Las aguas residuales de Tijuana podrían beneficiar a los viñedos de Baja California
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El plan de una compañía privada de tratar las aguas residuales de Tijuana y canalizarlas al Valle de Guadalupe en Baja California tiene como objetivo poner fin a la escasez de agua que enfrenta la popular región vitícola.
Se espera que la propuesta avance en los siguientes días, mientras que un grupo de inversionistas israelíes y mexicanos finaliza su contrato con el estado de Baja California para construir una planta de tratamiento de aguas residuales y un acueducto de 65 millas desde el sureste de Tijuana hasta el valle de Guadalupe.
La compañía, ODIS Asversa, se está prepara para invertir unos 77 millones de dólares en el proyecto que sería el primero en México en utilizar aguas residuales tratadas para regar viñedos.
El plan inicial es enviar diariamente unos 23 millones de galones de aguas residuales recolectadas y tratadas en Tijuana al Valle de Guadalupe, dijo Fabián Yañez, que supervisa las operaciones en América Latina de ODIS, una empresa israelí que se especializa en tratar aguas residuales y reutilizarlas para irrigación.
“Estamos en el proceso de papeleo, definimos el contrato, las reglas y condiciones”, dijo Germán Lizola, director de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT), en una entrevista reciente. “Esperamos que antes de que termine agosto, el documento esté listo para firmar”.
El volumen representa poco menos del 30 por ciento de los 82 millones de galones de aguas residuales producidos diariamente por Tijuana, una ciudad de más de 1.8 millones de habitantes, según CESPT.
La compañía compraría aguas residuales de CESPT, las trataría y las entregaría al valle de Guadalupe. El concepto ha existido durante años, pero no fue hasta enero cuando el gobierno estatal presentó el proyecto para recibir ofertas y en abril seleccionó a ODIS para construirlo.
El proyecto surge cuando el acuífero que suministra agua a los viñedos del valle de Guadalupe ha sido sobreexplotado y los productores han estado buscando un nuevo suministro.
“Hemos llegado a una situación crítica con el problema del agua”, dijo Hans Backhoff, propietario de la bodega Monte Xanic, a principios de agosto en Ensenada en un foro sobre agua en el valle de Guadalupe organizado por la Universidad Autónoma de Baja California.
Pero algunos viticultores siguen siendo cautelosos con el proyecto, por temor a que la gran cantidad de agua sin los controles adecuados pueda cambiar el sabor rural del valle. “No quieres crear Las Vegas en el valle de Guadalupe, no quieres crear Disneylandia”, dijo Natalia Badan, propietaria de la bodega Mogor-Badan. “Esto podría ser un gran éxito o un fracaso enorme”.
El valle de Guadalupe difícilmente sería la primera región vitivinícola en utilizar aguas residuales irrigadas en sus viñedos. En California, el valle de Napa lo ha hecho por más de dos décadas, dijo Tim Healy, gerente general del Distrito de Saneamiento de Napa, bajo un ritmo de aproximadamente 1 millón de galones de agua por día tratados a nivel terciario.
“Es un buen uso del agua”, dijo Healy. “Tomar nuestra agua y tratarla y ponerla en un río y que se vaya es una terrible pérdida de recursos”.
Yáñez dijo que el agua entregada al valle de Guadalupe sería tratada a un nivel “un poco más alto” que el usado en Napa. El tratamiento involucraría “métodos de mucha innovación tecnológica patentados en Israel”, dijo, y “sería mucho más avanzado que el nivel terciario”.
Los inversionistas israelíes y mexicanos de ODIS Asversa financiarían el 40 por ciento del proyecto y el resto se financiaría con préstamos del Banco Hipoalim de Israel y del Bancomer de México, dijo Yáñez.
“Estamos trabajando a toda velocidad con todo”, dijo, dando prioridad a un contrato “que es 100 por ciento bancable para que podamos obtener el financiamiento”, dijo.
Yáñez dijo que los términos del acuerdo aún están siendo definidos. Bajo un escenario, ODIS tomaría el efluente tratado de dos plantas de Tijuana, La Morita y Arturo Herrera —unos 10 millones de galones por día— y extraerá el resto de su suministro de las entregas de aguas residuales no tratadas en el sistema de Tijuana, que se canalizarían a una planta construida por ODIS en el mismo sitio de ubicación oriental de Tijuana que la planta La Morita.
Pero Yáñez dijo que también está considerando la posibilidad de tomar 23 millones de galones de aguas residuales no tratadas. “Para el martes o el miércoles, deberíamos tenerlo definido”, dijo.
El proyecto surge más de una década después de que una compañía estadounidense, Bajagua, fallara en su intento de construir una planta de tratamiento en México con 170 millones de dólares en fondos del gobierno de Estados Unidos, con el objetivo de vender hasta 59 millones de galones por día de agua recuperada. La propuesta, que generó controversia al norte de la frontera, finalmente no se concretó cuando la Comisión Internacional de Límites y Aguas decidió renovar su planta San Ysidro, que trata 25 millones de galones de aguas residuales de Tijuana por día.
El proyecto del valle de Guadalupe se produce cuando el problema de las aguas residuales de Tijuana ha estado en el punto de mira en medio de la creciente protesta en el condado de San Diego por los flujos transfronterizos contaminados por aguas residuales que obligan al cierre de playas cerca de la frontera.
“La diferencia entre esto y el proyecto Bajagua es que se trata de financiamiento del sector privado, y no le va a costar dinero a los contribuyentes”, dijo el alcalde de Imperial Beach, Serge Dedina, quien fue uno de los opositores más acérrimos de Bajagua. “Finalmente puedes monetizar las aguas residuales, y hay un incentivo para no arrojarlas al océano”.
Imperial Beach ha unido fuerzas con Chula Vista y el Puerto de San Diego en una demanda federal que alega que la Comisión Internacional de Límites y Aguas no ha hecho lo suficiente para evitar la contaminación transfronteriza de aguas residuales.
No está claro hasta qué punto el actual esfuerzo de reciclaje privado podría aliviar la contaminación transfronteriza. Pero Lizola de CESPT dijo que terminaría el flujo de efluentes tratados de las plantas de La Morita y Arturo Herrera que ahora se descargan en el canal del río Tijuana y se liberan en el océano Pacífico al sur de la frontera.
Yáñez espera que una vez que se firme el contrato, tomará hasta 60 días asegurar los préstamos y comenzar la construcción. La construcción tomaría cerca de 18 meses, y sin mayores obstáculos, espera que el proyecto se complete a principios de 2020.
Dibble escribe para el U-T.
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