Desde la perspectiva de una adolescente: ‘Me pongo de pie porque tengo esperanza de lo que podemos hacer como país’
Durante el Juramento de Lealtad en Daniel Pearl Magnet High School, muchos estudiantes permanecen sentados.
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“Prometo lealtad a la bandera de los Estados Unidos de América...”
Estas 11 palabras, recitadas tan patrióticamente durante los siglos anteriores, ahora se han convertido en sinónimo del clima político contencioso de hoy en día. Para mí, de ahí surge el verdadero problema. El Juramento de Lealtad es una declaración de apoyo de la libertad. Es decir, la libertad de igualdad de oportunidades, no la igualdad de resultados.
El año pasado, alrededor de la mitad de la clase se puso de pie de mala gana para el juramento, mientras que la otra mitad se reía burlonamente con disgusto. Hoy, esos estudiantes, ahora reducidos a sólo dos, se ponen de pie y reafirman fielmente su respeto por el país. Mañana, una vez más me pondré de pie, sin vergüenza, y honraré a los Estados Unidos. Independientemente de la raza, la clase y el credo, las personas que residen en este país tienen oportunidades y opciones. Oportunidades y opciones que no serían así si no fuera por innumerables personas que se sacrificaron para asegurar nuestro futuro.
Reconozco que hay afirmaciones legítimas que contradicen directamente las mías, una libertad que disfrutamos como resultado del sudor, la sangre y las lágrimas de nuestro predecesores, pero el hecho de que a los estudiantes se les conceda el poder de elección en este asunto es precisamente por lo cual todos debemos honrar el juramento. “¿Por qué debería defender a un país que no respalda mis derechos?”, argumenta Lou Pendergrass, estudiante de primer año de la Escuela Magneto Daniel Pearl, quien no se pone de pie para el juramento.
Yo respondo: el concepto de respetar el juramento no debe considerarse en términos de blanco y negro. Enterrada bajo la abundancia de debates, acciones desafiantes y corrección política, existe la necesidad de unidad, especialmente en el clima político tumultuoso que experimentamos a diario. Como alguna vez predicó sabiamente el expresidente John F. Kennedy, “Unidos hay poco que no podamos lograr. Divididos, hay poco que podamos hacer”. “Me pongo de pie y recito el juramento porque respeto al país y creo que todo el mundo está perdiendo la fe en este momento, así que me pongo de pie en señal de esperanza”, afirmó la estudiante de tercer año Tabitha Quiroz.
Sí, los individuos están oprimidos, a veces sin culpa propia. Sin embargo, al mismo tiempo, hay muchos privilegios, tal como se representan a través de nuestra Constitución, que se otorgan simplemente por vivir en los Estados Unidos. Es más que claro que nuestro país no está exento de defectos, sin embargo, la única forma de mejorar es reconocer, honrar y proteger aquello que pertenece a los Estados Unidos. Aquellos que se nieguen a ponerse de pie porque no están de acuerdo con los principios de los Estados Unidos, entonces pónganse de pie y rindan homenaje a lo que creen que debería ser este país.
Entonces, cuando los últimos ecos del juramento matutino disminuyan, vuelvan a debatir sobre el cambio, influenciados por esa promesa a nuestra bandera estadounidense. “Los estudiantes tienen la responsabilidad de honrar a la nación a través del Juramento de Lealtad”, aseguró el maestro de biología Jim Morrison.
Traducción: Diana Cervantes
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