Mexicanas recuperan sus sueños fabricando artículos con material reciclado
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México — Elaborando bolsos, mochilas o monederos a partir de etiquetas y sobrantes industriales donados por grandes marcas como Coca-Cola, un grupo de artesanas del Estado de México, en el centro del país, recupera día a día sueños, ilusiones y la confianza en sí mismas.
“El proyecto va más allá de una capacitación como tal, porque tiene esta parte de empoderamiento personal y desarrollo, que reconozcan el potencial que tienen”, dijo hoy a Efe la coordinadora de Asuntos Comunitarios y Fundación Coca-Cola, Guadalupe López.
Fundación Coca-Cola, que celebra 20 años en México, es una de las entidades que, además de proporcionar los materiales, apoya con recursos económicos, capacitación y comercialización a la Fundación Mitz, creada en 2010 y que impulsa el proyecto en Chimalhuacán.
En esta empobrecida ciudad, un grupo de artesanas de todas las edades elabora hoy decenas de flores con el logotipo de la marca de refrescos.
El trabajo aúna arte y sustentabilidad, garantizando además un sueldo a las 450 mujeres que a lo largo de los años han participado en el proyecto, elaborando hasta 250.000 artículos.
A sus 48 años, Casilda Hernández se sumó al proyecto hace solo cuatro meses, y compagina la confección de artículos con el cuidado del hogar y de sus nietos.
Trabaja unas dos horas diarias y gana al mes unos 1.000 pesos (unos 52 dólares). La cifra puede parecer pequeña, pero “me ayuda a aportar en mi casa, a llenar la despensa”, dice a Efe Casilda, quien celebra que ahora puede “salir un poquito más” de casa.
En Chimalhuacán, donde apenas se ven parques públicos y algunas calles carecen de asfalto, el arribo de la iniciativa de Fundación Mitz ha hecho renacer en muchas mujeres la confianza.
“Ahora, sé que cualquier cosa que me proponga la voy a lograr. Con muchísimo esfuerzo, y aunque sea despacio”, afirma con una convicción contagiosa Sandy Gómez.
A sus 24 años, la joven dejó su trabajo de limpieza en un hospital para probar suerte con la artesanía hace ya cuatro años.
Al principio “era pésima, y de hecho en la escuela pagaba para que me hicieran los trabajos de manualidad”, recuerda todavía hoy, cuando de hacer un monedero a la semana ha pasado ahora a confeccionar tres en un día.
A Gloria Gómez trabajar en este taller le ha ayudado “económica y emocionalmente”. No solo le permite ganarse un sustento, sino capacitarse en varios campos, aprender a comunicarse mejor y a trabajar en equipo.
El proyecto se aleja así del “modelo asistencialista”, recuerda a Efe el subdirector de Fundación Mitz, Jesús Valenzuela, y las artesanas descubren “qué tan productivas y económicamente fuertes” pueden llegar a ser.
Sus productos, con cuidadosos acabados, han terminado en tiendas de México, Estados Unidos, Europa, Centroamérica o incluso Dubai.
Con sus artículos por medio mundo, las mujeres recuperan el placer de soñar, y se aplican para cumplir sus metas.
Gloria se apuntó, a sus 40 años, a estudiar estilismo, y cuando acabe quiere aprender a tocar la guitarra. Este trabajo “me está dando libertad”, asegura.
Sandy opina lo mismo, y está ahorrando para apuntarse a un curso de cocina, al que le seguirá, si todo va bien, otro de repostería artística.
En el Día Internacional de la Mujer y cobijada por marcas internacionales como Coca-Cola, que dentro de la iniciativa 5by20 busca empoderar cinco millones de mujeres emprendedoras para 2020 en todo el mundo, la artesana Carla Aguilar se siente imparable.
“Me siento muy orgullosa, muy contenta conmigo misma y plena. Ya no soy la mamá nada más, ahora soy la artesana, que trabaja y que sale adelante”, sentencia.
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