Durante la época del cine mudo, habÃa muchas editoras. Se les llamaba “cortadorasâ€, y como el trabajo era meticuloso y requerÃa mucho tiempo, se consideraba similar a la costura, y se pagaba en consecuencia.
Los bajos salarios no disuadieron a mujeres como Blanche Sewell, que pasó la mayor parte de su carrera en el departamento de montaje de la MGM después de haber sido tutelada por Viola Lawrence, a la que a menudo se atribuye el mérito de ser la primera mujer montadora de Hollywood. Sewell llegó a editar “El Mago de Ozâ€. También asesoró a Walt Disney durante la realización de “Blancanieves y los siete enanitosâ€.
“TenÃa un gran respeto por ella como editora. SentÃa que ella tenÃa una manera impecable de resaltar la emoción, y sabÃa que querÃa que ‘Blancanieves’ fuera precisamente esoâ€, dice Dara Jaffe, conservadora adjunta del Museo del Cine de la Academia, señalando que Sewell estaba relacionada con Disney por matrimonio, pero trabajaba en un estudio de la competencia. “Asà que, en cierto modo, consultaba subrepticiamente con ella a deshorasâ€.
De hecho, asà fue como Sewell consiguió el trabajo en “Ozâ€: El productor Mervyn Leroy sabÃa que Disney pedÃa ayuda a Sewell, y por eso la querÃa en su nueva pelÃcula.
El resultado se encuentra entre los anales de la historia del cine, y el montaje de Sewell aporta la emoción rÃtmica que consolida el estatus de la pelÃcula como una de las mejores de todos los tiempos. Sewell recibe un homenaje en la GalerÃa del Arte de la CinematografÃa del Museo de la Academia, que se inaugura con “El Mago de Ozâ€, pero en la que irán rotando las cintas.
Jaffe está sentada en la terraza del museo con la conservadora adjunta Sophia Serrano y la directora sénior de asuntos curatoriales Doris Berger. Las mujeres forman parte de un equipo de curadoras de 13 personas que cuenta con solo dos hombres en sus filas. Al igual que ocurre con la edición, el comisariado de museos es un campo en el que trabajan más mujeres que hombres, según la Asociación de Directores de Museos de Arte, lo que plantea interesantes posibilidades cuando esas mujeres se encargan de destacar los logros en una industria con un historial tan largo de sexismo y discriminación.
Las colinas de Hollywood, silueteadas por el feroz sol de finales de verano, parecen un fondo de CGI mientras las mujeres hablan de algunas de las heroÃnas menos conocidas y olvidadas de la historia del cine, y de cómo ellas -las curadoras- se esforzaron por incluir sus historias en el nuevo altar de la ciudad a las imágenes en movimiento.
El hecho de que las primeras editoras fueran tachadas de “cortadoras†resulta especialmente revelador cuando se observa cómo las mujeres solÃan ser marginadas entre las bambalinas de las artes cinematográficas, incluso cuando sus contribuciones eran revolucionarias.
Cuando el cine era muy nuevo, las mujeres solÃan desempeñar funciones de poder, como productoras, directoras y jefas de estudio. Mujeres como Lois Weber, considerada una de las directoras y guionistas más importantes que trabajaban en Hollywood a principios del siglo XX. Dirigió más de 135 pelÃculas y se cree que fue la primera directora estadounidense en tener su propio estudio. O Anita Loos, la primera mujer guionista de plantilla en Hollywood, cuya novela cómica de 1925, “Los caballeros las prefieren rubiasâ€, dio mucho juego durante décadas a los proyectos de Hollywood, incluida la legendaria versión con Marilyn Monroe y Jane Russell.
“Hubo mujeres en la época del cine mudo que fueron muy respetadas e influyentes y ganaron mucho dinero para esos tiempos. Sin embargo, cuando llegó el sonido y la industria cinematográfica se volvió más especializada y poderosa, se involucró más capitalâ€, dice Berger. “DirÃa que, en general, ese fue el momento en que las mujeres fueron expulsadas de ese campoâ€.
