CIUDAD DE MÉXICO — El total de decesos por la explosión de un oleoducto la semana pasada en Tlahuelilpan, Hidalgo (en el centro de México) subió a 114, informaron las autoridades, mientras que 33 víctimas siguen hospitalizadas.
El secretario mexicano de Salud, Jorge Alcocer, dijo a la prensa local que 46 personas heridas murieron en hospitales.
Alcocer agregó que quienes siguen internados corren un gran riesgo de contraer infecciones renales, cardiovasculares y respiratorias debido a que inhalaron un aire tan caliente que les quemó las tráqueas y los bronquios.
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Tres pacientes están siendo tratados en Galveston, Texas.
La tragedia ocurrió el 18 de enero, al explotar una toma clandestina de un oleoducto que derramaba gasolina en el pueblo de Tlahuelilpan, donde cientos de personas se acercaron a robar el combustible.
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Soldados observan resguardan la zona del incendio. Una toma clandestina en un ducto de la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) explotó en Tlahuelilpan, en el estado de Hidalgo, a unos 100 kilómetros (62 millas) al norte de Ciudad de México; decenas de personas murieron calcinadas.
(HANDOUT / AFP/Getty Images)
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Una bola de fuego envolvió a los lugareños que robaban la gasolina que escapaba del ducto en cubetas, botes de basura y cuanto recipiente tenían a la mano.
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Para el sábado por la noche la cifra de muertos era de 76, según autoridades. Al menos otras 74 personas continuaban heridas y decenas más estaban desaparecidas; 54 cadáveres no habían sido identificados.
(FRANCISCO VILLEDA / AFP/Getty Images)
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Diversos videos y fotos muestran el incendio que alcanza gran altura en la noche, mientras gente gritaba y huía corriendo de la explosión, algunas envueltas en llamas y agitando los brazos.
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Apenas controlado el incendio, decenas de personas buscaban en el campo chamuscado los restos de familiares y amigos.
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Los expertos forenses continuaban separando y contando los cadáveres carbonizados que estaban encimados mientras los parientes y amigos de quienes se creen que han muerto se reunían alrededor del lugar donde ocurrió la tragedia.
(Claudio Cruz / AP)
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A pocos metros de donde el ducto de gasolina pasaba por un campo de alfalfa, muchos cadáveres quedaron encima de otros, quizá porque las víctimas, antes de morir, tropezaron unas con otras o intentaron ayudarse cuando se incendió el géiser de gasolina.
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Cerca del lugar de la explosión, los trabajadores forenses marcaban con números montículos de cenizas.
(Claudio Cruz / AP)
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Pocos cadáveres estaban juntos como si estuvieran unidos en un abrazo de muerte. Zapatos sueltos estaban diseminados en una superficie del tamaño de una cancha de fútbol, así como recipientes de plástico fundidos que las víctimas habían llevado para recoger la gasolina que salía del oleoducto.
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Varias personas esperan noticias de los cuerpos rescatados tras el incendio...
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Varios de los fallecidos quedaron boca arriba, con los brazos extendidos, indicio de su agonía. Algunas víctimas al parecer se cubrieron el pecho en un último intento para protegerse de la explosión.
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Personas buscan a sus familiares en el área del incendio. Antes de la explosión, centenares de personas se habían reunido en el campo donde un ducto fue perforado por ladrones de combustible. La escena tenía ambiente de fiesta y el chorro de gasolina alcanzaba los seis metros de altura.
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La tragedia ocurrió apenas tres semanas después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador lanzara una ofensiva contra grupos delictivos que roban combustible y que han efectuado peligrosas perforaciones en ductos de combustible para instalar tomas clandestinas.
(Claudio Cruz / AP)
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Los ladrones especializados en combustible que perforan las tuberías por lo general se llevan su botín en camiones. Pero en los últimos días, debido a las acciones del gobierno contra las redes del robo de combustible, los grupos delictivos perforan los ductos e invitan a los lugareños a que les ayuden a llevarse el combustible.
(Claudio Cruz / AP)
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El secretario de Defensa de México, Luis Cresencio, dijo que 25 militares llegaron a la escena antes de que una gigantesca bola de fuego estallara en un ducto perforado ilegalmente. Al menos 600 civiles llegaron al ducto para robar combustible y no hicieron caso a las advertencias. Los soldados no intervinieron porque eran superados en número.
(Claudio Cruz / AP)
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Expertos forenses continúan peinando el área en busca de restos, muchos de los cuales quedaron reducidos a cenizas.
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Los soldados tienen órdenes de no involucrarse con ladrones de combustible por temor a que una escalada pueda dar como resultado civiles heridos por disparos o soldados golpeados por una multitud.
(Claudio Cruz / AP)
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Un testigo de la explosión relató que los civiles ignoraron las advertencias de los soldados para mantenerse alejados de un géiser de gasolina que luego explotó y calcinó a decenas de personas: “Somos necios”, dijo Gerardo Pérez Gutiérrez.
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Tlahuelilpan, de 20,000 habitantes, se ubica 14,5 kilómetros de la refinería de Tula que pertenece a Pemex. El director general de Pemex, Octavio romero, dijo que el ducto fue perforado cuando se desplazaban en él unos 10,000 barriles de gasolina Premium con una presión de 20 kilogramos.
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El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador informó que la Procuraduría General de la República investigará la perforación ilegal de un gasoducto cuya explosión causó la muerte de decenas de personas.
(Claudio Cruz / AP)
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Tras la tragedia, es probable que ahora se intensifiquen aún más los esfuerzos para acabar con la extracción ilegal de combustible, calculada en 3,000 millones de dólares anuales.
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El combustible se incendió posteriormente, en medio de una enorme bola de fuego. La gente que estaba cerca del lugar murió incinerada al instante.
Las tomas clandestinas son hechas por ladrones de combustible (‘huachicoleros’), que pertenecen a diversos grupos criminales que crecieron en los años recientes sin que las autoridades de ese tiempo hicieron algo conra ellos y provocan pérdidas al país hasta por 3 mil millones de dólares anuales.
El nuevo gobierno, liderado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, mantiene una lucha contra los ladrones de combustible que ha provocado reajuste, cambios y retrasos en el transporte combustble.
Diversas encuestas reflejan el apoyo casi unánime al presidente mexicano en la lucha contra los ladrones de combustible a pesar de los inconvenientes.