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Envalentonados inmigrantes salen a marchar, pero la verdad, dicen: ‘Estamos asustados’

Catorce años después de llegar a Estados Unidos, Marcos Morales salió a defender su lugar en el país. Su nacionalidad la presumió con una camiseta de la Selección mexicana de futbol.

Era uno de los 2 mil manifestantes que se reunieron en una glorieta de la capital estadounidense para marchar hacia la Casa Blanca contra el endurecimiento de políticas migratorias en la Administración del Presidente estadounidense, Donald Trump.

“Toda la comunidad está asustada”, señaló el originario de Tehuacán, Puebla.

Las cifras apoyan su miedo. Según The Washington Post, las deportaciones aumentaron en 32 por ciento en los últimos meses.

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Según Trump -quien hizo de la lucha contra los indocumentados un tema central de su campaña presidencial-, los criminales con delitos serios son la prioridad, pero según datos parciales del Departamento de Seguridad Interna alrededor de la mitad de los deportados desde que comenzó su Administración sólo cometieron faltas menores.

Trabajador de la construcción en la zona suburbana de Washington, DC, Morales decidió no laborar para enviar un mensaje que, según él, ha queda olvidado en el actual debate sobre qué hacer con los 11 millones de indocumentados: son vitales para la economía del país.

“Nosotros no venimos a quitarles el trabajo a nadie. Simplemente venimos a hacer el trabajo que ellos no quieren hacer”, aseguró.

Organizada por el grupo Casa de Maryland y el sindicato SEIU, la movilización en la capital incluyó un mitin donde participaron desde congresistas de la minoría demócrata en el Congreso hasta ministros de diversas congregaciones, e incluso un títere gigante que asemejaba a Trump.

En plena jornada laboral en Estados Unidos -a pesar que internacionalmente se conmemora el Día Internacional del Trabajo- las actividades en pro de los derechos de los indocumentados tuvieron resultados mixtos.

La organización Voces de La Frontera de Milwaukee, Wisconsin, señaló que en esa ciudad se reunieron autobuses de 11 ciudades a lo largo del Estado. Además, 160 negocios fueron cerrados en solidaridad, y 488 maestros no acudieron a trabajar.

Por el contrario, el diario Los Angeles Times reportó en esa ciudad una asistencia de 15 mil personas, cuando en 2006 reunió a millones.

Según medios locales, los únicos incidentes graves que se reportaron en las marchas ocurrieron en Portland, donde la Policía arrestó a 4 personas, y en Oakland, donde las autoridades detuvieron a 3 manifestantes se encadenaron a un edificio público.

En las manifestaciones hubo quien, con sus papeles en regla, marchó sólo por solidaridad.

“Yo tengo documentos, pero no me importa. Yo sigo apoyando a los hermanos”, comentó Francisco Vázquez, trabajador de limpieza en la capital e inmigrante originario de El Salvador.

“Últimamente se están deportando a bastantes hermanos”.

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