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Llega al Supremo de EEUU la lucha por cuadro del Thyssen robado por los nazis

EFE

El Tribunal Supremo se reunió hoy para decidir si admite a trámite el caso que enfrenta a la familia de los Cassier y al museo español Thyssen-Bornemisza por un cuadro del pintor francés Camille Pissarro que fue expoliado por los nazis y forma parte de esa pinacoteca de Madrid.

Los nueve jueces del Supremo podrían pronunciarse como pronto el lunes, aunque la decisión podría prolongarse semanas y llegar como tarde en junio, cuando concluye el periodo judicial.

Si aceptan el caso, los magistrados deberán examinar un fallo del Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito, con sede en San Francisco, que en diciembre de 2017 rechazó un recurso del Thyssen y reafirmó la decisión que había tomado anteriormente para que los Cassier pudieran reclamar el lienzo por la vía judicial.

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En concreto, lo que tendría que decidir el Supremo no es si el cuadro pertenece al Thyssen o a los Cassier, sino si el tribunal de apelaciones otorgó la “debida deferencia” a un documento que presentó el Gobierno español para apoyar al museo e indicar a los jueces de EE.UU. cómo deben interpretar el derecho español.

“La posición de la Fundación (Thyssen) es que el Noveno Circuito no otorgó el nivel básico de deferencia al que tiene derecho el Reino de España”, afirmó en declaraciones a Efe Sarah Erickson Andre, la abogada que representa a la pinacoteca ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos.

En cuestión está la interpretación del concepto de “usurpación” o “prescripción adquisitiva” del derecho civil español, que establece que si alguien adquiere de buena fe un bien, como un cuadro, se convierte en su dueño en tres años y, si lo hace con mala intención, pasa a ser su titular en seis años.

El museo afirma que el plazo para reclamar el cuadro ha concluido en cualquier caso, puesto que el Estado español lo adquirió en 1993 como parte de la colección del barón Heinrich Thyssen-Bornemisza.

Pero, los Cassiers, a los que se unieron la Comunidad Judía de Madrid y la Federación de Comunidades Judías de España, defienden que el código civil español también establece que aquellos que han robado un bien o han encubierto un robo no pueden convertirse en los propietarios de ese bien hasta que haya prescrito el crimen.

Es decir, que si el museo Thyssen “sabía o debía haber sabido” que el cuadro era robado cuando lo adquirió, entonces la familia Cassier aún está en plazo para reclamar el cuadro, según explicó a Efe el abogado Bernardo M. Cremades, que representa a la Comunidad Judía de Madrid y la Federación de Comunidades Judías de España.

El cuadro en cuestión es el “Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia” que Pissarro, uno de los fundadores del movimiento impresionista, pintó en París desde la venta de su hotel en 1897.

El lienzo perteneció a la familia Cassier hasta 1939, cuando Lily Cassier se vio forzada a venderlo para conseguir unos visados que le permitieran a ella y a su marido huir de la Alemania nazi.

Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1951, el cuadro llegó a EE.UU. y pasó por la mano de varios vendedores de arte hasta que en 1976 acabó en la galería del coleccionista Stephen Hahn.

El barón Heinrich Thyssen-Bornemisza, reconocido coleccionista de arte, compró el cuadro en noviembre de 1976 y lo llevó a Suiza para incluirlo en su colección privada de 775 obras de arte, que fue alquilada en 1988 y luego, cinco años más tarde, vendida al Gobierno español.

En diciembre de 1999 el nieto de Lily Cassier, Claude Cassirer, descubrió que el cuadro de su familia estaba expuesto en el museo Thyssen, intentó en 2001 reclamar la pintura en España y, como no tuvo éxito, acabó llevando el caso a las cortes del estado de California, donde reside.

Cassirer falleció en septiembre de 2010 a los 89 años, y ahora son sus hijos, David y Ava Cassier, los que han decidido mantener vivo el litigio.

En declaraciones a Efe, David Cassier describe el proceso como “una larga lucha” y expresa una enorme frustración con el Gobierno español que, a su juicio, “ha hecho todo lo posible para dificultar y retrasar el regreso legítimo de la pintura familiar robada por los nazis”.

Para Cassier, hay diferentes hechos que demuestran que el barón Thyssen-Bornemisza sabía que la pintura formaba parte del expolio nazi cuando la compró en 1976 y cita, por ejemplo, el sello de la galería de arte de su familia que aún aparece en la parte posterior del cuadro.

El museo, sin embargo, ha defendido en varias ocasiones que adquirió la obra de buena fe y ha consolidado su propiedad.

Si el Tribunal Supremo decide no admitir a trámite el caso, entonces se iniciaría el proceso en primera instancia para decidir quién es el propietario legítimo del cuadro.

Cada año llegan a la máxima corte de EE.UU. entre 7.000 y 8.000 peticiones, de las que solo unas 180 se admiten a trámite.

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