La cuestión del ‘patriotismo’ en la colaboración tecnológica entre EE.UU y China
BEIJING — En julio, el inversionista y empresario multimillonario Peter Thiel pidió una investigación del FBI y la CIA sobre Google, alegando que la compañÃa era “traidora†por supuestamente trabajar con el ejército chino en lugar del de EE.UU.
Las acusaciones de Thiel fueron rechazadas por el secretario del Tesoro, Steven T. Mnuchin, quien afirmó que él y el presidente Trump se habÃan reunido con el CEO de Google, Sundar Pichai, en la Casa Blanca, y no habÃan hallado evidencia de que Google trabajara con el gobierno o el ejército chino.
La vida sin Google es normal en China.
Thiel ha sido criticado por tratar de avivar las tensiones de guerra comercial entre ambas naciones para su propia ventaja comercial. Pero sus comentarios también indicaron un panorama cambiante en la colaboración tecnológica entre EE.UU y China, mientras la creciente desconfianza entre las dos superpotencias hace que las empresas e instituciones estadounidenses reconsideren qué salvaguardas deben establecerse para garantizar que el trabajo con socios chinos no afecte la seguridad nacional o los derechos humanos.
Varios legisladores estadounidenses, tanto demócratas como republicanos, pidieron recientemente una examinación de los fondos estadounidenses que permiten la vigilancia por parte del gobierno chino de las minorÃas musulmanas en la provincia de Xinjiang. Los cientÃficos han sido criticados por usar, a sabiendas o sin saberlo, conjuntos de datos chinos que se basan en datos biométricos recopilados de minorÃas.
China está rastreando y castigando a los jugadores jóvenes por el tiempo de juego “excesivo†con la ayuda de compañÃas estadounidenses, incluyendo Riot Games.
En el frente de seguridad nacional, los investigadores que ayudan a China con las solicitudes de inteligencia artificial (IA) han sido acusados de permitir el avance militar chino. Thiel, cuya compañÃa, Palantir, trabaja extensamente con el Departamento de Defensa, afirma que un gesto “patriótico†serÃa que la tecnologÃa sirva a los intereses militares estadounidenses.
Sin embargo, muchos expertos y académicos no están de acuerdo. Dicen que los riesgos de la colaboración tecnológica china son serios, pero que las cuestiones éticas se centran mejor en los estándares de transparencia y consentimiento que en las nociones de lealtad y patriotismo. La diferencia más crÃtica entre los sistemas de EE.UU y China, señalan, es que las empresas y los individuos estadounidenses tienen la libertad de elegir si quieren trabajar con el gobierno.
La tecnologÃa que ha cambiado al mundo en los últimos 40 años se ha alimentado de las cadenas de suministro que cruzan el PacÃfico.
Enmarcar la tecnologÃa en términos de “patriotismo†es problemático, consideran, porque sugiere que las empresas o los individuos que ejercen esa libertad para rechazar la asociación militar de Estados Unidos son de alguna manera poco éticos, cuando en realidad están demostrando una fortaleza del sistema estadounidense.
“Es importante que las personas tengan recursos contra lo que el gobierno nos pide que hagamos. Eso es lo más estadounidense que se me ocurreâ€, indicó Kara Frederick, analista del Center for a New American Security, con sede en Washington, D.C., quien trabajó anteriormente en un equipo de seguridad global en Facebook.
La democracia por sà sola no es una salvaguarda suficiente contra las violaciones de privacidad y el mal uso de los datos, como lo demuestra el escándalo que involucra a la empresa de minerÃa de datos Cambridge Analytica, que cosechó en secreto la información adquirida de Facebook y la usó para influir en la elección presidencial de EE.UU de 2016. Pero al menos el imperio de la ley y la protección de las libertades de expresión pueden brindar oportunidades para el debate público y la rendición de cuentas, según los analistas.
Si las normas éticas pueden mantenerse en la colaboración tecnológica entre Estados Unidos y China es aún menos seguro debido a la estructura polÃtica autoritaria de este último.
El cofundador de Palantir, Joe Lonsdale, se refirió a estas diferencias como un choque de “dos culturas muy distintasâ€. Cuando Google apoya la investigación de IA con universidades chinas, esencialmente sirve al gobierno chino, afirmó en una entrevista de CNBC, porque “todo allà es del gobierno. Si trabajas en China, trabajas con el gobiernoâ€, añadió Lonsdale. “Asà es como funcionaâ€.
Frederick acordó que las compañÃas tecnológicas deberÃan reexaminar sus asociaciones de investigación con ese paÃs. Según una Ley de Inteligencia Nacional aprobada en 2017, el gobierno chino puede ordenar a cualquier individuo u organización que entregue información y tecnologÃa en nombre de la seguridad nacional.
“No se puede simplemente hacer algo y creer ingenuamente que cuando lo lanzas al mundo, la gente siempre es buena y lo va a usar para cosas positivasâ€, comentó Frederick.
Pero también es una simplificación excesiva mezclar a las personas e instituciones chinas con el gobierno chino, o etiquetar toda colaboración como una traición a favor del ejército de esa nación, consideró Elsa Kania, analista de tecnologÃa y seguridad en el Center for a New American Security. “El hecho de que Google esté trabajando en inteligencia artificial allà no significa que apoye directamente al ejército chinoâ€, agregó la experta, para quien incluso muchas compañÃas chinas no están “entusiasmadas de trabajar con el ejércitoâ€. “Para una empresa que compite ferozmente por una ventaja comercial, trabajar con el [Ejército de Liberación del Pueblo] no es lo mejorâ€, consideró.
