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Trabajar en San Diego y vivir en Tijuana: la realidad de los transfronterizos

American Bob Morris left his two bedroom apartment in the complex behind him, located in the Gabilondo section of Tijuana, just south of downtown Tijuana, for his daily commute to San Diego.
(John Gibbins / San Diego Union-Tribune)
SAN DIEGO UNION-TRIBUNE

Son las 9:30 a.m. de un viernes en Tijuana y Bob Morris está saliendo de su departamento en un edificio verde de dos pisos para comenzar su viaje diario hacia Estados Unidos.

El estadounidense de 66 años, vestido con traje negro, camisa azul, tenis Nike y una mochila pequeña, salta sobre charcos de lluvia de la noche anterior y entra al Nissan Versa manejado por un amigo.

Para llegar a su trabajo en San Diego, además del cruce internacional que debe hacer a pie, utiliza automóvil, trolley y un camión urbano. Todo eso le lleva en promedio una hora y 15 minutos; pero, la vez que Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) cerró la frontera para afrontar la caravana de migrantes a mediados de noviembre, este mismo viaje le tomó tres horas.

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Morris es uno de los muchos estadounidenses que viven en Baja California, pero conservan sus empleos en San Diego, lo que los obliga a cruzar la frontera casi a diario. Con la llegada de la caravana de migrantes la situación se ha tornado difícil para los viajeros transfronterizos debido a las demoras para el cruce, e incluso por los posibles cierres de toda la frontera con los que amenaza el presidente Donald Trump. Mientras que algunos han aceptado que los tiempos de traslado sean más largos, otros están reconsiderando si vale la pena hacer los viajes transfronterizos diariamente.

Es difícil saber el número exacto de los estadounidenses que viven en Tijuana porque están dispersos y son difíciles de ubicar, a diferencia de las comunidades más alejadas de expatriados que están en la costa, como en Playas de Rosarito por ejemplo.

Si bien el costo de vida es sustancialmente menor en Tijuana, vivir en el lado mexicano tiene también muchos obstáculos imprevistos.

Bob Morris sat on the trolley as it got ready to head north towards downtown from San Ysidro.
(John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

Morris comenta que si todo va bien puede llegar a su trabajo en una hora. Este traslado transfronterizo por lo general implica que su amigo Luis Torres lo deje en la frontera, a cambio de permitirle usar su auto en Tijuana todos los días, siempre y cuando lo lleve y traiga de la garita internacional y le ponga gasolina al auto. Luego camina hacia el cruce peatonal PedEast donde atraviesa el punto de control de CBP e ingresa a Estados Unidos, para enseguida abordar el trolley de San Diego. Viaja en el trolley hasta San Diego City College donde toma un camión hacia Balboa Park para el tramo final de su viaje.

Oriundo del condado de Orange, Morris decidió hace cuatro meses mudarse a la ciudad fronteriza después de años de trabajar allí como asesor de negocios. Sus motivos fueron el deseo de mejorar su español, hacer una prueba para ver si podía retirarse allí e introducirse en una cultura diferente.

“Estoy muy feliz de haberlo hecho. Me siento una persona más enriquecida debido a mis experiencias en ambos lados de la frontera”, señaló. “Es raro que uno tenga la oportunidad de vivir en otro país, mientras todos los días se trabaja en el país de origen”.

A diferencia de muchos trabajadores transfronterizos que enfrentan el cruce de la frontera en automóvil, Morris prefiere la ruta peatonal, que aunque implica caminar mucho más, puede resultar más rápido. Su solicitud para el pase rápido SENTRI, que son las siglas en inglés de Red Electrónica Segura para Inspección Rápida de Viajeros, todavía está en trámite; este pase permite un traslado más rápido en automóvil, pero todo depende del día que se trate para saber si cruzar en auto es más rápido que cruzar a pie.

