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Desapariciones forzadas: un guerrillero indígena que ‘se fuga para que lo maten’

Fueron cuatro meses de mentir y decir la verdad, de aguantar un cuestionamiento despiadado con golpes que buscan respuestas encontradas. Son instantes en medio de la tortura en los que más se piensa en morir que en vivir porque cualquier momento puede ser el último.

En cuanto le jalaron de la playera, lo primero que hizo fue despedirse de su familia.

Tenía que despedirme de ellos para que no existieran en mí y así no traicionarlos. Para no tenerlos presentes y tener la posibilidad de delatarlos y decirles dónde están. Luego aguantar, por lo mínimo 24 horas.

Aguantar golpes, patadas, humillaciones y tormentos psicológicos, pero finalmente logra lo impensable y vive en la clandestinidad como si nunca hubiera existido.

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Esa es la historia que John Gibler, periodista estadounidense, cuenta sobre la tortura de Andrés Tzompaxtle Tecpile, en su libro: “Tzompaxtle, la fuga de un guerrillero”, un episodio que hasta hoy, para las autoridades mexicanas nunca ha sucedido.

Pero el jueves, en las oficinas del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (Fiob) en el sur de Los Ángeles, Gibler, quien porta una playera que dice: Te buscaré hasta encontrarte. Fue el Estado, subraya que la desaparición forzada de Andrés, un indígena náhuatl, fue la primera que se realizó al Ejército Popular Revolucionario (EPR), en 1996.

De acuerdo al escritor, en el momento de la desaparición de Andrés ya se habían registrado 17 desapariciones forzadas en México, dentro de la segunda etapa de los movimiento de guerrilla en el sur del país; para el 2011, cuando empezó a trabajar en el libro ya sumaban 22 mil, y el año pasado Amnistía Internacional contabilizó 27 mil.

Es por eso que Odilia Romero, directora del Fiob, le pidió a Gibler su presencia en Los Ángeles, en un momento en que las desapariciones forzadas parecen haber alcanzado dimensiones de aceptación en México.

“No sé porqué nos dedicamos a esto porque como que no hay mucha esperanza”, expresó Romero, quien ya leyó el libro de Gibler y aparentemente había quedado con cierta mezcla de desilusión y esperanza que la llevaban a decir “pero por lo menos vamos a morir luchando”.

Alrededor de una mesa en sus oficinas, Romero se sentó con amigos, miembros de la comunidad y activistas, para escuchar a Gibler, cuestionarlo, agradecerle y aplaudirle por su esfuerzo de trabajar en temas que registran el sufrimiento de los pueblos indígenas, en un momento en que parece no importarle a mucha gente.

El autor explicó que el contexto en que se da la desaparición, fue precisamente después de 20 años de silencio, luego de los movimientos guerrilleros de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez; pero además, el surgimiento del EPR nace inspirado en el movimiento zapatista de Chiapas, en 1994; y a un año después de la matanza de Aguas Blancas, en 1995, donde 14 indígenas fueron acribillados por las autoridades mexicanas.

Desde entonces, Gibler ha seguido muy de cerca los movimientos armados en México, donde reside de forma definitiva desde el 2006. Pero no fue hasta el 2011 cuando finalmente le dieron la luz verde y empezó a investigar y recopilar información para el libro.

Además de 40 horas de entrevista con Andrés, el autor relata la tortura psicológica y emocional que vivió la familia del guerrillero y quienes también, en un momento fueron encarcelados por llevar el apellido Tzompaxtle.

No obstante, la entrevista con Andrés fue realizada en una forma poco ortodoxa ya que no se hizo frente a frente; él nunca supo donde se encontraba la víctima y siempre tenía que esperar a ser encontrado para continuar con las preguntas.

Argumenta también que en uno de los capítulos relató las entrevistas de los periodistas que iban la noche de la desaparición de Andrés para enfatizar en el tema de la fragilidad de la mente, lo dinámica que puede ser y las diferentes versiones de las personas a pesar de haber vivido el mismo acontecimiento.

El periodista indica que hasta el momento el gobierno mexicano sigue viendo a los movimientos sociales de la guerrilla como una amenaza al sistema y lejos de querer entender y tratar de resolver el problema, simplemente lo trata de aniquilar militarmente, en algunas ocasiones con intervención y hasta con liderazgo estadounidense.

Casi al final de su plática, luego de casi 90 minutos, Gibler indicó que al final del libro, el cuál termina con la fuga de Andrés, irónicamente él se da cuenta de que estaban a punto de matarlo, pero a pesar de llevar cuatro meses en cautiverio tiene cierta claridad mental que le permite decidir su muerte, es por eso que se fuga con la certeza de que será asesinado.

Actualmente Gibler es autor de los libros Morir en México (2011), México rebelde, crónicas de poder e insurrección (2011), y 20 Poemas para ser leídos en una balacera (2012), entre otros.

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