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El Vaticano investiga transferencias millonarias a fondo de inversión de impacto

Una vista de un antiguo monasterio en Roma, el lunes 29 de mayo de 2023,
Una vista de un antiguo monasterio en Roma, el lunes 29 de mayo de 2023, en una tranquila calle residencial. El edifico albergó en el pasado a judíos que huían de la deportación en la II Guerra Mundial. Adquirido por el Vaticano en 2021 como residencia para monjas extranjeras que estudian en las universidades pontificias de Roma, ahora está vacío, una víctima colateral de un nuevo escándalo financiero en la santa sede.
(Alessandra Tarantino / Associated Press)
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El Vaticano intenta aclarar cómo el exdirector de su oficina de recaudación de fondos misioneros en Estados Unidos autorizó la transferencia de al menos 17 millones de dólares de sus recursos y donaciones a una nueva organización benéfica y un fondo de inversión privado que él creó y aún gestiona actualmente, según pudo saber The Associated Press.

La nueva dirección de las Sociedades de Misiones Pontificias en Estados Unidos (TPMS-US), que recauda dinero para las iniciativas de la Iglesia católica en países en desarrollo, ha amortizado la mayor parte de ese dinero -los 10,2 millones invertidos en el fondo privado- ya que “no hay plazos ni garantía de recuperación de la inversión”, según su declaración financiera más reciente.

El dinero fue transferido desde TPMS-US a una organización neoyorquina sin fines de lucro, Missio Corp., y el fondo privado de inversión MISIF LLC creado por el reverendo Andrew Small cuando era director nacional de TPMS-US. Los dos mecanismos financieros aspiran a reunir capital para ofrecer préstamos a bajo interés e inversiones en iniciativas agrícolas gestionadas por la Iglesia en África.

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La mayor parte del dinero se transfirió en 2021, justo antes de que Small completara su mandato de 10 años en TPMS-US. Small, un sacerdote de los misioneros oblatos de la Beata Virgen María Inmaculada nacido en Gran Bretaña, sigue siendo director general de Missio Corp., que gestiona MISIF, al mismo tiempo que sirve de forma interina como número dos de la junta asesor de protección de menores en el Vaticano.

En una serie de respuestas enviadas por email a AP, Small defendió con firmeza las transferencias de dinero, afirmando que estaban totalmente autorizadas e iban en el mejor interés de la Iglesia y de TPMS-US. Proporcionó cartas de agradecimiento de obispos y monjas en África que se beneficiaron de los préstamos de bajo interés de Missio Corp., así como misivas de dos cardenales del Vaticano expresando su interés en sus iniciativas de inversión de impacto.

Sin embargo, esas transferencias redujeron al menos de forma temporal los fondos de TPMS-US en un cuarto y parecían haber desviado dinero que se había recaudado en nombre del papa para organizaciones benéficas y proyectos aprobados por el Vaticano en África, Asia y América Latina.

La pérdida es el un nuevo dolor de cabeza financiero para la Santa Sede, que durante décadas ha registrado sucesivos casos de inversiones a pérdidas, métodos de contabilidad opacos, presupuestos poco rigurosos y conflictos de interés que han socavado su reputación financiera.

“La Santa Sede está al tanto de la situación y en este momento está investigando los detalles de lo sucedido”, indicó a AP el portavoz vaticano Matteo Bruni.

Según los documentos fiscales y declaraciones financieras disponibles de forma pública, entre las partidas transferidas hay 7 millones de dólares en “reembolsos”, “contribuciones” sin definir y “apoyo” de TPMS-US a Missio Corp. entre 2019 y 2021, así como una inversión de 10,2 millones de dólares en MISIF, de los que 7,5 millones de dólares procedían de un fondo asignado a TPMS-US.

Las transferencias se aprobaron en la junta de TPMS-US, lo que hace prácticamente imposible recuperarlas en litigios.

Pero según representantes de TPMS-US, sigue sin estar claro si la junta fue informada por completo sobre las transparencias y la opinión del Vaticano sobre las iniciativas, como las preocupaciones expresadas por el entonces prefecto de la oficina misionera del Vaticano, el cardenal Fernando Filoni.

El reverendo Robert Gahl, teólogo moral que dirige un programa de gestión y administración eclesiástica en la Universidad Católica de Estados Unidos, dijo que el énfasis evangélico de las donaciones de TPMS-US es diferente de la estrategia de desarrollo de MISIF de préstamos que deben devolverse.

“Cómo puede garantizarse la intención de los donantes si los objetivos de las dos son tan diferentes?”, preguntó. “La intención del donante está defendida tanto en el derecho civil como en el canónico”, añadió.

Lloyd Mayer, un profesor especializado en derecho de organizaciones sin fines de lucro en la Facultad de Derecho de Notre Dame, dijo que no veía ninguna infracción grave en las transferencias, pero sí algunos indicios preocupantes.

