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Informe: Sirvieron a Estados Unidos, pero les niegan la ciudadanía

McClatchy

A los inmigrantes que prestan servicio en las fuerzas armadas de los Estados Unidos se les niega la ciudadanía a una tasa más alta que a los civiles nacidos en el extranjero, según nuevos datos del gobierno que revelaron el impacto de las políticas de inmigración más estrictas de la administración Trump en los miembros del servicio militar.

Según los mismos datos, el número real de miembros en servicio que incluso solicitan la ciudadanía estadounidense también se desplomó desde que el presidente Donald Trump asumió el cargo, informó el Buró de Inmigración y Ciudadanía de Estados Unidos (USCIS) en sus estadísticas trimestrales de naturalización.

“EEUU tiene una larga tradición de inmigrantes que vienen al país y se presentan al servicio militar para tener una vía hacia la ciudadanía”, explicó el general mayor retirado del Ejército Paul Eaton, asesor principal del grupo activista de veteranos liberales VoteVets.org

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“Para tener este cambio de rumbo, en el que ocupan un segundo plano detrás de la población civil, me parece un giro extraño de los acontecimientos”.

De acuerdo con los datos más recientes de USCIS disponibles, la agencia rechazó 16,6% de las solicitudes militares para la ciudadanía, en comparación con una tasa de rechazo entre civiles del 11,2% en el primer trimestre del año fiscal 2019, un periodo que abarca desde octubre hasta diciembre de 2018.

Los datos del año fiscal 2019 son el octavo informe trimestral de tasas de naturalización militar desde que Trump asumió el cargo.

En seis de los últimos ocho informes, los civiles tuvieron una mayor tasa de aprobación para la ciudadanía que los solicitantes militares, revirtiendo la tendencia anterior.

Abogados de los miembros en servicio que buscan convertirse en ciudadanos dijeron que las nuevas políticas de inmigración militar anunciadas por la administración en 2017 y la retórica contra los inmigrantes en general de Trump son las culpables.

“Creo que las personas están desanimadas en este momento por el clima en torno a la inmigración”, señaló Elizabeth Ricci, una abogada que representa a los miembros del servicio militar inmigrantes. “Hablamos de un muro todo el tiempo, es un muro invisible”.

En general, el número de miembros en servicio que solicitan convertirse en ciudadanos naturalizados es solo una fracción de las solicitudes civiles, pero ambos grupos se han reducido en los últimos dos años.

En el primer trimestre de la administración de Trump, de enero a marzo de 2017, que es el segundo trimestre del año fiscal 2017, hubo tres mil 69 miembros de las fuerzas armadas nacidos en el extranjero que solicitaron convertirse en ciudadanos naturalizados.

En ese mismo trimestre, 286,892 civiles nacidos en el extranjero se postularon.

Durante el primer trimestre del año fiscal 2019, USCIS informó que recibió sólo 648 solicitudes de militares para la ciudadanía, una caída del 79%. A modo de comparación, la agencia recibió 189,410 solicitudes civiles, una descenso del 34%.

McClatchy solicitó repetidamente comentarios al Departamento de Defensa, pero no obtuvo respuesta.

Funcionarios de USCIS aclararon que la disminución en las solicitudes no se debe a ninguna acción por parte de su agencia, la cual procesa las solicitudes a medida que las recibe.

“La caída en las solicitudes de naturalización de militares probablemente sea atribuible en gran parte a la decisión del Departamento de Defensa de no renovar el programa de Incorporaciones Militares Vitales para el Interés Nacional (MAVNI) después de que expiró al final del año fiscal 2017”, determinó USCIS en un comunicado.

Los inmigrantes que desean unirse a las fuerzas militares de los EEUU se clasifican en tres categorías: residentes legales permanentes de Estados Unidos (conocidos comúnmente como titulares de “tarjetas verdes”).

Reclutas nacidos en el extranjero con habilidades médicas o lingüísticas clave que llegaron a los Estados Unidos con visas de estudiante, trabajo o asilo y se inscribieron a través de MAVNI.

Y los enlistados no inmigrantes de estatus especial, quienes son residentes de los Estados Federados de Micronesia, República de las Islas Marshall y Palau.

La administración de Trump anunció en 2017 cambios importantes en la forma en que el Pentágono vetaría y aprobaría a los reclutas nacidos en el extranjero y otros cambios generales en cuanto al momento en que un miembro del servicio militar calificaría para la naturalización.