Addison Rae tiene 82,8 millones de seguidores en TikTok, un podcast, una lÃnea de belleza y una canción. Ahora también es una estrella de cine con ‘Él es todo eso’ de Netflix.
A lo largo de los años, las investigaciones han desenterrado historias ocultas sobre mujeres infravaloradas, dice Serrano. Sin embargo, cuando llegó el momento de pensar en cómo integrar las historias de esas mujeres en las exposiciones, surgieron dificultades únicas.
“Cuando eres un museo basado en objetos, piensas en la conservación y el archivo de la historia del cineâ€, dice. “Encontrar cosas significativas que tengan que ver con la historia de estas mujeres es otro reto, porque tradicionalmente no se archivan de la misma maneraâ€.
Cuando se habla de mujeres en el cine, los hombres aparecen con una regularidad desconcertante. Al principio, muchas mujeres se abrieron paso en el negocio gracias a sus maridos. Cuando Jaffe investigaba al autor, director de cine y productor independiente negro Oscar Micheaux, considerado el cineasta afroamericano de más éxito de principios del siglo XX, se enteró de que la esposa de Micheaux, Alice B. Russell, produjo varias de sus pelÃculas.
La dinámica ha cambiado a un ritmo lento, pero parece que últimamente está mejorando: Mujeres como Rachel Morrison son las directoras de fotografÃa de pelÃculas de acción como “Black Pantherâ€, y otras, como la diseñadora de producción Hannah Beachler, pueden contar con un presupuesto artÃstico de 30 millones de dólares para crear el fantástico reino de Wakanda. Beachler es meticulosa cuando se trata de investigar, dice Berger, y su trabajo brilla por su uso del color, la luz, la forma, el estilo y la textura. Es, según Berger, una maestra.
TodavÃa no hay una galerÃa de “Black Panther†en el Museo de la Academia, pero Morrison y Beachler están representadas en todo el edificio, incluso en una sección que presenta 27 notables discursos de aceptación de los Oscar. Beachler aparece a través de sus palabras tras convertirse en la primera mujer negra en ganar un Oscar por diseño de producción. En la GalerÃa de Imágenes, que presenta montajes de pelÃculas con directores de fotografÃa, Morrison habla de su trabajo. Según Serrano, Morrison es brillante a la hora de equilibrar las secuencias de acción con momentos Ãntimos de profunda humanidad.
Las mujeres también están menos representadas en la animación, señalan las curadoras. Jaffe cita un estudio realizado por la Iniciativa de Inclusión de USC Annenberg que muestra que las mujeres son mayorÃa en las escuelas de animación y suelen dominar en los festivales, pero su número desciende considerablemente cuando entran en la industria. Según ese estudio, el 3% de las pelÃculas de animación están dirigidas por mujeres y el 1% por mujeres de color.
La galerÃa de animación del Museo de la Academia incluye a una fascinante mujer alemana llamada Lotte Reiniger, que en 1926 realizó el primer largometraje de animación que se conserva, “Las aventuras del prÃncipe de Achmedâ€. Muchos cinéfilos asumirÃan erróneamente que el honor pertenece al clásico de 1937 “Blancanievesâ€.
Reiniger fue una pionera de la animación con siluetas, e inventó un primer prototipo de cámara multiplano, del tipo que más tarde se hizo famoso al ser utilizado por Disney. La llamaba su “mesa de trucosâ€.
Sus primeras mesas eran de madera, dice Jaffe, que Reiniger preferÃa al metal porque en ella se podÃan clavar herramientas útiles. Una fuente de luz en la parte inferior apuntaba hacia arriba a través de capas de cristal equipadas con recortes de paisajes. Reiniger conseguÃa sombreados y un efecto tridimensional mediante capas de papel de seda. La cámara estaba montada en la parte superior y apuntaba hacia abajo.
