes efectuar unas 300 detenciones. Tres de los agentes encubiertos resultaron heridos de bala durante ese tiempo, y la unidad estuvo implicada en al menos 16 tiroteos, incluidos al menos seis tiroteos importantes.
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