Sin embargo, hay estilos esenciales que, por decirlo de algún modo, no pasan de moda, y que siguen siendo además homenajeados con cierta frecuencia por los exponentes de las corrientes vigentes, como es el caso de la salsa dura, es decir, esa que tiene un sonido definitivamente latino y que logró expandirse a diferentes territorios, pero cuya partida de nacimiento nos conduce a la ciudad estadounidense de Nueva York.
Pese a tratarse de un lanzamiento supuestamente individual, “La Voz†no marcó ni por asomo un distanciamiento entre Lavoe y Colón, ya que el segundo produjo y arregló el disco entero, aunque le cedió la labor instrumental a otros músicos, muchos de ellos procedentes de su propia orquesta. Más allá de “Mi genteâ€, que es una invocación abierta a la celebración latina, la placa brindó otro ‘hit’ incuestionable: “El todopoderosoâ€, una pieza que ensalza a la divinidad en medio de un implacable ritmo bailable.
La expresión pura de la salsa se mantiene en “Paraiso de dulzuraâ€, marcada por un fraseo vocal de primer nivel. Y la diversidad del trabajo queda demostrada en la inclusión de piezas de tiempos mucho más lentos, como es el caso del estupendo bolero “Un amor de la calleâ€, dueño de una letra que causarÃa probablemente descontento en estos dÃas al comparar a la mujer que decepciona al narrador con una prostituta, aunque lo haga de un modo que, al ser comparado con el que tienen los actuales representantes del urbano, resulta de lo más recatado.
Tampoco faltan las proezas instrumentales, representadas por la versión del son montuno de los ‘50 “Rompe Saragueyâ€, original de Conjunto Chappottin, que además de aludir a una planta empleada popularmente para ahuyentar a los “malos espÃritusâ€, se encuentra coronada por un estupendo solo del pianista afrocubano Mark Dimond.
Todo lo dicho tiene que ver con el reciente lanzamiento de la citada grabación en una versión remasterizada que se encuentra disponible desde este viernes tanto en formato de vinilo como en una versión digital de alta resolución y que, al menos en su versión fÃsica -que es la que tenemos ahora mismo en nuestras manos-, suena estupendamente.