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‘Get Out’ es la cinta de terror ideal para la América de Trump

Para muchas personas, si una película no recurre a monstruos ni a entidades sobrenaturales, no puede ser considerada como perteneciente al género de terror; pero lo cierto es que hay seres humanos que dan mucho más miedo que cualquier fantasma o demonio, y para probarlo, basta con echarle un vistazo a “Get Out”, la original propuesta que se lanza este viernes.

Aunque viene de Blumhouse Productions, una compañía especializada en el cine de género que ha ofrecido a veces producciones de dudosa calidad, “Get Out” es no solo un trabajo sumamente original y muy bien realizado, sino también un título de importancia debido a que su historia de interés afroamericano se encuentra en manos de un creador afroamericano, es decir, el director y guionista Jordan Peele.

Al inicio de la película, todo parece ir bien entre Chris (Daniel Kaluuya) y Rose (Allison Williams), una pareja de jóvenes enamorados que se alista para ir de visita a la casa de los padres de la segunda en una zona remota de Nueva York. Pero las imágenes muestran de inmediato que él es de raza negra y ella de raza blanca, mientras que las conversaciones revelan las inquietudes del muchacho ante los temas raciales, sobre todo porque su prometida no le ha revelado a su familia la diferencia en el color de sus pieles. “No te preocupes; si se hubiera podido votar por Obama una tercera vez, mi padre lo hubiera hecho”, le responde ella a manera de excusa.

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Lo interesante es que Peele no cae en la trampa de hacer todo evidente, porque una vez que Chris llega a la casa de los padres de su novia, es efectivamente recibido con toda la amabilidad del mundo por estos. Sin embargo, poco a poco, el mismo protagonista va notando signos de alarma que incluyen no solo las reacciones demasiado amables de los incontables habitantes blancos del lugar, sino también las actitudes especialmente extrañas de los pocos afroamericanos con los que se cruza, entre ellos los dos criados de la residencia familiar.

Pese a que esta es la primera película de Peel, el realizador maneja de manera consistente un sentido del suspenso que nos mantiene al filo de nuestros asientos, pero le agrega además al asunto entero generosas dosis de humor, lo que tiene que ver con su propia formación en el área de la comedia televisiva; de ese modo, en medio de las situaciones más siniestras, aparecen momentos entretenidos que tienen que ver con situaciones absurdas o personajes llamativos.

Sin embargo, el tono no se inclina nunca hacia la farsa descontrolada ni mucho menos hacia la parodia, porque esta es esencialmente una cinta seria sobre un tema preocupante; e incluso por ese lado, evita ser predecible, porque el giro final -que no revelaremos, por supuesto- va más mucho más allá de lo que podría haber sido una historia convencional de ‘rednecks’ asesinos.

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