Los empleados tecnológicos chinos afirmaron a The Times que rara vez cuestionan las implicaciones éticas de su trabajo, pero también que la polÃtica desempeñó un papel mÃnimo en sus decisiones profesionales. “No es como en Estados Unidos, donde la gente trata de mantenerse alejada del gobierno. AquÃ, la asociación con el gobierno es de alguna manera más honorableâ€, consideró Cathy, de 26 años, empleada de una importante compañÃa de tecnologÃa en Beijing, quien sólo proporcionó su nombre de pila para evitar cualquier repercusión por parte de su empleador.
La joven señaló que sus amigos que trabajaban para Huawei habÃan pensado en renunciar debido a la cultura poco saludable de trabajo excesivo dentro de la empresa, pero que cambiaron de opinión cuando el ejecutivo Meng Wanzhou fue detenido en Canadá a pedido del gobierno de Estados Unidos. “En un momento como ese, sienten que lo que están haciendo es, en cierta medida, más valioso. Uno está luchando por una causa más grande, porque no sólo representa a la empresa sino también a su paÃs en generalâ€, consideró.
A la vez, Cathy afirmó que sus decisiones profesionales fueron impulsadas principalmente por sus objetivos de avance personal. “No trabajarÃa para una compañÃa sólo porque la intimidan en el extranjeroâ€, se rió.
James, de 27 años, empleado de una fábrica de ensamblaje de microchips en Shenzhen, quien también pidió que se ocultara su nombre completo, dijo que a muchos jóvenes chinos les cuesta encontrar empleo. “Lo que me importa dÃa a dÃa es si el tráfico es bueno, si tengo trabajo, si la ciudad será un poco más convenienteâ€, expresó. “Hablas de polÃtica durante media hora, ¿qué obtienes de ello? Todo es statu quoâ€.
Sumado a ello, la mayorÃa de los jóvenes empleados del sector tecnológico chino no pueden darse el lujo de pensar en la ética de para quién trabajan, agregó James. Ya es un desafÃo económico suficiente que las personas se muden a las grandes ciudades donde se encuentran las principales empresas de tecnologÃa. “Si pudiera trabajar en una de esas grandes compañÃas tecnológicas, estarÃa absolutamente encantadoâ€, dijo. “IrÃa a cualquier compañÃa a la que pudiera ingresarâ€.
En EE.UU, miles de empleados de las principales empresas protestaron, algunos incluso renunciaron por razones éticas, especialmente en Google, donde los trabajadores se manifestaron contra el Proyecto Dragonfly, el plan para crear un motor de búsqueda censurado para China, y el Proyecto Maven, una asociación con el Departamento de Defensa para crear IA que podrÃa usarse para ataques con drones.
Jack Poulson, un ex investigador de Google que renunció al Proyecto Dragonfly y ahora dirige una organización sin fines de lucro que promueve la responsabilidad de la industria tecnológica, consideró que los trabajadores y los académicos del sector deberÃan exigir una total transparencia sobre las implicaciones de derechos humanos ante cualquier proyecto que se les asigne.
“No es justo que sólo porque eres una empresa de tecnologÃa, contribuyas a la pérdida de vidasâ€, aseveró Poulson. “Como civil, tienes derecho a no contribuir a ningún sistema de armas ni a ninguna privación de derechos o seguridadâ€.
La declaración de Thiel fue enmarcada como una advertencia sobre China, pero implicaba que los trabajadores tecnológicos deberÃan servir al ejército de Estados Unidos, expuso Poulson.
Sin embargo, la ética tecnológica no se trata de vincularla con los intereses militares no controlados de uno u otro paÃs, agregó Frederick. “No es sólo de armas y drones y de una situación ofensiva. Es una batalla por cómo se usa esta tecnologÃa, para ayudar o dañar a las personasâ€, aseveró. “No vamos a utilizar el escaneo virtual para minorÃas especÃficas y grupos religiosos. Es necesario decir esoâ€.
Para Huang Yasheng, un profesor del MIT que dirige el Laboratorio de China de la escuela de negocios, la fusión civil-militar debe ser “tomada como un hecho†en China y tratada con las garantÃas adecuadas, pero no debe detener la actividad. La desconexión serÃa particularmente contraproducente en cuanto a la IA, consideró Huang, un sector en el cual China está tecnológicamente por delante de Estados Unidos.
“La forma de avanzar en la inteligencia artificial es hacer que los datos sean más grandes, lo cual requiere colaboración e intercambioâ€, señaló Huang, y agregó que involucrar a los cientÃficos chinos en las discusiones sobre ética es una estrategia positiva. “Quizás al final, decidamos separarnos. Es como un divorcio. ¿Vas a divorciarte después de algunas instancias de conflicto, o con algún paso intermedio primero?â€, se preguntó.
“Si los dos paÃses se separan, ese no es un futuro tecnológico bueno para la humanidad, porque permitirÃa a China hacer las cosas aún peor de lo que las hace ahora. DeberÃamos colaborar como una forma de influir pasivamente en su comportamientoâ€, remarcó.
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