El ajustadísimo resultado electoral en Ecuador pone el foco en el voto indígena ante segunda vuelta
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QUITO — El presidente Daniel Noboa se veía ganando con una cómoda ventaja y la izquierdista Luisa González apostaba a recuperar el poder de una organización que llegó a ser casi imbatible. Pero los resultados de las elecciones del domingo en Ecuador trastocaron las expectativas de ambos: quedaron prácticamente en empate.
Ambos se volverán a medir en segunda vuelta, el 13 de abril, y será su tercer cara a cara consecutivo.
Aún faltan por contar poco más del 6% de los más de 10,6 millones de votos, pero la tendencia ha mantenido a Noboa y a González con una diferencia de apenas 50.000 votos entre ambos. El mandatario suma un 44,26% y su rival, un 43,83%. Esto es menos de 0,5 puntos porcentuales.
En estos meses, deberán ver cómo convencen a los pocos ecuatorianos que optaron por otro candidato, con especial foco en el apoyo al aspirante indígena, Leonidas Iza, que se llevó un 5,3% de respaldo popular: algo más de 500.000 votos.
Hasta 2023, los territorios indígenas se habían mostrado afines o con muestras de cercanía con el llamado correísmo, la tendencia política que se desarrolló durante la década de gestión del expresidente Rafael Correa, padrino político de González. Pero hace algo más de un año Noboa, el heredero de un emporio ecuatoriano multimillonario, ganó las elecciones con un destacado apoyo de esos sectores en la sierra andina y en la Amazonía.
Tras conocer los resultados, Leonidas Iza dijo que debe reunirse con sus bases. “Aquí no vamos a endosar el voto a nadie, nosotros vamos a sostener una propuesta de país”, aseguró el aspirante de cara a la segunda vuelta, de la que él quedó excluido. Recordó que los pueblos indígenas están en contra de la extracción de petróleo y minería.
El analista y catedrático de la Universidad Andina, Gustavo Isch, consideró que el voto indígena llegará a quien se acerque a sus necesidades y “no necesariamente por quién sus dirigentes digan que deben votar”.
Faltan tres meses para la segunda vuelta y la jornada poselectoral tendió a hacer balance de los resultados. ¿Esta elección reñida supone una derrota para el presidente que pedía cuatro años más para aplicar mano dura contra la delincuencia?
Noboa se pronunció el lunes finalmente, después de haber permanecido en silencio y resguardado todo el día de votación y la noche electoral. Lo hizo por medio de una carta.
“Ha sido un año de lucha incansable por el alma de este país. Ayer logramos lo que no se veía en años: ganamos la primera vuelta contra todos los partidos del Viejo Ecuador”, recordaba sobre los 14 meses que sólo ha durado su gestión y en los que ha enfrentado problemas críticos como los tres meses de racionamientos de luz de hasta 14 horas que terminaron justo un mes y medio antes de las elecciones.
De acuerdo con analistas, el multimillonario presidente de 37 años cosechó posiblemente las consecuencias de los errores cometidos. Mencionaron que no dio respuestas definitivas a la inseguridad pese a ser la bandera de su gobierno, tampoco una solución a largo plazo a la crisis de generación eléctrica y mantuvo un discurso político que no coincidía con la realidad.
Noboa no ha entendido que “ninguna publicidad puede suplantar una buena gestión gubernamental y eso ven a diario los ciudadanos”, planteó a The Associated Press Grace Jaramillo, académica de la Universidad British Columbia, en Vancouver, en referencia a un gobernante millenial. “No da explicaciones, no llama a la unidad, no comparece ante la prensa, no se muestra como un líder que genera soluciones al país”.
El hoy presidente superó a González en un balotaje en 2023 al que llegó por sorpresa siendo un político casi desconocido y después se convirtió en uno de los mandatarios más jóvenes de Ecuador. Pero sólo tenía 15 meses de mandato, lo que quedaba para concluir el del banquero Guillermo Lasso que disolvió la Asamblea y llamó a elecciones para evitar una crisis política interna.
Al frente tiene a la candidata de izquierda que llegó a sus segundas elecciones presidenciales apadrinada por el expresidente Rafael Correa (2007-2017) y por el capital político que aún sostiene la Revolución Ciudadana. Ese movimiento político gobernó por una década el país y todavía conserva fieles bastiones de apoyo ciudadano como las provincias de la zona costera, las más golpeadas por la violencia de las bandas relacionadas al narcotráfico.
González pareció sacar rédito al intenso trabajo de sus bases, especialmente en esas zonas asoladas por los altos niveles de delincuencia, donde la ausencia del Estado es evidente, según los expertos. En las últimas semanas se mostró más cercana a los electores, buscó distanciarse de la polarización que también aún arrastra Correa y apeló a un pasado en que los ecuatorianos estuvieron, según ella, en mejor situación.
“Ha logrado consolidar el voto duro del correísmo y ha logrado capitalizar una nueva votación, pese a la disputa con otros candidatos de izquierda” y eso no se veía hace muchos años, anotó el analista Isch.
Lo que Noboa presentó como una solución ante la violencia, con “los militares y policías en las calles, en muchos sectores, especialmente de la costa, se considera más que una solución, una amenaza, debido a la violencia con la que operan”, señaló, por su parte, la analista y socióloga Andrea Ocaña.
Desde que llegó al poder, Noboa declaró al país en conflicto armado interno para poder movilizar a militares a las calles y a las cárceles en tareas de seguridad ciudadana para combatir la violencia y criminalidad.
Y aunque su gobierno logró bajar los asesinatos en 2024, enero —un mes antes de las elecciones— fue el inicio de año más sangriento de la historia del país con 731 muertes violentas, devolviendo las cifras de asesinatos al nivel del segundo semestre del 2023, el más violento desde que hay registros.
Ambos candidatos, señaló Ocaña, tendrán que presentarse más empáticos con los asuntos que preocupan a la ciudadanía para ganar en segunda vuelta. La socióloga consideró, a su vez, que los votos no son endosables, pero sí planteó la necesidad de ambos finalistas de buscar alianzas electorales con miras al balotaje.
El lunes había opiniones divididas entre los ciudadanos en las calles, igual que mostraron las urnas, y admitían tener incertidumbre sobre el futuro del país.
“Con este resultado estamos en la lona, no me explico qué pasó con la gente que sigue creyendo en las falsas ofertas del (expresidente) Correa, pero no queda más que seguir trabajando” y esperar a que en la segunda vuelta gane Noboa, afirmó Silvia Castro, una médica, en Quito.
Por su parte, Mary Espinosa, una dependiente de un almacén que vive en un populoso sector del norte capitalino, dijo que ella y su familia votaron por González porque “dice que va a crear trabajo y mis hijos no encuentran trabajo hace tiempo”.
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