El impacto se sintió en las tres categorías de reclutas, anunció la teniente coronel retirada de la Reserva del Ejército Margaret Stock, una abogada que se especializa en representar a soldados inmigrantes en su práctica privada.

Los enlistados inmigrantes anteriormente podían unirse a la capacitación básica una vez que se había iniciado una investigación de antecedentes y podían ser elegibles para comenzar a buscar la ciudadanía después de un día de servicio militar.

Bajo la nueva política, los reclutas no asisten a la capacitación básica hasta que se complete su investigación de antecedentes, y tienen que completar la capacitación básica y 180 días de servicio antes de poder obtener la ciudadanía.

En los meses siguientes, el Departamento de Defensa cerró las oficinas de naturalización en algunas de sus sedes de capacitación básica, citando la nueva política.

Otros cambios parecían de procedimiento, pero tuvieron un impacto profundo, como el cambio de que solo los oficiales de mayor rango (coronel o superior) estaban autorizados para firmar formularios clave de USCIS que verificaban que un enlistado había servido honorablemente.

Las firmas también tenían que ser originales, lo que lo hacía mucho más difícil para las tropas en áreas atípicas donde el coronel más cercano o el oficial de mayor rango podría estar a cientos de millas de distancia, relató Stock.

Las nuevas reglas tuvieron un efecto desalentador, dijeron abogados militares de inmigración. Los líderes de unidad que previamente habrían guiado el papeleo de naturalización para los miembros de su servicio, dejaron de hacerlo, comentaron los abogados.

“La gente les está diciendo: ‘espera hasta que llegues a tu primera unidad’. Cuando llegan a ella, se les dice: ‘no sabemos nada más de esto’”, expresó Stock.

La falta de orientación en las unidades para los soldados inmigrantes “es totalmente intencional”, criticó Ricci. “Es parte de esta cultura general del ‘No’”.

Las nuevas reglas han dejado a algunos reclutas esperando por años para servir.

El recluta del ejército Ajay Kumar Jaina, de 33 años, llegó a EEUU desde la India en 2012 con una visa H-1B para trabajar en Veritas Healthcare Solutions. Tiene una maestría en análisis farmacéutico y quería convertirse en un farmacéutico militar. En mayo de 2016 se enlistó en MAVNI. Ha estado en un patrón de espera desde entonces.

En los casi tres años que ha esperado para ir a la capacitación básica, se ha presentado para prestar servicio durante más de 20 fines de semana con la 445th Quartermaster Company en Trenton, Nueva Jersey.

Va a Nueva Jersey sabiendo que no podrá entrenar con el resto de la unidad porque aún no ha recibido una capacitación básica, ya que el Departamento de Defensa no ha completado su verificación de antecedentes.

Por lo tanto, sus actividades en la base se limitan a los roles de administración e inventario.

“Cuando me inscribí en el Ejército, en ese momento me informaron mi sede de entrenamiento básico. Me dijeron que en seis meses se verificarían mis antecedentes, y luego podría ir al entrenamiento básico y después (al entrenamiento individual avanzado), a partir de ahí podría solicitar la ciudadanía”, explicó Jaina.

Jaina dijo que todavía no se ha tomado ninguna decisión sobre su verificación de antecedentes. “¡Lo cual es realmente bueno!” expresó. “Puedo esperar, puedo mantener mis esperanzas en alto”.

La visa H-1B de Jaina expira el próximo mes y añadió que quizás tenga que regresar a la India para poder regresar a los Estados Unidos con una nueva visa mientras sigue esperando.

Eaton cuestionó por qué el Departamento de Defensa haría más difícil echar mano de los reclutas inmigrantes elegibles, particularmente a la luz de los desafíos de reclutamiento que enfrentan en general las fuerzas armadas.

“Solo el 25% de la población de EEUU es elegible para prestar servicio debido a problemas académicos, de salud o de comportamiento”, expuso Eaton.

El año pasado, el Ejército no alcanzó su meta de reclutamiento anual por más de 6,500 reclutas.

En una declaración, el Ejército no dijo si las políticas de inmigración habían afectado su capacidad de reclutamiento el año pasado.

“Nuestros líderes siguen confiando en que hemos sentado las bases para mejorar el reclutamiento para el Ejército mientras mantenemos un énfasis en la calidad sobre la cantidad”, concluyó el Ejército.

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