El stop-motion en la década de 1920 era minucioso, dice Jaffe, y Reiniger tenÃa que exponer manualmente cada fotograma. Era conocida por su notable destreza a la hora de mover sus marionetas de sombra, que hacÃa con todo tipo de materiales, como cartón desechado y cajas de jabón viejas.
“DecÃan que siempre estaba recortandoâ€, dice Jaffe. “Si tenÃa algo en sus manos, empezaba a cortarloâ€.
Jaffe también se enteró de que Reiniger montó una obra de teatro como parte de un proyecto escolar y no pensó que ninguno de los actores fuera lo suficientemente bueno, “Asà que dijo: ‘Voy a cortar mi propia marioneta; puedo conseguir más emoción de esta marioneta que de cualquiera de mis colegas’â€.
Una marioneta de sombra superviviente de “Las aventuras del prÃncipe Achmed†se expondrá en la galerÃa de animación antes de pasar a ser almacenada en la biblioteca Margaret Herrick de la academia.
Ninguna historia de heroÃnas cinematográficas infravaloradas estarÃa completa sin mencionar a la creativa directora de arte, diseñadora de vestuario y diseñadora gráfica japonesa Eiko Ishioka, que se convirtió en la primera mujer asiática en ganar un Oscar por el diseño de vestuario por su trabajo en la pelÃcula de Francis Ford Coppola de 1992, “Drácula de Bram Stokerâ€.
Ishioka fue una diseñadora gráfica y empresaria de éxito en Japón, conocida por crear imágenes vanguardistas de liberación femenina en la publicidad comercial con el telón de fondo del cine de la Nueva Ola de los años 60. Llegó a Hollywood después de que Coppola viera la versión japonesa de un póster que hizo para “Apocalypse Now†y decidiera que tenÃa que conocerla (casualmente, el póster de “Apocalypse Now†de Ishioka está en la exposición de Spike Lee en el museo como objeto que le inspiró).
Coppola e Ishioka se convirtieron en colaboradores, y él la contrató para diseñar el vestuario de Drácula. Según Serrano, Coppola invirtió una parte importante de su presupuesto en el vestuario. En un documental sobre el rodaje de la pelÃcula, Coppola afirma que querÃa que el vestuario fuera la joya de la pelÃcula.
Bajo la astuta dirección de Ishioka, lograron el peso necesario. Sus creaciones, dice Serrano, son como construcciones en 3D: todo son lÃneas y colores fuertes, hechos de materiales sólidos a partir de ilustraciones muy detalladas.
“Tiene un punto de vista estético muy fuerte; una vez que conoces su estilo, si ves una pieza suya, sabes que es de ellaâ€, dice Serrano.
El museo cuenta con una de las túnicas de Drácula. En la pelÃcula, el espectador solo tiene un mÃnimo vistazo. Drácula sale de su ataúd con ella puesta, y luego se cambia. ¡Pero esa túnica! Es un mosaico de retazos dorados, inspirado en “El beso†de Gustav Klimt y en los mosaicos bizantinos.
“En la parte delantera hay una Virgen con un niño, y estos detalles que no se verÃan necesariamente en la pelÃculaâ€, dice Serrano. “Nunca sabrÃas lo desgarradoramente hermoso que es en personaâ€.
Reunir las historias de las mujeres en el cine -al igual que conseguir la túnica de Drácula- requirió tiempo, reflexión y energÃa, con un sentido del equilibrio que celebrara los logros y ayudara a elevar el perfil de las heroÃnas no reconocidas.
“Curar no es solo seleccionar en el vacÃo, es también la combinación de las historias que se cuentan y lo que ocurre entre ese espacioâ€, dice Berger. “Por eso es tan importante que seamos conscientes de las múltiples perspectivas, y de la representación en un sentido más amplio: no nada más el género, sino también la sexualidad y la raza y las capacidades, todo eso jugó un papel en nuestras discusionesâ€.
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