Agentes federales alertan a los jóvenes sobre el peligro de contrabandear fentanilo
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“Mamá... Mmmm, estoy en problemas”.
El delgado cuerpo del adolescente se inclina apesadumbrado, la voz de su madre se eleva con creciente ansiedad por el altavoz de su teléfono que está en una mesa frente a él dentro de una sala federal de interrogatorios.
La delincuencia organizada dedicada al tráfico de drogas está convirtiendo a los adolescentes de San Diego en sus mulas, al usarlos para contrabandear narcóticos fuertes a través de la frontera, como el mortal fentanilo, en una tendencia ascendente que resulta alarmante para las autoridades policiales.
“Espera... ¿Qué hiciste?”, vocifera su madre por el teléfono.
“Dile”, le indica al joven un agente no identificado en una grabación de video de un interrogatorio real, que ahora se reproduce para estudiantes de South Bay como una advertencia de las posibles consecuencias de prestarse para cruzar drogas ilegalmente.
“Es que, fui a México y traje drogas de regreso porque me iban a pagar por eso”.
La llamada telefónica termina con la madre en llanto, “¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cómo pudo pasar esto?”.
El adolescente sigue repitiendo “Lo siento mamá”.
En los últimos meses el Departamento de Investigaciones de Seguridad Nacional de Estados Unidos (HSI) arrestó a cuatro jóvenes por contrabandear narcóticos fuertes desde México.
“Hemos visto metanfetamina, heroína y fentanilo”, señaló David Shaw, agente especial de HSI al mando de esa oficina en San Diego. “Lo están atando directamente a su cuerpo sin empaquetarlo adecuadamente. Y con el fentanilo, una pequeña cantidad puede ser mortal”.
El año pasado agentes fronterizos arrestaron a siete menores que cruzaban por los puertos de entrada en el condado de San Diego contrabandeando fentanilo, una droga tan potente que una cantidad tan pequeña como unos cuantos granos de sal puede ser letal.
En el año fiscal 2018 se realizaron 71 arrestos de menores por tratar de contrabandear metanfetamina y en siete ocasiones por contrabando de heroína, según los datos de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP).
“Están abordando a los adolescentes porque pueden atraerlos un poco más fácilmente con artículos electrónicos o dinero”, explicó Shaw. “Les dicen por ejemplo: ’Cruza tres veces y obtienes un iPhone’”.
Indicó que las autoridades federales se han enfrentado con cierta resistencia por parte de algunas escuelas locales a las que se han acercado para brindar educación e información, debido a las preocupaciones por tener presencia dentro de la escuela de la policía que aplica la ley de inmigración.
HSI opera como parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), pero es una rama diferente que se ocupa solo de investigaciones de delitos graves, expresó Shaw. El área de Operaciones de Ejecución y Deportación de ICE es una división completamente diferente que lleva a cabo arrestos y deportaciones de inmigración.
En junio de 2018 la mayoría de los agentes especiales a cargo de la división de Investigaciones de Seguridad Nacional de ICE, incluyendo a Shaw, firmaron una carta para el Departamento de Seguridad Nacional diciendo que quieren desconcentrarse de ICE debido a que su papel es percibido como una política de inmigración civil.
Durante la administración de Trump las Operaciones de Ejecución y Deportación han ampliado su alcance más allá de la aplicación de la ley de inmigración hacia delincuentes graves y amenazas a la seguridad nacional. Las personas han sido arrestadas mientras estaban en hospitales, o mientras dejaban a sus hijos en la escuela o al momento de estar pagando multas de tránsito, haciendo que las comunidades latinas y de inmigrantes desconfíen aún más de la agencia.
Manny Rubio, portavoz del Distrito Sweetwater Union High School, comentó que al principio los funcionarios del distrito fueron cautelosos con este programa educativo para jóvenes que trata temas cruciales como los cárteles de la droga y el contrabando. Dijo que se tenía preocupación por el hecho de que hubiera oficiales de inmigración en el plantel escolar.
“Titubeamos porque queríamos asegurarnos de que estábamos protegiendo a los estudiantes y a sus padres”, comentó Rubio.
Rubio indicó que el distrito escolar trabajó con HSI, la Oficina del Fiscal Federal, la Administración de Control de Drogas y CBP y comenzó a permitir que las dependencias realizaran la presentación en las escuelas de Sweetwater el semestre pasado. Señaló que es un programa fuerte que tiene un impacto en los jóvenes.
“Al principio estábamos un poco inseguros, pero una vez que nos involucramos y vimos quiénes participaban, ha resultado algo muy bueno”, afirmó Rubio.
Shastity Urías, coordinadora de prevención y asistencia a la comunidad en la Oficina del Fiscal Federal, dijo que uno de los propósitos es contrarrestar las mentiras que los contrabandistas les dicen a los adolescentes, entre ellas que transportar las drogas es fácil y que los estudiantes no serán detenidos si son capturados.
Urías dijo que la información también es útil para padres y maestros, porque un contrabandista que trata de reclutar a un adolescente “es más probable que parezca un compañero común de clases que un miembro tatuado del cártel”.
Debido a que la meta del sistema de justicia juvenil es la rehabilitación y no el castigo, las sentencias para los menores convictos por narcotráfico pueden variar entre 90 y 480 días, informó Mary Loeb fiscal adjunta del distrito del condado de San Diego.
Añadió que el grupo trata de hacer que los adolescentes piensen en las consecuencias a largo plazo, como tener que revelar la información en ciertos tipos de solicitudes de empleo en el futuro y la decisión que afecta sus opciones universitarias.
Una condena podría incluso significar que toda la familia del menor pierda su elegibilidad para solicitar SENTRI.
A veces, los adolescentes no saben qué es lo que están contrabandeando o no se dan cuenta de que el fentanilo es muy mortal, señalaron los funcionarios federales.
“Se puede absorber a través de la piel e incluso lesionar a las personas que están alrededor de ellos en una fila si se transmite por aire”, indicó Shaw.
Linda Dere, la agente especial adjunta de HSI al frente de la oficina en San Diego quien trabajó en la frontera al principio de su carrera, dijo que ver a jóvenes de San Diego involucrados en el contrabando no es un fenómeno nuevo.
“En aquel tiempo solían contrabandear marihuana. Pero la parte que es más alarmante es que lo que están trayendo ahora se está volviendo más peligroso”, expresó Dere.
La presentación se realizó en algunas escuelas del Distrito Escolar Unificado de Sweetwater, donde las autoridades federales señalan que los estudiantes han sido abordados o arrestados por contrabando.
Se les ofrece asesoría a los estudiantes y se les da el número a una línea telefónica directa para pedir ayuda, así como una aplicación móvil donde pueden informar de manera anónima si alguien intentó reclutarlos y cómo obtener asistencia si alguien les pide contrabandear drogas.
A Shaw le gustaría ampliar el programa a 61 escuelas en todo el condado y en otros distritos.
Fry escribe para el U-T.
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