Así vivió México la presentación de Iron Maiden
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Carlos Daniel, de 12 años, simuló tocar la batería. Y su hermana Denise, de 9, agitó con fuerza su cabeza una y otra vez. Su gusto por el hard rock, el metal y el headbanging lo heredaron de su padre, Carlos.
Como ellos, otros niños y adolescentes han desarrollado una afición al género gracias al legado de bandas como Iron Maiden, a la que vieron por primera vez anoche, en el primero de tres shows que ofreció la banda británica en el Palacio de los Deportes.
Con ambientación bélica en el escenario, alrededor de las 21:10 horas el grupo liderado por el bajista Steve Harris salió al entarimado y con la reacción de euforia y griterío del público hicieron cimbrarse el cobrizo domo.
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El Legacy of the Beast World Tour fue exactamente bestial desde el principio, con el planeo de un avión mientras sonó “Aces High”, primer tema del repertorio.
La mayoría de los 21 mil 650 asistentes que llenaron el recinto, cifra oficial según los organizadores, brincaron alzando las manos al ritmo de la batería y los riffs, y más cuando en esa primera interpretación el vocalista, Bruce Dickinson, se puso un sombrero de charro.
“Acabamos de estar en la frontera norte y lo único que puedo decir es que, en cuanto a público de Iron Maiden se refiere, ustedes no tienen nada que pedir”, expresó el frontman, de 61 años y sobreviviente del cáncer desde 2015.
También los jóvenes y adultos de varias generaciones, hombres y mujeres, todos por igual cantaron, gritaron, agitaron los brazos, aplaudieron, arrojaron por los aires vasos de cartón y capturaron el momento con sus celulares, incluso antes del show, cuando de fondo sonó la pista de “Doctor, Doctor”.
Los decibeles hicieron retumbar el suelo y los miles de cuerpos presentes, sobre todo con “The Clansman” y “The Trooper”, pieza en la que salió a escena su famosa mascota, Eddie The Head.
Al llegar el turno de “Revelations”, las mantas y telas que sirvieron de escenografía tuvieron un tono eclesiástico y religioso. Fue en esa parte del show donde Harris jugó con el bajo, Dave Murray, Adrian Smith y Janick Gers mostraron su destreza con las guitarras y Nicko McBrain azotó las batacas sobre los tambores y platillos.
Para “Flight of Icarus”, un inflable en forma del hombre alado apareció al fondo, mientras Dickinson cantó y utilizó un lanzallamas a la vez.
Ya convertido el escenario en un “infierno” sonaron “Fear of the Dark”, “The Number of the Beast” y la infaltable “Iron Maiden”, que concluyó con la elevación de una figura demoniaca.
En la pista se formaban pequeños círculos de slam; el ánimo de rockear no disminuyó conforme las casi dos horas de concierto llegaban a su fin.
Carlos Daniel siguió agitando sus manos en su anhelada percusión. Denise sacudía la cabeza hasta el último momento, cuando sonó “Run to the Hills”, y así la Doncella de Hierro concluyó su primera cita en la Ciudad, para volver mañana y este lunes.
ASÍ LO DIJO
“Hoy es una maldita celebración del Legado de la Bestia”.
-Bruce Dickinson, vocalista
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