“Y para mí, la cuestión legal es, ¿ha violado alguien un derecho legal, o es esto básicamente una disputa de política interna?”, comentó.

Small defendió con firmeza las transferencias como consistentes tanto con la misión de TPMS-US como con su deber fiduciario de aumentar su financiamiento, que según dijo había ido menguando ante un descenso de las donaciones. Dijo que buscó nuevos métodos de recaudación como una iniciativa de microdonaciones en la que los donantes podían ver el resultado directo de sus aportaciones. Los donantes, dijo, estaban cada vez menos dispuestos a donar sin más a través de la infraestructura habitual de TPMS, en la que Roma decide sobre los proyectos.

“Mucho va a los obispos y nuncios y apenas una diminuta fracción llega a sacerdotes y monjas”, dijo Small. “Muchos millones de dólares del dinero estadounidense ayudan a pagar los gastos operativos de nunciaturas en países con misiones, lo que parece anómalo con los mensajes enviados cada año a los fieles el Domingo de Misiones”.

Small dijo que había creado Missio Corp., y el sitio web que sirve como su imagen pública, Missio Invest, porque quería aplicar los principios de la inversión de impacto a las necesidades de la Iglesia en sus territorios de misiones. Era una idea que encontró apoyo en algunos sectores del Vaticano, que acogió tres conferencias de inversión de impacto en 2014, 2016 y 2018.

“El objetivo definitivo era crear un fondo de impacto social que pudiera ofrecer préstamos de interés bajo a iniciativas gestionadas por la Iglesia en África para crear una fuente sostenible de ingresos para la Iglesia y, en principio, hacerlas menos dependientes de las donaciones anuales extranjeras, que habían demostrado ser cada vez más precarias”, dijo Small.

Small dijo que la junta de TPMS-US fue informada sobre todos los detalles y aprobó todas las transferencias, y que él hacía presentaciones al menos una vez al año a la oficina misionera del Vaticano.

Robert Warren, investigador penal retirado del Servicio Interno de Impuestos del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (IRS, por sus siglas en inglés) y que ahora enseña contabilidad en la Universidad de Radford en Virginia, dijo que la relación entre TPOMS-US y Missio Corp. parecía problemática porque Small dirigía las dos instituciones. Esas relaciones solapadas, señaló, requieren un escrutinio adicional de auditores y directivos.

“Siempre les digo a mis alumnos: tienen que determinar si hay una transacción con distancia suficiente. Si tienen partes relacionadas, eso significa por definición que no tienen una transacción con suficiente distancia”, explicó. Si una organización benéfica hace contribuciones considerables para mantener otra a flote, “ahora tiene una parte interrelacionada y todas esas transacciones requieren un escrutinio adicional de los auditores y la dirección”.

Cuando terminó el mandato de Small en 2021, TPMS-US, bajo el mandato de su nuevo director nacional, el monseñor Kieran Harrington, contrató a una firma legal para investigar. Small no respondió a las preguntas de los abogados.

“El análisis independiente concluyó que la junta de TPMS había aprobado las transferencias de fondos de una forma acorde a sus poderes y los reglamentos de TPMS”, señaló un comunicado de TPMS-US a AP.

Harrington sustituyó después a la junta por personas de más rango y supervisión vaticana. Entre ellos están el embajador del papa ante Estados Unidos, el arzobispo Cristophe Pierre, así como otros cardenales y arzobispos destacados, como el cardenal de Boston Sean O’Malley, que como responsable de la junta de protección de menores del Vaticano es el jefe actual de Small.

“La nueva junta trabaja para evaluar las estructuras de gobernanza del TPMS y pronto recomendará nuevos estatutos eclesiásticos y votará sobre el reglamento de la corporación civil”, indicó la sociedad en un mensaje a AP.

Con Harrington al mando, la institución pidió a Missio Corp. que devolviera la inversión de 10,2 millones de dólares en MISIF, pero la solicitud fue denegada, según la declaración financiera auditada de TPMS-US.

“La dirección de la organización trabaja con diligencia para recuperar la inversión, sin embargo no hay plazos ni garantía de recuperación de la inversión”, señaló el comunicado.

Small criticó esa declaración de pérdidas como “corta de vista” y dijo que no había base para ello dados los resultados del fondo. Dijo que era “desafortunado” que TPMS-US tuviera tan poca confianza en la capacidad de la misión eclesiástica de pagar sus préstamos.

“Si no creemos en nuestros colegas misioneros, ¿cómo lo harán los bancos y otros mercados de capital?”, preguntó.

Sin embargo, ni siquiera los propios auditores de Small pudieron verificar los cálculos de su fondo sobre el valor de su catálogo de inversiones en diciembre de 2021, y declinaron expresar una opinión sobre sus declaraciones financieras para ese año.

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