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Crónica de un deportado: A un inmigrante le revivieron la detención de 1999, cuando quiso cruzar

En la combi gris que lo llevaría a Toluca, junto a otros 10 mexicanos deportados de Estados Unidos, Mario Sánchez Piña pregunta la hora.

Le responden que son las 14:30 horas. “¡Ya ves!”, grita entre el murmullo de enojo de sus compañeros. “Son 11:30, 12:30, 01:30, si no hubiera venido el Presidente no nos hubieran estado entreteniendo tanto, ya nada más era entregar las cosas, el boleto y vámonos”.

- ¿Y el Presidente qué les dijo?

- Pues la verdad ni le puse atención.

El mal carácter de Mario se agrava por el sueño. Dice que los despertaron a la una de la mañana en El Paso, Texas, y desde ahí los mantuvieron alerta a gritos y empujones.

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Los “gringos” los esposaron, les quitaron las agujetas de su calzado y los subieron a un avión, y cuando llegaron al Aeropuerto de la Ciudad de México los bajaron, los formaron y alguien les dio una noticia que ni fue aplaudida: “¿Adivinen quién los recibe?”.

“Estuvimos esperando unos 40 minutos y él llegó tarde, para empezar llegó tarde. A las 11 me pasaron a la sala y ahí nos dijeron que iba llegar el Presidente, que íbamos hacer actores de la película”, agrega Mario.

Según estadísticas oficiales, en 2015 fueron deportados 207 mil mexicanos de Estados Unidos, 13 mil 337 de ellos en vuelos con destino en la Ciudad de México.

Cada lunes, martes y jueves llegan 135 repatriados en un vuelo sin número. Ayer, como para inaugurar las deportaciones de paisanos en la era Donald Trump, el Presidente Enrique Peña Nieto fue a recibir el vuelo.

- ¿Qué les dijo el Presidente?

- Pues muchas promesas, dijo Pedro Vázquez, deportado después de 20 años de vida en Georgia, ganando 23 mil pesos a la semana, pero detenido el 12 de diciembre por no tener licencia de manejo.

- ¿Y qué piensa de lo que les dijo?

- La verdad yo no le creo todo lo que dice, he visto tantas cosas, tantas noticias que pasan, tantas matazones, que yo no creo nada de eso.

El boletín oficial iba a citar a un migrante que se sentía orgulloso de los recibiera Peña Nieto. Pero ante las cámaras dijeron sentirse en un circo. Salieron después de 2 horas de discursos, fotos y promesas.

“Están en su casa, ésta es su casa, de aquí se fueron y de aquí regresan”, les dijo Peña Nieto y luego les hizo propaganda de sus logros.

“Pues yo le dije al Presidente que no se trata nada más de producir empleo, sino que se tienen que aumentar los sueldos”, dijo Ramón Barajas, de 43 años, 26 de ellos en Oregon, detenido mientras tramitaba una licencia de manejo. Le revivieron la detención de 1999, cuando quiso cruzar. Dejó a su esposa y a sus cuatro hijos.

Lo dijo en medio de un hervidero de cámaras, micrófonos, empujones de reporteros.

Al final sólo quedaba Pedro Vázquez, desesperado porque no sabía cómo salir del Aeropuerto. Le llamaba a sus familiares en Querétaro, entre un montón de cámaras y preguntas de periodistas.

¿Estás triste? ¿Te duele volver? ¿Piensas regresar? Y él murmuraba: “Yo me regreso, en unos 15 días máximo me regreso, fácil me regreso”.

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