Morris no quiso decir exactamente cuánto paga de renta, pero es probable que sea aproximadamente una cuarta parte de lo que pagaría en San Diego, especialmente porque su departamento tiene dos habitaciones y un balcón con vista a las dos torres del Grand Hotel Tijuana. Aunque también existen otros ahorros en los gastos.

“Puedo ir al estreno de una película en inglés en un cine realmente agradable por 3.50 dólares”, expresó. “Hay todo tipo de beneficios económicos, como volver a poner suelas a los zapatos por 20 dólares en lugar de gastar 60 dólares”.

Admitió que sus hijos estaban preocupados por su seguridad cuando se mudó a la ciudad, pero explica que mantiene un bajo perfil y se encuentra en un vecindario seguro cerca de la dinámica colonia Cacho. “Creo que en cualquier ciudad hay lugares a los que no deberías ir”, comentó.

Una diferencia en cultura

Para estadounidenses que tienen familia en ambos lados de la frontera no es raro vivir en Tijuana y trabajar en San Diego.

Erik Ocaranza de 43 años trató de hacer vida en San Diego por mucho tiempo, pero finalmente se mudó a Tijuana hace tres años. Nació en San Diego y creció viviendo en ambos lados de la frontera.

Durante siete años vivió en el área de Otay Ranch en Chula Vista, donde rentaba una casa grande con su esposa y dos hijos por alrededor de 2800 dólares al mes. Comentó que sin embargo su esposa al haber crecido en Tijuana se sintió algo desconectada.

“Ella extrañaba estar cerca de la familia, las tradiciones, la forma de vivir”, dijo.

Ocaranza explicó que ahora desde dónde vive solo le lleva una caminata rápida para estar con amigos o en una tienda, a diferencia de cuando vivía en San Diego donde sentía que tenía que ir manejando a todos lados. Un beneficio adicional fue el ahorro en gastos. Ahora renta una casa de tres habitaciones por 1400 dólares al mes.

Su traslado a través de la frontera suele ser bastante fácil, dado que tiene un pase SENTRI, el cual requiere ser aprobado por CBP. Dijo que en el mejor de los casos generalmente cruza la frontera alrededor de las 7:55 a.m. y llega a su trabajo como diseñador gráfico cerca del centro de San Diego a las 9 a.m.

Pero, todo eso cambió el día que debido a la crisis de los migrantes la garita de San Ysidro cerró. Ocaranza comentó que su jefe fue comprensivo esa ocasión, pero le dejó en claro que necesitaba encontrar la manera de llegar a tiempo al trabajo.

Aunque la familia está feliz en Tijuana, Ocaranza dijo que ahora está considerando rentar una habitación por unos días entre semana en San Diego o mudar a toda la familia nuevamente a Estados Unidos.

Para decir lo menos, está un poco frustrado con la caravana de migrantes, él cree que a muchos de ellos les contaron mentiras acerca de que iban a poder cruzar a Estados Unidos.

Tratando de dejar Tijuana

Norman Álvarez de 46 años viaja diariamente desde Tijuana a su trabajo en Mission Valley como ingeniero civil, pero tiene planes de comprar vivienda en Estados Unidos.

Se convirtió en un ciudadano estadounidense naturalizado en 2005, pero solo cuatro años después se encontró viviendo nuevamente en su natal México para ahorrar dinero. Álvarez ahora sale alrededor de las 4 a.m. para llegar a su trabajo en San Diego a las 6 a.m., pero dijo que viajar diariamente de un lado a otro de la frontera le está afectando realmente.

“El tiempo que me llevo en la carretera y el tráfico prefiero pasarlo con mi familia”, señaló.

Álvarez renta por 675 dólares al mes una pequeña casa de tres habitaciones de 1184 pies cuadrados cerca del estadio Caliente, donde juega el equipo de futbol Xolos de Tijuana. Antes de irse a Tijuana, estaba pagando una hipoteca de 1500 dólares mensuales en una casa en San Diego con su exesposa. Ahora, se volvió a casar y vive con su esposa y su hijo en México.

