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Eduardo Verástegui, cineasta de Dios

Eduardo Verástegui durante la premiere de "Little Boy" en las salas Regal de LA Live.
Eduardo Verástegui durante la premiere de “Little Boy” en las salas Regal de LA Live.
(Dan Steinberg / Invision for Open Road Films)

Se supone que Eduardo Verástegui vive desde hace cerca de 13 años en Los Ángeles, pero lo cierto es que, como él mismo lo dice, su profesión lo lleva por todos lados. “Antes de estar por allí residí durante dos años en Miami; cuando hice ‘Bella’ [su anterior película] me pasé un año en Nueva York; y ahora, con ‘Little Boy’, estuve otro año en Rosarito”, le dijo el actor y productor mexicano a HOY a través de una conexión telefónica con Florida, donde se encontraba promocionando la segunda película referida.

Pese a que la trama de ésta se desarrolla completamente en un pueblo ficticio de California y sus diálogos son todos en inglés, la cinta se rodó completamente en la citada ciudad, que fuera hace casi dos décadas la sede principal de filmación de la megaproducción “Titanic”.

“Es una historia americana con un mensaje universal, hecha por mexicanos y filmada en México con un elenco internacional”, detalló. “Esta película pudo generar trabajo en una zona de México donde la industria [cinematográfica] estaba estancada, porque el estudio llevaba seis años sin abrir sus puertas, y ahora ya está con una lista de espera en la que se incluye la nueva cinta de Robert Redford y otras más”.

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“Little Boy” se ubica en 1945, a fines de la Segunda Guerra Mundial, y cuenta la historia de Pepper Flynt Busbee (Jakob Salvati), un niño que sufre de ‘bullying’ debido a su escasa estatura y que, luego de unirse al odio generalizado contra los japoneses que se experimenta en el lugar, encuentra redención en una fe católica que podría llevarlo a traer de regreso del campo de batalla a su padre, James (Michael Rapaport), quien se encuentra peleando por Estados Unidos.

Verástegui tiene sólo un ‘cameo’ (papel pequeño), el del cura Crispin, pero funge principalmente como productor ejecutivo, lo que prueba no sólo su ya conocida fe en Dios, sino su fe completa en el mismo proyecto, dirigido por su compatriota Alejandro Gómez Monteverde, quien dirigiera también “Bella”.

“En este caso, mi rol iba a ser únicamente el de productor, pero Alejandro me sugirió que hiciera algo pequeño que no me iba a tomar más dos días, pero que también iba a implicar una transformación, porque en ‘Bella’ aparecí con una barba de seis meses”, recordó. “Aquí, me raparon, me pusieron lentes y hasta iba a usar una nariz postiza para que de plano no me reconociera nadie, pero no hubo tiempo”.

No es un secreto para nadie que, luego de haber establecido una productiva trayectoria como galán de telenovelas, Verástegui decidió replantear su vida y asumir de lleno los preceptos de su educación religiosa, lo que según él lo dejó desempleado por mucho tiempo. “Pasé dos años sin trabajo, no porque me faltaran ofertas, sino porque las que me llegaban eran de ésas que le había prometido a madre no volver a hacer”, nos explicó.

“Mi decisión era no involucrarme en ningún proyecto que ofendiera a mi familia, a mi fe o a mi comunidad hispana, pero no fue fácil, porque Hollywood se ha empeñado en perpetuar un estereotipo negativo de los latinos; y no sólo Hollywood, sino también los latinos mismos al dejarnos estereotipar, porque nadie nos pone una pistola en la cabeza para que lo hagamos”, dijo. “Ocurre muchas veces por ignorancia y otras por necesidad, pero en lugar de elevar la dignidad de los latinos, eso logra lo opuesto”.

De ese modo, aseguró que las propuestas que llegaban a su mesa eran las de delincuente y mujeriego que se negaba a tomar. “Cuando veo a mi padre, no veo a un Don Juan, sino a un hombre trabajador, íntegro y fiel a su esposa, es decir, un héroe de verdad”, enfatizó. “Mi idea era participar en películas que hicieran del mundo un mejor lugar, y como actor, no tienes poder para controlar el mensaje, por lo que decidí volverme productor”.

Curiosamente, su reconversión llegó en momentos en los que la Iglesia Católica se tambaleaba bajo el peso de las incontables acusaciones de abuso sexual y pedofilia; pero eso no afectó su decisión. “Pasa como con cualquier otro grupo; México tiene altas y bajas, las escuelas tienen buenos y malos maestros, la medicina tiene doctores muy buenos y muy malos”, enumeró. “Donde haya seres humanos habrá maldad, sin importar el oficio; del mismo modo, en cualquier iglesia hay gente buena y gente mala, y la Iglesia Católica no es la excepción”.

Durante la campaña presidencial del 2008, nuestro entrevistado se convirtió en un abanderado de la causa contra el aborto, llegando a cuestionar la política del actual mandatario Barack Obama a favor de las libertades de elección en las familias latinas; pero ahora, cuando le preguntamos por lo que hará en el proceso que se avecina, decidió cambiar de tema.

“Hoy en día, mi partido se llama ‘Little Boy’; ésta es una película que busca unidad, sanar heridas, recuperar esa niñez que todos llevamos dentro y recuperar la capacidad de amar y perdonar a lo grande”, manifestó. “La política divide, pero al mismo tiempo soy de los que piensan que hay más cosas que nos unen que cosas que nos separan”.

“A veces nos enredamos en lo que nos divide, y yo también he sido culpable de ello”, dijo de pronto, con un inesperado atisbo de contrición. “Ya veremos qué sucede más adelante; pero, por ahora, quiero unir los corazones para que este mundo sea un mejor lugar”.

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