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Columna: La campaña de Trump ¿funcionará esta vez?

Pegantinas de voto.

Pegantinas de voto.

(ROBYN BECK / AFP/Getty Images)

No hace falta ser un ingeniero de la NASA para darse cuenta de que Donald Trump no parece interesado en basar su campaña presidencial en lo que podría darle la victoria: la economía del país, que por el momento sigue estando más o menos boyante, aunque con un poquito menos de velocidad que el año pasado.

Generalmente, un presidente que tiene el contexto de una buena economía, gana con cierta facilidad su reelección. Pero Donald Trump no es cualquier presidente y es probable que por eso mismo termine haciendo las cosas como solo las hace él. A veces le salen bien y a veces le salen mal. Estas últimas usualmente las esconde detrás de una montaña de mentiras, millones de dólares en préstamos o la bancarrota.

Trump tiene en mente temas más candentes como lema central de la contienda. Uno de ellos, hasta ahora el más prominente según parece, es la lucha contra el socialismo. No hace mucho que, en su discurso del estado de la Unión, Trump comparó al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela con los demócratas, un paralelo por demás absurdo, como muchas de las cosas extremas que Trump dice.

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Mi teoría personal es que Trump centrará su campaña en una especie de mccarthyismo moderno para asustar a los estadounidenses del llano con el espectro del socialismo. Eso sí, no será el único tema, también habrá mucha urgencia en torno a la amenaza de las caravanas migrantes, que es otro de sus temas favoritos.

Los estudiosos de la historia se acordarán del senador Joe McCarthy, cazador de socialistas que persiguió a medio mundo, incluyendo a casi todo Hollywood para tacharlos de rojos en plena guerra fría y la post guerra mundial de los años cincuenta.

Pero no estamos en la guerra fría. El red baiting como se le dice a la amenaza roja no tiene el mismo efecto hoy que ayer, aunque seguro que su base de votantes se lo tragará completito. ¿Funcionará con el resto de los votantes?

El tema del socialismo da mucho de que hablar porque ya desde hace una década los republicanos tachaban a Barack Obama de socialista. Lo que aquí quieren decir con socialista es que es muy liberal o que cree en el rol del gobierno en política nacional. Irónicamente, si no fuera porque es tan pero tan capitalista salvaje, Trump mismo podría ser caracterizado como socialista porque cree que el gobierno puede hacerlo todo a plumazos (al menos su gobierno).

En una reciente entrevista que le hice al autor y exanalista político de CNN Bill Schneider, una persona sumamente erudita desde todos los costados, este explicaba que la estrategia de Trump es la de distraer la atención de los votantes porque toda campaña de reelección es, esencialmente, un referendo sobre el presidente en funciones.

“La pregunta usual en estos casos es: ¿merece la reelección Donald Trump?”, dijo Schneider. El analista argumenta que el nivel de aprobación de Trump es tan bajo,socialism que a pesar de la buena economía, el propio presidente parece sentir la necesidad de asustar a la gente con los horrores que pueden ocurrir si él deja la Casa Blanca. Quizá por eso el otro día declaró, al mejor estilo de autoritarios en otras latitudes, que a él lo apoyan muchas personas de la policía, las fuerzas armadas y las pandillas de “motociclistas”, por lo que estos grupos podrían “ser muy malos” si tienen que llegar a hacerlo. Una vulgar amenaza que sería motivo de investigaciones y hasta destitución en otros presidentes. Pero Trump es como ningún otro.

El tema del socialismo es otro asunto. Según Schneider, el socialismo clásico —en el que el estado es dueño de los medios de producción y no hay propiedad privada— no es lo que los estadounidenses entienden por socialismo, particularmente los jóvenes y un sector demócrata que ve el socialismo como “justicia social”, protección y ampliación de programas sociales y otras medidas que no pretenden acabar con la propiedad privada.

El problema para Trump es que muchos votantes favorecen ideas que él considera socialistas. Por ejemplo, más impuestos a los ricos, ampliación de programas de salud, protección al seguro social: que el prometió pero que en la práctica ha abandonado.

“Si los demócratas son inteligentes, tomarán estas posturas populares sin llamarlas socialismo”, dijo el analista. A Trump le tocará entonces convencer a los votantes de que tener seguro médico o subirle los impuestos a él es lo mismo que socialismo.

Pilar Marrero es periodista independiente y colaboradora de Ethnic Media Services.

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