Su sueño es comprar una casa en Chula Vista o San Diego, en parte debido a su preocupación por la delincuencia en Tijuana, a pesar de que él mismo es la tercera generación que vive en la ciudad. Álvarez dijo que le encanta la diversidad de Tijuana, particularmente los inmigrantes rusos, canadienses, venezolanos y, recientemente, los refugiados haitianos que han comenzado a integrarse en la ciudad. Aunque, paradójicamente, la caravana de migrantes responsable del cierre de la frontera contribuyó parcialmente con su decisión de irse.

“No estaba para nada contento”, dijo Álvarez. “Esto afectó a mucha gente que conozco. Fueron muchos dolores de cabeza”, afirmó.

Cantidades

Los promotores más entusiastas de Tijuana insisten en que hay muchos estadounidenses viviendo en la ciudad, pero ¿de cuántos estamos hablando realmente?

El Departamento de Estado de Estados Unidos dice que más de un millón de ciudadanos estadounidenses viven en México, pero no hace un seguimiento de en qué ciudad o qué región. San Ysidro es el cruce fronterizo más transitado en el hemisferio occidental con aproximadamente 70 mil vehículos y 25 mil peatones trasladándose entre los dos países cada día.

Según estimaciones de la Cámara de Comercio Regional de San Diego, alrededor de un tercio de esos que llegan por auto o a pie vienen a empleos en San Diego. Incluso cuando se le pregunta a cada persona que cruza si va a trabajar y de dónde es, esa información nadie la está ingresando en una base de datos para un posible análisis económico.

No obstante, hacer un seguimiento de la cantidad de trabajadores de San Diego que se desplazan desde Tijuana podría ser cada vez más importante en los próximos años, en tanto el traslado transfronterizo siga siendo aproximadamente el mismo que en la actualidad. El presidente Trump había amenazado con cerrar permanentemente la frontera sur si el Congreso no aprueba la financiación de un muro fronterizo, pero la mayoría de los expertos dijeron que eso sería casi imposible de hacer.

Seth Kaplowitz, un profesor de finanzas en San Diego State University, opina que más sandieguinos se mudarán a Tijuana en el futuro a medida que aumenten los costos de la vivienda. Además, dijo que si se produce una recesión en los próximos años, podría ser una opción viable para los habitantes de San Diego que necesiten un lugar más barato para vivir.

“Hay mucha gente de San Diego que tiene un lugar en México y considero que no sería tan increíble que muchas más personas se muden, el dólar rinde mucho más allá”, afirmó.

Kaplowitz dijo que como maestro que no gana mucho, sería un buen candidato para mudarse a Tijuana. Comentó que muchos de sus estudiantes vienen de Tijuana y es algo que admira por el esfuerzo que se hace para obtener una preparación.

Si algunos estadounidenses decidieron vivir en Tijuana, hay ahorros sustanciales en términos de vivienda. Es difícil obtener un promedio de las rentas en Tijuana, pero The San Diego Union-Tribune determinó, por un análisis de las publicaciones que hay en línea, que la renta promedio es de alrededor de 500 dólares por mes para una unidad de una habitación, con mucha variación dependiendo de la zona.

Por ejemplo, un nuevo complejo que se abrió en 2016 llamado Aguascalientes 3917, tiene departamentos de dos habitaciones que van desde los mil dólares al mes. Eazy Living otro complejo nuevo que se inauguró en 2018 cobra 799 dólares al mes por una habitación y 1049 dólares por dos recámaras. Ambos complejos se encuentran en áreas de Tijuana donde hay más construcciones nuevas y cerca de la zona central de la ciudad.

No importa por dónde se vea, en México la vivienda está más barata que en su vecino del norte. La renta promedio en el condado de San Diego alcanzó un máximo histórico de 1960 dólares al mes en septiembre, informó MarketPointe Realty Advisors, agente local de bienes raíces.

Molnar escribe para el U-T.

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