OPINIÓN: No se equivoquen: esta crisis de DACA es creación y culpa de  Trump
Después de todo el drama de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, la frustración de mantener al gobierno financiado y operando y la dura negociación sobre la reforma migratoria, saben una cosa: el presidente Trump es el único responsable de no otorgar protección contra la deportación a unas 700,000 personas que han sido criados y educados como estadounidenses.
No es Charles Schumer. No es Nancy Pelosi. No son esos demócratas que se niegan a darse por vencidos y aceptar la propuesta de inmigración de Trump, antiinmigrante y racista.
Es Trump, con su orden el otoño pasado, de terminar con las protecciones otorgadas por el presidente Obama a los Dreamers para que mientras tanto el Congreso encontrara una solución definitiva.
El Congreso podrÃa y deberÃa arreglarlo, de hecho, deberÃa haberlo hecho hace mucho tiempo.
Una gran mayorÃa de los estadounidenses, incluidos los republicanos, reconocen que los Dreamers están entre la espada y la pared.
Por un lado están sus padres y familiares inmediatos que con la propuesta actual, quedarÃan prácticamente sin posibilidades de legalizar su presencia en Estados Unidos, y por otra parte, serÃa injusto e inhumano expulsarlos del paÃs en el que fueron criados.
La gran mayorÃa de los Dreamers son miembros productivos de la sociedad, que respetan la ley, y entre sus filas hay médicos, sacerdotes y maestros, asà como policÃas, bomberos y paramédicos.
¿Qué posible beneficio público proviene de echar a estas personas del paÃs? De hecho, ponerle fin a DACA y retirar el permiso para que los Dreamers funcionen podrÃa costarle a la economÃa entre $ 200 mil millones y $ 400 mil millones, dependiendo del cálculo que usted prefiera.
Como ha señalado el Consejo Editorial de Los Angeles Times, este problema es reparable. Pero se ha convertido en una crisis por dos razones: Trump hizo reventar el status quo al poner fin a DACA, y los lÃderes republicanos del Congreso se niegan a aprobar una ley que ayude a resolver la situación de los Dreamers.
Ellos, siguiendo el ejemplo de Trump, están usando a los Dreamers para impulsar una agenda de inmigración que no cuenta con suficiente apoyo polÃtico como para que pueda funcionar por sà misma.
El compromiso es, de hecho, el corazón del proceso democrático. Pero esto no es un ejercicio en el comercio de caballos: nos das X, y les damos. En realidad los Dreamers han sido tomados como rehenes polÃticos.
Ya existe un consenso general de que los Dreamers merecen un indulto. Asà que dénselo ya.
Pero Trump no está negociando: está moviendo los puestos de la meta al ampliar sus demandas de un muro y reducir drásticamente los números de inmigración legal. Cuando Trump terminó con DACA, dijo que le tocaba al Congreso encargarse del asunto. El Congreso deberÃa hacer justamente eso: aprobar una medida DACA que brinde un camino hacia la ciudadanÃa para los Soñadores.
Y luego deberÃa convertirse en una reforma migratoria integral: una reforma humanitaria, progresiva y económicamente sólida que resuelva la situación de 11 millones de personas que, a pesar de no tener el derecho legal de estar aquÃ, se han convertido en parte de nuestros vecindarios y comunidades.
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