Apreciación: Una despedida a la líder del teatro Diane Rodríguez, con amor y lágrimas, de Luis Valdez.
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Falleció el Viernes Santo, y parece curiosamente apropiado, incluso en estos días de tanta muerte y muerte en una pandemia mundial.
Diane Rodriguez tenía un espíritu increíblemente único, hermoso y creativo: una actriz, dramaturga, directora, productora, defensora y mentora de artistas más jóvenes, y una activista política incansable de las artes desde Los Ángeles hasta Chicago, Nueva York y Washington DC. Al final, la destilación de todas las fuerzas que la habían moldeado mientras se convertía en una de las defensoras más influyentes de la comunidad teatral estadounidense en todos sus colores, obras y vibraciones.
La conocí hace casi 50 años como un miembro querido de la familia de El Teatro Campesino. Hace un mes, cuando mi esposa, Lupe, y yo vimos por última vez a Diane, estaba cerca del lecho de muerte de su primo, Felipe Rodríguez, otro miembro de los 70 de la familia teatral. Diane se veía genial, saludable y vibrante como siempre, en su camino para dirigir la producción del 30 aniversario de “Real Women Have Curves” de Josefina López en San Francisco.
Cuando rememoramos a la familia Rodríguez, recordé que a mediados de los años 50 mi familia vivía en una calle sin salida en East San Jose que llamamos Sal Si (Get Out If You Can). En la esquina de ese bloque había una vieja iglesia protestante de madera que siempre estaba llena de canciones y voces humanas los domingos. Esta fue la iglesia a la que asistió la familia Rodríguez, que resultó ser metodista. Diane debe haber tenido 5 años en ese momento. Sin saberlo todos esos años después, nuestros caminos ya se habían cruzado.
Lo Último
Al despedirnos de Felipe, nuestra despedida fue: “Te veré cuando te vea”. Dolorosamente, no tenía idea de que pronto sería lo mismo con Diane.
Todos vivimos en negación con respecto a la muerte, particularmente de nuestros seres queridos, si no de nosotros mismos, pero la vida nos obliga a enfrentar lo inevitable. La increíble verdad sobre Diane es que sabía que llegaría durante el último año y medio, y aún así siguió trabajando y viviendo hasta el final a pesar de la quimioterapia y la radiación y todas las horribles consecuencias de nuestra frágil condición física humana. Obviamente, su espíritu era fuerte y el amor a la vida era insuperable. En eso, ella seguía siendo una artista ejemplar ante las abrumadoras probabilidades. ¿Quién podría pedir algo más de nuestras hermanas y hermanos?
Diane finalmente nos sorprendió e impresionó a todos con el arco ascendente de su evolución.
Durante un tiempo, estos recién nacidos o bebés menores a un año hijos de famosos como Ricky Martin y Ana Layevska están destinados a conocer el mundo... pero desde sus hogares, ya que la pandemia de coronavirus los ha obligado a vivir sus primeros meses en aislamiento social.
Se unió a El Teatro Campesino en San Juan Bautista, en California, en 1973 como parte de una ola de nuevos talentos brillantes de todo California y el suroeste. Recientemente se había graduado de la UC Santa Bárbara con una licenciatura en teatro. Su esposo, José Delgado (JD), llegó de manera similar a San Juan Bautista desde el campus de UC Berkeley. Casi instantáneamente se convirtieron en una pareja poderosa en la compañía y ascendieron a posiciones de liderazgo gracias a su inteligencia y creatividad.
Amante y fiel hasta el final, JD estuvo al lado de Diane hasta su último aliento, justo después de la medianoche. Como solíamos hacer en los viejos tiempos en nuestro viejo almacén de estaño con corrientes de aire, nuestra familia Teatro no puede reunirse con José y abrazarlo colectivamente con todo nuestro amor y compasión. Lo que alguna vez fue un gesto de improvisación de corazón, sangre y huesos se ha vuelto imposible en este tiempo de sufrimiento y separación humanos. Entonces debemos hacerlo simbólicamente, enviando toda nuestra vibración sentida desde la distancia.
Finalmente, todo lo que tenemos es la universalidad de nuestro ser, porque todos estamos conectados en el núcleo común de nuestro Creador. Dios te bendiga, Diane, y que Dios te acelere a tu renacimiento cósmico. Con amor y lagrimas.
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